El Papa advierte sobre los riesgos de la globalizaci¨®n en un acto respaldado por los sindicatos italianos
El Papa Juan Pablo II fue ayer protagonista absoluto de la fiesta del trabajo en Italia, que reuni¨® en Tor Vergata, en las afueras de Roma, a una multitud de 600.000 personas a lo largo de la jornada. Aprovechando la festividad, el Vaticano hab¨ªa programado el Jubileo de los Trabajadores al que se adhirieron sin mayores problemas las tres grandes confederaciones sindicales italianas, la CGIL (de matriz comunista en el pasado), la CSIL, pr¨®xima a los socialistas y la UIL, que representa a los trabajadores cat¨®licos. Por la tarde, en el mismo lugar, se celebr¨® un gran concierto con actuaciones de Lou Reed y Alanis Morissette.Por una vez, en lugar de los discursos de los l¨ªderes sindicales, fue el Papa, con una homil¨ªa de fuerte contenido social, el que domin¨® el escenario. En su intervenci¨®n, tras la misa concelebrada con 70 obispos y cardenales, Juan Pablo II aprovech¨® su homil¨ªa para reclamar tambi¨¦n que sean remediadas "las situaciones de injusticia, salvaguardando la cultura propia de cada pueblo y los diferentes modelos de desarrollo", en clara alusi¨®n a los riesgos de la globalizaci¨®n que ha transformado la econom¨ªa mundial.
"El trabajo", dijo el Pont¨ªfice, "adem¨¢s de ser una estructura que sostiene a la sociedad", es "un terreno en el que se verifica la elecci¨®n de valores y de civilizaci¨®n". Al despedirse, Karol Wojtyla volvi¨® a pedir la cancelaci¨®n de la deuda de los pa¨ªses pobres.
La fusi¨®n de las dos celebraciones, laica y religiosa, en una sola provoc¨® en Italia considerable pol¨¦mica en los sectores de la izquierda radical y entre algunos intelectuales, que acusaron a los sindicatos de haber renunciado a una fiesta propia.
El l¨ªder del Partido de Refundaci¨®n Comunista (PRC), Fausto Bertinotti, que ha elogiado a Wojtyla en numerosas ocasiones, consider¨® "muy grave la renuncia de los sindicatos a protagonizar la fiesta del trabajo". El l¨ªder de la CGIL, Sergio Cofferati, defendi¨® la decisi¨®n en funci¨®n de la "libertad" que debe presidir esta festividad. "Hemos actuado con el respeto debido", ya que, a su juicio, muchos trabajadores son cat¨®licos y seguramente deseaban celebrar el Jubileo con el Papa. Igualmente satisfechos, el primer ministro, Giuliano Amato, que acudi¨® a Tor Vergata, donde mantuvo un breve encuentro con Wojtyla, y el gobernador de la Banca de Italia, Antonio Fazio. Ambos coincidieron en elogiar el discurso del Papa, aut¨¦ntico broche de oro de la jornada dedicada a reforzar la petici¨®n de que se cancele la deuda a los pa¨ªses pobres.
Los sindicatos de base (Cobas) optaron por celebrar una fiesta propia en la Plaza Navona, que mantuvo el esquema tradicional de m¨ªtin y festival de m¨²sica. Aun as¨ª, la asistencia fue de apenas 3.000 personas, pese a las previsiones de 50.000.
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