El tribunal reduce la pena al 'camello' por "una atenuante extraordinaria"
"La gente no se juega la vida sin una causa especialmente grave"
"Los que vienen [a Espa?a] con la droga en el intestino nunca son los poderosos, sino los m¨¢s d¨¦biles social y econ¨®micamente". As¨ª lo entiende la Audiencia de Madrid en una sentencia en la que impone una pena m¨ªnima a un correo de la droga -cuatro a?os de prisi¨®n; el fiscal ped¨ªa 10- que viaj¨® desde Colombia con casi 200 bolas de coca¨ªna en sus intestinos. Seg¨²n la sentencia, los narcos de su pa¨ªs sab¨ªan que necesitaba dinero para pagar "una grave operaci¨®n de cabeza" a su hija, de 14 a?os, y le ofrecieron sufragar la intervenci¨®n a cambio de que transportara la droga a Espa?a.
La Secci¨®n Quinta de la Audiencia madrile?a considera que el "Derecho Penal debe proyectarse sobre la realidad" y no puede actuar "con absoluta frialidad ni con un sistema dogm¨¢tico de pesos y medidas" ante el caso de un hombre "que arriesga su vida" (lleg¨® a Madrid con el instestino repleto de bolas de coca¨ªna) "por salvar la de su hija".La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Arturo Beltr¨¢n, considera que el colombiano Carlos Antonio E. P. cometi¨® un delito contra la salud p¨²blica, si bien indica que en su acci¨®n concurre "una atenuante extraordinaria" que permite reducirle sensiblemente la pena. Se?ala que la intervenci¨®n quir¨²rgica de su hija "era muy cara y que la sanidad p¨²blica" de Colombia "no la financiaba y ¨¦l carec¨ªa de dinero para pagarla".
Agrega que las mafias del narcotr¨¢fico le ofrecieron cerca de 6.000 d¨®lares "a cambio" de que trajese en sus intestinos a Espa?a los 1.169 gramos de coca¨ªna que pesaban las bolas con las que fue descubierto en el aeropuerto de Barajas el 7 de abril de 1999. Una vez detenido, fue conducido a un hospital madrile?o y tard¨® seis d¨ªas en expulsarlas.
El tribunal se?ala que la intervenci¨®n quir¨²rgica era vital para la hija del procesado. Con el anticipo que le dieron los narcos pag¨® una parte de la operaci¨®n, aunque a¨²n debe a la cl¨ªnica "unos 1.000 d¨®lares".
"El procesado", afirman los jueces, "ten¨ªa pocas alternativas para salvar la salud y quiz¨¢ la vida de su hija gravemente enferma. No consta", agregan, "que las apurara todas [las alternativas], que acudiera a organizaciones no gubernamentales, filantr¨®picas o de caridad, pero s¨ª est¨¢ claro que su hija necesitaba ser operada y que ¨¦l carec¨ªa, por s¨ª, de medios para acceder a la sanidad privada". Seg¨²n la Audiencia, "es evidente que la gente com¨²n no se juega la vida sin una causa especialmente grave y ¨¦l la arriesg¨®, pues retuvo en su cuerpo durante seis d¨ªas una droga singularmente t¨®xica, y precisamente all¨ª donde se absorbe r¨¢pidamente, en el intestino".
Seg¨²n la sentencia, "cuando una situaci¨®n de miseria [como la del procesado] se combina con el riesgo de muerte de una hija y se asume el peligro de arriesgar la vida propia para salvar la de aqu¨¦lla, el derecho penal no puede decir que aqu¨ª no pasa nada y que era exigible sin especial dificultad una conducta distinta".
Carlos Antonio declar¨® en el juicio que los narcos estudian las necesidades ajenas y ofrecen soluciones a cambio de traer droga a Espa?a. "Me prestaron dinero para operar a mi hija, que mide 1,80 y sufr¨ªa continuas convulsiones", se?al¨®. Y apostill¨®: "No me arrepiento de lo que hice. Comet¨ª el delito y estoy en sus manos, se?ores jueces. No lo hice por tener m¨¢s dinero, sino por mi hija, que desde hac¨ªa cuatro a?os ten¨ªa una enfermedad que iba progresando si no era intervenida".
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