El Museo Balenciaga reunir¨¢ en Getaria 400 trajes del maestro del volumen y la sobriedad Una c¨¢tedra y un premio internacional de moda mantendr¨¢n vivo el legado del modista
El dominio de los vol¨²menes, la sobriedad y la audacia innovadora han quedado asociados a Crist¨®bal Balenciaga (Getaria, Guip¨²zcoa, 1895,-J¨¢vea, Alicante, 1972) en la moda del siglo XX. La Fundaci¨®n Balenciaga, presidida por el modista franc¨¦s Hubert de Givenchy, se ha propuesto mantener vivo ese legado con la construcci¨®n de un museo en su pueblo natal, que reunir¨¢ un millar de piezas, entre ellas 400 trajes de alta costura. "Es la mejor forma de rendir tributo mundial al indiscutible maestro de la forma, el hilo y el tejido", dijo ayer Givenchy en Getaria.
Givenchy presidi¨® ayer la presentaci¨®n oficial de los proyectos para honrar la memoria de un hombre que "se dedic¨® al noble oficio de resaltar mediante la construcci¨®n de vestidos el cuerpo de la mujer, la mejor obra de Dios". De su amigo y colega Balenciaga, Givenchy afirma que "siempre fue 100, nunca 99".Con Givenchy al frente, y los Reyes en la presidencia de honor, la Fundaci¨®n Balenciaga quiere construir un museo en Getaria y completar la exposici¨®n de sus creaciones de alta costura, con un gran centro de documentaci¨®n sobre la figura del modista. Pero antes de su plena entrada en funcionamiento, dentro de tres a?os, sus promotores quieren crear una c¨¢tedra de dise?o y alta costura y convocar un premio internacional de moda que llevar¨¢n el nombre de Crist¨®bal Balenciaga.
La fundaci¨®n est¨¢ estudiando con la Administraci¨®n educativa el rango universitario y el valor acad¨¦mico de la c¨¢tedra, para la que se propone un modelo flexible y abierto a la colaboraci¨®n de profesionales del sector. El secretario general de la fundaci¨®n, el abogado Manuel Cabrera, asegur¨® que ser¨¢n ambiciosos en la entrega del galard¨®n. "Ser¨¢ un premio de car¨¢cter oficial, con apoyo de los ministerios de Cultura y Tecnolog¨ªa", dijo.
El palacete Aldamar, un edificio pintado de rojo ingl¨¦s que desde un alto domina el casco urbano de Getaria, ya est¨¢ en obras para albergar el Museo Balenciaga. Ser¨¢ la vuelta del modista a la casa de la marquesa de Casa Torre, su primera clienta y la mecenas que impuls¨® su formaci¨®n.
El proyecto, elaborado por el arquitecto Juli¨¢n Argilagos, prev¨¦ destinar m¨¢s de 1.200 metros cuadrados a salas de exposici¨®n, en las que se mostrar¨¢n trajes, complementos, bisuter¨ªa y las l¨ªneas de perfumes creadas por Balenciaga. En otros 3.000 metros cuadrados se distribuir¨¢n las instalaciones de la c¨¢tedra, el archivo y otros espacios para actos culturales.
La primera fase del museo, la rehabilitaci¨®n del palacete, estar¨¢ lista en enero del pr¨®ximo a?o. Entonces comenzar¨¢ la construcci¨®n de un edificio anejo de paredes acristaladas, que en su interior albergar¨¢ varios contenedores opacos, unidos por pasarelas.
La construcci¨®n del Museo Balenciaga necesita 900 millones de pesetas. La fundaci¨®n ha cerrado ya con las instituciones los compromisos para financiarlo. El Ayuntamiento de Getaria ha aportado el edificio -cedido por la familia propietaria, los padres de la reina Fabiola de B¨¦lgica- y la mitad del presupuesto proceder¨¢ del Ministerio de Cultura. El resto se repartir¨¢ a partes iguales entre el Gobierno vasco y la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa.
Dise?adores de moda de tres generaciones avalaron con su presencia en Getaria el proyecto. Creadores de estilos dispares como Elio Berhanyer, Paco Rabanne, Jes¨²s del Pozo y Javier Larrainzar coincidieron en reconocer en Balenciaga a un maestro. "Fue arquitecto y escultor", declar¨® Berhanyer.
La villa natal de Balenciaga ya cuenta con una peque?a exposici¨®n permanente de 20 trajes de Balenciaga, la mayor parte cedidos por Givenchy. Pese a ser una corta muestra de su trabajo, el recorrido de la exposici¨®n es un buen resumen de la maestr¨ªa en el manejo de los vol¨²menes, la riqueza de los materiales y la sobriedad de l¨ªneas que consagraron al couturier. Rodeado de los vestidos de Balenciaga, en la penumbra para evitar que la luz da?e las telas, Del Pozo estaba ayer fascinado por la contemporaneidad de los dise?os. "Tendr¨ªa que ponerme de rodillas ante estos trajes", dijo.
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