Barullo de candidatos
La lista de candidatos, precandidatos e hipot¨¦ticos candidatos a la secretar¨ªa general del PSOE aumenta cada d¨ªa. Jos¨¦ Bono, Rosa D¨ªez, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, Matilde Fern¨¢ndez y hasta ayer mismo la posibilidad de Cristina Alberdi, que finalmente no concurrir¨¢, son los nombres m¨¢s conocidos de un elenco que promete seguir creciendo. La gestora que administra el partido, respondiendo a las voces de notables socialistas que piden algo de orden ante esta manifiesta falta de autoridad, ha propuesto que los candidatos presenten el aval de un 15% de los miembros del comit¨¦ federal o de una ejecutiva regional. Quieren frenar as¨ª una proliferaci¨®n incontrolada de candidatos que es un fiel reflejo de la situaci¨®n del PSOE.En primer lugar, porque pone de manifiesto que no hay ninguna personalidad con autoridad suficiente para hacerse con el liderazgo del partido. Si la hubiera, ya se encargar¨ªa ella misma de cerrar filas y de crear las condiciones para que el congreso la aupara con todas las unanimidades y pronunciamientos favorables. El ¨²nico que todav¨ªa podr¨ªa poner al partido entero en vereda es Felipe Gonz¨¢lez, y no parece estar disponible ni ser¨ªa sensato que fuera ¨¦l quien liderara una etapa que debe conducir definitivamente al posfelipismo.
En segundo lugar, porque demuestra no s¨®lo la ausencia de un l¨ªder indiscutible, sino incluso de una persona o n¨²cleo de referencia con autoridad org¨¢nica en el partido. Los potenciales candidatos tienen claro que ya no es necesario conseguir el benepl¨¢cito de los barones o de la burocracia de Ferraz para poder salir adelante, y que ¨¦stos ni siquiera tienen capacidad de impedir que alguien sea candidato.
Desde la misma noche electoral en que Joaqu¨ªn Almunia dio con su dimisi¨®n la se?al de partida de la anterior direcci¨®n qued¨® claro que en el PSOE todo estaba por reconstruir. Inmediatamente se constat¨® lo que se sospechaba: no hab¨ªa nadie que al dar un paso al frente frenara cualquier otra alternativa. Con lo cual la proliferaci¨®n de candidaturas se dio por a?adidura. Puede que sea incluso un reflejo positivo de la vitalidad del partido, aunque de momento parece que hay m¨¢s nombres que ideas. S¨®lo la tendencia denominada nueva v¨ªa, cuyo l¨ªder in p¨¦ctore ser¨ªa Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, parece preocuparse de los contenidos tanto o m¨¢s que de la persona. Pero si lo que el PSOE pretende es que del congreso de julio salga un l¨ªder capaz de recuperar al partido y conducirlo de nuevo a ser alternativa real de poder, no parece que esta multiplicaci¨®n de candidatos sea un buen s¨ªntoma. La pregunta es, en cualquier caso, si las cosas pueden ser de otra manera. Porque quiz¨¢ lo que se puede esperar del congreso de julio no es tanto una nueva jefatura cuanto una evaluaci¨®n de las fuerzas de cada familia en el seno del partido, que permita m¨¢s adelante una renovaci¨®n efectiva.
El barullo de estos d¨ªas confirma que el PSOE como colectivo no sabe muy bien d¨®nde est¨¢: las familias ideol¨®gicas o de intereses pol¨ªticos est¨¢n muy indefinidas, no se conoce el poder actual de unos y otros y se hace necesario, as¨ª, que en un momento determinado puedan contarse los apoyos que cada cual tiene. Hoy no hay ninguna fuerza capaz de asegurar ni el triunfo ni el veto a nadie. Ser¨ªa un ¨¦xito del congreso que de ¨¦l saliera una radiograf¨ªa real de los socialistas. Para conseguirlo es indispensable la transparencia en la elecci¨®n de los delegados.
La otra cuesti¨®n significativa de este tiempo confuso entre la derrota y el congreso es la aparente inhibici¨®n de algunas familias territoriales que cuentan con un liderazgo m¨¢s asentado, y en especial los socialistas catalanes. Pasqual Maragall parece querer pasar de puntillas sobre el proceso renovador, como si en el complejo equilibrio de relaciones entre su proyecto, el PSC, Catalu?a, el PSOE y Espa?a, estos dos ¨²ltimos t¨¦rminos fueran un estorbo para sus estrategias. Su discreto pronunciamiento a favor de Rodr¨ªguez Zapatero suena m¨¢s a quitarse de en medio que a otra cosa.
Sin un aspirante indiscutible y sin un n¨²cleo de poder con suficiente legitimidad, todo est¨¢ extremadamente abierto en el PSOE. En estas circunstancias, las cuestiones procedimentales adquieren mayor relieve. De la actual direcci¨®n provisional depende la existencia de unas reglas del juego abiertas y eficaces. Puede que del congreso no salga todav¨ªa la soluci¨®n definitiva, pues la experiencia demuestra que estos procesos acostumbran a ser largos y costosos. Pero un congreso sin cortapisas es la mejor garant¨ªa para que el proceso avance. A veces, las votaciones dan sorpresas y surge un l¨ªder donde nadie lo esperaba.
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