Tributo a la pericia
Madrid rinde homenaje este mes al mallorqu¨ªn Bartolom¨¦ Sureda, pintor, artesano, grabador, ingeniero y tecn¨®logo impar, de los de mayor proyecci¨®n de entre los espa?oles ilustrados. El Museo Municipal, sito en la calle de Fuencarral, le ha consagrado una exposici¨®n concebida por Isabel Tuda. Hasta fines de mayo cabe ver el retablo de una ¨¦poca pionera de la tecnolog¨ªa, la artesan¨ªa y el arte nuevo de Espa?a, a trav¨¦s de la vida de este mallorqu¨ªn universalizado en un retrato ¨²nico por Francisco de Goya, a quien Sureda ense?¨® el arte del grabado.Su historia fue la de una vida intensamente vivida entre 1769 y 1851 en su Palma natal, m¨¢s Londres, Par¨ªs y Madrid. Entonces, la obsesi¨®n por la fe comenzaba a dar paso a la esperanza en la raz¨®n que, emancipada de tinieblas y ataduras, fue aplicada a la transformaci¨®n de las cosas. La revoluci¨®n se abri¨® paso desde Francia. Y el mundo europeo se hizo otro. El conocimiento y la riqueza fueron repartidos. Sobrevinieron cambios de gran alcance. Para lograrlos fue imprescindible el concurso de hombres emprendedores irrepetibles. Sureda fue uno de ellos.
Naci¨® en una familia de carpinteros. Gracias al empuje de la Ilustraci¨®n llevado a Baleares por la Sociedad Econ¨®mica Mallorquina de Amigos del Pa¨ªs y por el obispo Antonio Despuig, entre otros, fue creada en Palma una escuela de Artes. Bartolom¨¦ estudi¨® all¨ª pintura, dibujo y grabado. Su pasi¨®n comenz¨® a ser, ya desde entonces, la cer¨¢mica.
Con el ingeniero Agust¨ªn de Betancurt, que descubri¨® en el joven Sureda talento, viaj¨® a Inglaterra, donde permaneci¨® entre 1793 y 1796. Qued¨® fascinado por las porcelanas Wedgewood, con sus p¨¢tinas mates de azul cobalto de relieves cl¨¢sicos tallados. Aqu¨¦llos fueron los a?os de su inmersi¨®n en la practicidad brit¨¢nica, la ideaci¨®n y el dise?o de m¨¢quinas. Al poco viaj¨® a Francia. Desarroll¨® entre 1800 y 1803 su aprendizaje de la cer¨¢mica y comenz¨® a aplicar sus conocimientos de tecnolog¨ªa. En S¨¨vres, junto al qu¨ªmico Brongniart, averigu¨® la pujanza de la industria naciente. Su ingenio comienza a desplegarse en una serie de invenciones: telares de hilados, devanadoras simult¨¢neas de madejas, hornos..., mientras prosigue sus experimentos de cer¨¢mica, con estampaciones de panes de oro a base de miel. Ya en Madrid, dirige la Real F¨¢brica de Porcelanas del Buen Retiro. Generaliza el reciente hallazgo de la porcelana dura, o china, que estandariza luego. Imperceptiblemente, Sureda transita por la frontera que surca desde entonces la linde entre el arte y la artesan¨ªa. Regenta las Reales F¨¢bricas de Cristal de La Granja y de Pa?os de Guadalajara. Aprende la nueva calcograf¨ªa; en el exilio bordel¨¦s ense?a a Goya el arte del grabado y, jubilado, da su saber a cientos de alumnos. Cuadros, grabados, porcelanas, vidrio, dise?os... Todo recibi¨® la maestr¨ªa de su mano y el aliento c¨¢lido de su inteligencia.
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