Cientos de miles de mujeres exigen en Washington mayor control sobre las armas
Lo m¨¢s impresionante eran las fotos de hijos y maridos muertos a balazos que pon¨ªan rostros a las apabullantes estad¨ªsticas sobre la mortalidad provocada en Estados Unidos por el f¨¢cil acceso a las armas de fuego y contaban las historias de insoportable dolor de las mujeres que las exhib¨ªan. Casi resultaba surrealista que esos retratos tuvieran que ser exhibidos ayer en el coraz¨®n de la capital del pa¨ªs m¨¢s poderoso del planeta. En el domingo en que EE UU celebraba el D¨ªa de la Madre, la Marcha del Mill¨®n de Madres reivindicaba apenas unas "medidas de sentido com¨²n" para controlar las armas.
"No queremos prohibir las armas, s¨®lo queremos evitar que caigan en malas manos", dijo Donna Dees-Thomases, la periodista y madre de dos hijos de New Jersey que, nueve meses antes, tras el atentado ultraderechista en una guarder¨ªa jud¨ªa de Los Angeles, hab¨ªa tenido la idea de convocar el acto. "Podemos entender", a?adi¨®, "que una persona honrada, empezando por una mujer, sienta la necesidad de tener una pistola para su protecci¨®n personal; pero no vemos por qu¨¦ debe oponerse a sacar un permiso semejante al permiso de conducir y a registrar el arma como se registra un autom¨®vil". Eso es todo lo que ped¨ªan las decenas de millares de personas, 750.000 seg¨²n las organizadoras, que, en una jornada de calor veraniego, se concentraron ayer en Washington. Que el Congreso de EEUU apruebe en lo poco que queda antes de las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre unas cuantas medidas para dificultar que tanto los ni?os y adolescentes como los delincuentes o los enfermos mentales puedan hacerse con una pistola o un f¨²sil.
"Somos Columbine", dec¨ªa una de las decenas de carteles exhibidos, en recuerdo de la carnicer¨ªa protagonizada en ese instituto de Denver por dos adolescentes perturbados que no hab¨ªan tenido particulares problemas en acumular todo un arsenal. Un folleto oficial de los organizadores informaba de que el porcentaje anual de muertos por armas de fuego en EEUU es 37 veces superior a Espa?a.
En Washington se manifestaron ayer mujeres como Carole Price, que a¨²n no entiende c¨®mo la irresponsabilidad de unos vecinos, que ten¨ªan los armarios de sus casa repletos de armas, culmin¨® con la muerte de su hijo John Joseph, de 13 a?os. O Mary Beth Hacke, cuyo beb¨¦ de 14 meses muri¨® acribillado cuando ella repostaba gasolina en una estaci¨®n de Pittsburg y se produjo un tiroteo entre bandas rivales de delincuentes. O Linda Datillo, cuya hija de 6 a?os jugaba con unas amigas en un jard¨ªn de Ocean City (New Jersey) cuando uno de las ni?as encontr¨® una pistola abandonada por un fugitivo, la dispar¨® y mat¨® a la peque?a Datillo. All¨ª estaba tambi¨¦n la madre de Kayla Rolland, la ni?a de 6 a?os que, el pasado invierno, muri¨® alcanzada por un disparo efectuado en plena aula por un condisc¨ªpulo. Como en tantos otros dram¨¢ticos casos semejantes, el peque?o homicida se hab¨ªa traido la pistola de casa. Pero en Washington no solo hab¨ªa viudas y madres de ni?os y adolescentes segados por disparos. Miles de mujeres, hombres y ni?os, familias enteras llegadas de todo el pa¨ªs, se reunieron ayer en lo que fue la concentraci¨®n m¨¢s masiva en un lustro en la capital norteamericana.
Dees-Thomases y las otras organizadoras insistieron en el car¨¢cter independiente de su movimiento, pero era evidente que las simpat¨ªas de los reunidos eran pr¨®ximas a Bill Clinton, Al Gore y los dem¨®cratas. Despu¨¦s de la Asociaci¨®n Nacional del Rifle (NRA), el candidato republicano a la presidencia George Bush protagonizaba las pullas de los carteles, panfletos y discursos.
Y es que son los republicanos pr¨®ximos a la NRA los que bloquean desde hace un a?o la aprobaci¨®n en el Congreso de las t¨ªmidas medidas de control propuestas por Clinton. Reproducida cientos de veces, una imagen manipulada de Charlton Heston con una pistola en la mano reflejaba la indignaci¨®n de la gente por el papel asumido en su vejez por el actor que encarn¨® en el cine a personajes positivos como Mois¨¦s y Ben Hur.
Pero la NRA no se call¨® ayer. Al margen, pero en la vecindad de la Marcha del Mill¨®n de Madres, un grupo de mujeres pr¨®ximo a sus tesis, las llamadas Hermanas de la Segunda Enmienda, defendi¨® el derecho constitucional a poseer armas. "La posesi¨®n legal de armas de fuego salva cada a?o la vida de 400.000 personas", afirm¨® en Washington Kim Watson, una de las dirigentes de las Hermanas de la Segunda Enmienda.
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