Zaplana precipita una crisis al proponer a un miembro del Consell como delegada del Gobierno

El primer Consell de la segunda legislatura de Eduardo Zaplana como presidente de la Generalitat deb¨ªa aportar un impulso pol¨ªtico definitivo para consolidar el ideario pol¨ªtico del PP en la Comunidad Valenciana con el aval de la mayor¨ªa absoluta en las Cortes. Sin embargo, el equipo ha defraudado hasta la fecha las expectativas del presidente que no ha dudado en precipitar una crisis al proponer a la consejera de Bienestar Social como responsable de la Delegaci¨®n del Gobierno, aunque la premura de su nombramiento por parte del Consejo de Ministros ha sorprendido al propio Zaplana.

La mayor¨ªa absoluta que sum¨® el PP en las elecciones auton¨®micas del pasado 13 de junio ofreci¨® a Zaplana la posibilidad de constituir un equipo sin hipotecas. El presidente apost¨® desde el primer momento por un impulso pol¨ªtico del programa del PP en detrimento de las realizaciones efectivas. "Las ideas, por encima de las piedras", en gr¨¢fica expresi¨®n de uno de sus colaboradores, era el esp¨ªritu que deb¨ªa inspirar la acci¨®n del Consell.La distorsi¨®n generada por las elecciones generales y una sorprendente vaciedad en el discurso pol¨ªtico de la mayor¨ªa de las consejeros han llegado a enervar al presidente.

Cuando Mariano Rajoy, vicepresidente primero y hombre fuerte del actual Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, sugiri¨® el pasado lunes que La Moncloa recibir¨ªa con agrado el relevo de Carlos Gonz¨¢lez Cepeda como delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Zaplana opt¨® por precipitar una crisis.

El presidente de la Generalitat aplic¨® el manual y propuso a una mujer. Carmen Mas, abogada de 45 a?os, goza de una alta consideraci¨®n en el seno del PP por su capacidad de trabajo. Sin embargo, al frente de Bienestar Social no ha logrado descollar. Se ha limitado a distribuir subvenciones sin excesiva eficacia y a poner alg¨²n parche ante alg¨²n problema sobrevenido. Al frente de la Delegaci¨®n de Gobierno, Mas ocupar¨¢ un cargo de relevancia p¨²blica que, sin embargo, no entra?a el desgaste propio de la gesti¨®n diaria al frente de una consejer¨ªa.

Zaplana podr¨ªa haber optado por muchas otras mujeres para asumir la representaci¨®n del Gobierno en la Comunidad Valenciana, pero al nombrar a una consejera ha provocado una crisis en su propio gabinete.

El discurso oficial, en palabras de Alicia de Miguel, portavoz del Consell, sostiene que "el Gobierno auton¨®mico est¨¢ consolidado", que "no se prev¨¦n m¨¢s cambios", y que el relevo de Mas se producir¨¢ a lo largo de la pr¨®xima semana puesto que "el pr¨®ximo martes" no est¨¢ prevista la convocatoria de un pleno.

Otras fuentes de presidencia de la Generalitat admiten que la premura del Gobierno al nombrar a Mas como delegada ha soprendido al propio Zaplana, que no ten¨ªa previsto remodelar el Consell antes del verano o inmediatamente despu¨¦s.

El plazo que se ha concedido el presidente para meditar el relevo de Mas dispara las especulaciones sobre el alcance que pretende otorgar a la remodelaci¨®n.

El presidente ha alardeado p¨²blicamente de su distancia hacia Jos¨¦ Emilio Cervera, actual responsable de Sanidad, que ha sido objeto de duros ataques por su gesti¨®n al frente de la subsecretaria para la Modernizaci¨®n de las Administraciones P¨²blicas durante la pasada legislatura. Cervera contrajo matrimonio con Dolores Santos, empleada de una filial de IBM, que es uno de los mayores proveedores de la Generalitat en materia de equipos inform¨¢ticos y nuevas tecnolog¨ªas. Santos, adem¨¢s, lleg¨® a crear una sociedad limitada dedicada a los servicios inform¨¢ticos que, formalmente, nunca lleg¨® a operar con la Generalitat.

Expectativas defraudadas

Pero Cervera no es el ¨²nico miembro del Consell que ha defraudado las expectativas del presidente de la Generalitat. Ninguno de los dos vicepresidentes, Jos¨¦ Luis Olivas y Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, parecen haber encontrado acomodo en el nuevo organigrama establecido al principio de la presente legislatura. Sus cargos fueron instituidos para liberar al presidente de los compromisos diarios y asumir la representaci¨®n de la Generalitat en su ausencia, pero la relevancia p¨²blica de Olivas y Ripoll es casi nula un a?o despu¨¦s de sus nombramientos.

Seraf¨ªn Castellano, responsable de Justicia y Administraciones P¨²blicas, es uno de lo m¨¢s fieles servidores del presidente, pero en su breve trayectoria ha logrado molestar al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana; ha sido incapaz de impulsar las obras de la Ciudad de la Justicia; ha generado confusi¨®n de competencias entre los cuerpos auton¨®micos y nacional de polic¨ªa; y ha demostrado escasa capacidad para negociar con los representantes sindicales de Funci¨®n P¨²blica.

Manuel Taranc¨®n, consejero de Educaci¨®n y Cultura, lleg¨® al cargo desde su condici¨®n de supuesto peso pesado en el seno del PP. Pero la vertiente de Cultura escapa a su control y en el ¨¢rea de Educaci¨®n no ha sabido imprimir el discurso pol¨ªtico que requer¨ªa el presidente mareado por la permanente negociaci¨®n con las organizaciones sindicales.

Carlos Gonz¨¢lez Cepeda, por su parte, se cuenta en el c¨ªrculo de amigos de Zaplana y es previsible su rescate como responsable de alg¨²n ¨¢rea de gesti¨®n que hecha de menos desde que asumi¨® la Delegaci¨®n de Gobierno.

La soluci¨®n m¨¢s sencilla consistir¨ªa en una simple cambio de Mas por Cepeda, pero la dilaci¨®n en los plazos de la remodelaci¨®n sugiere lo contrario. En todo caso, el posible recambio de Cervera exige la aprobaci¨®n de la organizaci¨®n nacional del partido. La remodelaci¨®n, adem¨¢s, podr¨ªa ayudar a salvar el problema jur¨ªdico que entra?a la participaci¨®n de Alicia de Miguel en las reuniones del pleno del Consell, cuyas deliberaciones son secretas, a pesar de que su rango es de subsecretaria.

Zaplana ha decidido dibujar su propio cuaderno azul, pero tendr¨¢ que apresurar el trazo para que la internidad que ha introducido en su propio equipo no se prolongue m¨¢s all¨¢ de lo deseable, porque si algo comparte con Aznar es una sorprendente capacidad para sembrar nervios entre sus directos colaboradores.