El juez Guzm¨¢n denuncia la existencia de una trama que exhuma los cuerpos de desaparecidos
Despu¨¦s de dos a?os de investigaci¨®n del caso Pinochet, el juez chileno Juan Guzm¨¢n, que ha dedicado buena parte de su tiempo a hurgar en busca de los restos de los detenidos desaparecidos en la dictadura, lleg¨® a una siniestra conclusi¨®n digna de un argumento de Stephen King: los autores de los cr¨ªmenes no s¨®lo han ocultado el paradero de los cuerpos a los parientes de las v¨ªctimas durante m¨¢s de un cuarto de siglo, sino que en muchos casos hubo brigadas especializadas que exhumaron los pocos huesos que quedaban para llev¨¢rselos con un destino que ahora s¨ª ser¨ªa desconocido.
Guzm¨¢n pudo comprobar la existencia de estos desenterradores de Pinochet en estos d¨ªas mientras 22 colegas suyos de la Corte de Apelaciones de Santiago escuchaban los alegatos para despojar de su fuero de senador al anciano general. En las cercan¨ªas de Putre, unos 2.000 kil¨®metros al norte de la capital, el juez buscaba los restos de dos reclutas que hac¨ªan la mili en el Regimiento de Coraceros en octubre de 1974, detenidos despu¨¦s de desertar y desde entonces desaparecidos. Ten¨ªa un dato firme de d¨®nde estaban sepultados clandestinamente Sergio Pantoja y Juan Pe?a, dos v¨ªctimas m¨¢s de la dictadura que no eran militantes de los partidos de izquierda, cuenta el abogado Nelson Caucoto, que ma?ana, martes, presentar¨¢ una querella por el caso, la n¨²mero 95 que acumular¨¢ en su contra Pinochet. Pero despu¨¦s de dos d¨ªas de excavaciones, Guzm¨¢n se encontr¨® con la evidencia de que gran parte de los restos fueron sacados del lugar. S¨®lo pudo ubicar, cont¨®, "una mano, dos costillas, parte de una columna y parte de un cr¨¢neo", que envi¨® a examinar y los t¨¦cnicos del Servicio M¨¦dico Legal (forenses) constataron que los cad¨¢veres hab¨ªan sido removidos y calcinados.
Molesto, el magistrado coment¨®: "Nos parece raro que en nuestra b¨²squeda siempre encontramos tierra removida". E hizo p¨²blica su denuncia de que, "al parecer, hay un grupo especializado a lo largo del pa¨ªs dispuesto a entorpecer nuestras diligencias".
Quienes investigan las violaciones a los derechos humanos cometidas en la dictadura tienen certeza de la existencia de estos grupos de desenterradores macabros que retiran restos inhumados en secreto para destruirlos o llev¨¢rselos a un lugar que nunca pueda ser encontrado. Creen que lo hicieron en los a?os ochenta, pero que estas acciones prosiguieron en menor medida despu¨¦s, en los noventa, bajo los gobiernos democr¨¢ticos.
Hugo Guti¨¦rrez, uno de los abogados querellantes que alegaron en la corte contra Pinochet, sosten¨ªa ayer en una entrevista en el diario La Naci¨®n que, despu¨¦s de iniciada la transici¨®n, "las Fuerzas Armadas siguieron comprometidas en las violaciones de los derechos humanos; tanto es as¨ª, que, sabiendo el paradero de detenidos desaparecidos, los sacaron de los lugares conocidos por ellos y los hicieron desaparecer".
Caucoto dice que la informaci¨®n apunta al interior del Ej¨¦rcito. ?l recibi¨® el testimonio de un miembro de una brigada llevada a buscar y remover osamentas que no sab¨ªa a qui¨¦n pertenec¨ªan ni por qu¨¦ lo hac¨ªan. "Cuando desenterraban los restos, era otro el grupo que determinaba el destino de ¨¦stos. Fue un plan, una operaci¨®n en que se hizo un trabajo compartimentado, en que cada grupo no sab¨ªa qu¨¦ hac¨ªa el otro". Sostiene el abogado que detr¨¢s hubo una voluntad de borrar huellas de los cr¨ªmenes, y se refiere a los hechos como "la resaca", consistente en hacer desaparecer de nuevo a quienes ya estaban desaparecidos.
A una de las abogadas que alegaron contra Pinochet en la corte, Carmen Hertz, la denuncia de Guzm¨¢n le es conocida. Con los cuerpos de las 26 v¨ªctimas de la ciudad de Calama de la Caravana de la muerte, la comitiva militar enviada por Pinochet en 1973 que asesin¨® a 75 prisioneros, sucedi¨® algo parecido. Despu¨¦s de varias b¨²squedas infructuosas en la soledad del desierto que reina en esta zona, encontraron una fosa con restos que se dejaron olvidados quienes hab¨ªan retirado previamente los cuerpos de ese lugar.
La paradoja es que mientras estos cuerpos no aparezcan, de acuerdo a la reinterpretaci¨®n de la Ley de Amnist¨ªa que hizo la Corte Suprema, el delito cometido es un secuestro calificado de car¨¢cter permanente, porque se sigue cometiendo, y por el cual se intenta ahora juzgar ahora a Pinochet y a los integrantes de la Caravana de la muerte.
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