Euro expiatorio
El IPC de abril (0,4%) es un mal mensaje para la econom¨ªa espa?ola. La tasa anual se ha encaramado al 3% y la inflaci¨®n subyacente (excluidos los componentes m¨¢s vol¨¢tiles, como la energ¨ªa y los alimentos frescos) sube tambi¨¦n una d¨¦cima, para situarse en el 2,2%. Desde comienzos de 1999, la inflaci¨®n muestra una preocupante tendencia alcista que contrasta con la evoluci¨®n de los precios en otros pa¨ªses del ¨¢rea euro, con los que compartimos intercambios, moneda y pol¨ªtica monetaria. Un d¨ªa antes de conocer el ¨ªndice espa?ol, el de Alemania bajaba hasta el 1,5%, el de Francia se manten¨ªa en el 1,3% e Italia lo reduc¨ªa hasta el 2,3%.Francia y Alemania mantienen mayor apertura econ¨®mica al exterior de la zona euro que Espa?a; se han visto, pues, expuestas a las mismas circunstancias, incluida la depreciaci¨®n del euro. Por tanto, no cabe excusar el descontrol de la inflaci¨®n en factores externos. Echar la culpa al euro es inaceptable. Los problemas los tenemos aqu¨ª y est¨¢n identificados. Muchas de las soluciones se han expuesto ampliamente y cuentan con un vasto apoyo social. Los precios de los servicios espa?oles, que crecen a un ritmo anual del 3,3%, siguen mostrando gran resistencia a la baja y contaminando al resto de los sectores; como lo siguen haciendo los precios inmobiliarios, tributarios de unas cuestionables condiciones en la oferta de suelo.
Tampoco cabe atribuir la inflaci¨®n espa?ola al mayor crecimiento de nuestra econom¨ªa. El ritmo de expansi¨®n es algo superior al promedio del ¨¢rea euro, pero la diferencia ya no es tan elevada y, en todo caso, no tiene por qu¨¦ traducirse en un diferencial de inflaci¨®n tan amplio. Si no se reduce la brecha, la competitividad de nuestras exportaciones decaer¨¢ y se reflejar¨¢ en m¨¢s d¨¦ficit comercial. La ausencia de reformas efectivas en los mercados no solamente permite las subidas de precios, sino que convence poco a poco a los agentes econ¨®micos de que esas reformas nunca se abordar¨¢n, con la consiguiente sensaci¨®n de impunidad. Lo que cabe esperar de forma inmediata como consecuencia de esta desidia gubernamental es la revisi¨®n de rentas salariales y la p¨¦rdida de competitividad. El Ejecutivo, en mejores condiciones que antes por su fortaleza, debe actuar.
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