La tabla de salvaci¨®n del jazz
Las paredes de la sede de la Sociedad Bilba¨ªna pueden presumir de albergar en su interior las instalaciones al servicio del club privado m¨¢s renombrado de la capital vizca¨ªna desde que fuera creado en 1839. Pero el anta?o reducto de la alta sociedad ha sufrido cambios en su idiosincracia al abordar un proceso de apertura y de desprendimiento de su car¨¢cter exclusivista, que tambi¨¦n ha afectado a la m¨²sica; as¨ª, desde abril de 1991 su Bodega da cobijo a la Bilba¨ªna Jazz Club, un colectivo de apasionados del jazz de toda condici¨®n social.Han pasado por lo tanto nueve a?os desde que el fallecido P¨ªo Lindegaard y otros cuatro aficionados la adoptaran como sitio ideal para debatir sobre distintos aspectos de la m¨²sica improvisada y disfrutar regularmente de su puesta en escena. Y es que, dada la escasa oferta, alguien ten¨ªa que coger el toro por los cuernos para intentar cambiar la situaci¨®n. "Durante el mes de julio esto es la repanocha del jazz, pero durante los 11 restantes no hay actividad que llevarse al o¨ªdo. Teniendo en cuenta la falta de inter¨¦s por parte de las instituciones p¨²blicas, se opt¨® por trabajar a la brava: esto lo hacemos nosotros y ya est¨¢", narra Pablo Zu?iga , director art¨ªstico de la asociaci¨®n, denunciando unas carencias que "lamentablemente" a¨²n perduran.
As¨ª, el origen del ¨²nico club de estas caracter¨ªsticas que existe en Euskadi cabe atribuirse al hartazgo de unas carencias cr¨®nicas de las cuales Z¨²?iga no duda en responsabilizar al sector p¨²blico, a la vez que excusa la pasividad de la iniciativa privada: "Su actitud se puede disculpar, porque cada cual se juega sus lentejas. No gastarse unos miles de pesetas en un concierto que no est¨¢ claro que vaya a rentabilizar, es perdonable. Ya desde las instituciones p¨²blicas, ayuntamientos, diputaciones o ejecutivos aut¨®nomos, hombre, creo que hay que apostar por la difusi¨®n de la cultura", sugiere.
En la tesitura expuesta, a los aficionados vascos a un estilo que cuenta con iconos de la talla de Charlie Parker, Dizzy Gillespie y Louis Armstrong ¨²nicamente le quedan un par de opciones para saciar su apetito fuera del empacho veraniego: "La primera es irse a ver lo que hay por ah¨ª fuera; coger la mochila y el Talgo e irse para Madrid, Barcelona o Santander, que durante el resto del a?o s¨ª que programan festivales. Y la segunda bajar el pist¨®n, porque no vas a poder ver a esos figurones que nos traen durante el verano; acudir a la Bilba¨ªna o a actuaciones puntuales como las que propone estas semanas Bilbao Distrito Jazz", plantea Z¨²?iga.
Para combatir la escasez imperante, la Bilba¨ªna Jazz Club propone un concierto semanal (jueves, a las 22.00) al que pueden acudir no s¨®lo sus socios, sino todo aquel que pague 900 pesetas por acceder a un local en el que, "desde que se abre a las 21.00 hasta la una de la madrugada, se est¨¢ mascando el jazz por todos lados. Uno comenta que ha comprado el ¨²ltimo disco de Michael Brecker, otro que ha ido a Madrid a ver un concierto, hay m¨²sica de ambiente, un tabl¨®n de anuncios actualizado, ediciones discogr¨¢ficas, programaci¨®n de festivales...". Los socios tienes tres cuotas anuales de 7.000 pesetas de cuota.
'Jam sessions' en Algorta
Los conciertos organizados cada jueves en la sede de la Bilba¨ªna Jazz Club cuentan este a?o con una media de 70 espectadores. La afici¨®n de los miembros del club va m¨¢s all¨¢ de sus propios conciertos. Su ¨¢mbito de acci¨®n no se limita a las paredes de la Bodega de la Sociedad Bilba¨ªna. En su af¨¢n difusor y colaborador encuentran cabida su participaci¨®n en el dise?o del cartel del programa Bilbao Distrito Jazz y el proyecto de colaboraci¨®n con el Festival Internacional de Jazz de Getxo que tienen entre manos.Y es que, dentro de su programaci¨®n, probablemente, se encarguen de organizar las jam sessions diarias que acoger¨¢ el caf¨¦ La Gramola de Algorta, as¨ª como un seminario sobre saxo, guitarra, piano, contrabajo y bater¨ªa que tendr¨¢ lugar los d¨ªas 5, 6 y 7 de julio en la Escuela de M¨²sica Andr¨¦s Isasi de Las Arenas.
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