Los caminos del bosque

El ¨²ltimo libro de Jon Juaristi, muy recientemente publicado, se titula El bosque originario y trata de las selvas geneal¨®gicas e imaginarias en las que los pueblos europeos han buscado sus identidades, o sea, las murallas tras las que parapetarse contra los dem¨¢s. Es un ensayo realmente espl¨¦ndido, como suelen ser los de Juaristi, lleno a la vez de erudici¨®n rigurosa, perspicacia cr¨ªtica y elegancia de estilo.Junto a S¨¢nchez Ferlosio y F¨¦lix de Az¨²a, Jon Juaristi completa la trinidad m¨¢s excelente del ensayo espa?ol actual. Y, como en los otros dos casos, refuerza tambi¨¦n su primac¨ªa literaria siendo un notable poeta pero adem¨¢s en euskera y castellano.

Ahora se ha nombrado a Jon Juaristi, con acierto, director de la principal biblioteca de este pa¨ªs. Y ?qu¨¦ otra cosa es precisamente una biblioteca sino otro bosque, tambi¨¦n originario, ese "bosque de s¨ªmbolos" reclamado por Baudelaire en el que gozamos, nos debatimos y a menudo nos perdemos quienes a¨²n no hemos renunciado a la tradici¨®n occidental, a nuestra civilizaci¨®n de lectores?

Justicia po¨¦tica

El bosque originario de la biblioteca comprende a los otros bosques, sean de la naci¨®n o del alma, y los explica. Por su pasada adscripci¨®n pol¨ªtica, Juaristi proviene del "bosque originario", del que es hoy implacable cronista en sus ensayos m¨¢s conocidos, pero a fin de cuentas nunca ha salido del otro bosque, del mayor de todos: de la silva de varia lecci¨®n que es la gran biblioteca universal.

Que ahora le toque dirigir una Biblioteca Nacional es otra muestra m¨¢s de lo que anta?o se llam¨® justicia po¨¦tica o de lo que el ir¨®nico Borges denomin¨® "la magn¨ªfica iron¨ªa de Dios" cuando le fue concedido un puesto semejante coincidiendo con su definitiva ceguera.

Jon Juaristi es un hombre de letras, un enamorado jubiloso y doliente de la cultura, un anti-imb¨¦cil. Aunque no por encima de todo, es tambi¨¦n vasco. De aquellos que, como Unamuno, como Baroja o como Aresti, han demostrado que este maltratado gentilicio no es incompatible con la dignidad del pensamiento libre. Bienvenido a la direcci¨®n del bosque universal.