San Mill¨¢n

Hace m¨¢s de quince a?os visit¨¦ por primera vez el monasterio de San Mill¨¢n de la Cogolla y debo decir que la belleza de todo aquel lugar me produjo una magn¨ªfica impresi¨®n. La vista sobre el propio monasterio y el paisaje circundante desde la pr¨®xima iglesia moz¨¢rabe de Suso era realmente espl¨¦ndida; de todo aquello guardo un grat¨ªsimo recuerdo y algunas buenas fotos.En pasadas fechas he tenido ocasi¨®n de volver al lugar y no he podido reprimir un sentimiento de indignaci¨®n, a la vez que de tristeza, al ver c¨®mo todo el conjunto ha sido degradado hasta l¨ªmites absurdos al permitirse la construcci¨®n de algunos mesones, restaurantes y bares, colindantes con tan singular edificio, "cuna de dos lenguas"...

Ignoro en que ¨¦poca, bajo qu¨¦ circunstancia, qui¨¦nes eran la autoridades pol¨ªticas que lo permitieron, a qu¨¦ partidos o grupos pertenec¨ªan. Para remate, autorizaron tambi¨¦n una innecesaria y mal proyectada carretera que, por lo pr¨®xima y elevada, no a?ade sino desolaci¨®n y fealdad.

A veces se piensa que estas

cosas s¨®lo ocurren en costas y playas sobrecargadas de intereses tur¨ªsticos, con el consiguiente da?o irreparable al paisaje, pero, al menos, donde no hay monumentos hist¨®ricos y art¨ªsticos que proteger. Pues no, cualquier autoridad, elegida para ocupar un cargo p¨²blico y, por tanto, al servicio de los ciudadanos y del bien com¨²n, puede, en cualquier momento, y de la manera m¨¢s impune, arrasar con todo lo que la naturaleza y el arte han hecho en el transcurso del tiempo.- .