El agujero de Lopetegui

Llamarlo disparo, lanzamiento incluso, no resulta f¨¢cil. Mejor dejarlo en tirito, en algo diminutivo, que eso es lo que fue: muy poquita cosa. Golpe¨® Dubovsky el bal¨®n desde el borde del ¨¢rea grande y aqu¨¦l se dirigi¨® a la porter¨ªa, sin prisa, casi con desgana. Nada hac¨ªa prever que Lopetegui tuviera el m¨¢s m¨ªnimo problema para detener una pelota tan inocente. Pero los tuvo todos. Se lanz¨® el meta rayista, no midi¨® bien la ditancia y el bal¨®n le pas¨® por el agujero que quedaba entre su cuerpo, su brazo izquierdo y el c¨¦sped. La jugada pudo levantar alguna que otra suspicacia, en el sentido de que el Rayo, con todo resuelto, no se tomara su duelo ante el Oviedo, que se jugaba el descenso, lo suficientemente en serio. Pero no. El cuadro de Vallecas s¨®lo mostr¨® cierta desidia al final, y el mismo Lopetegui, antes y despu¨¦s de la jugada de marras, hab¨ªa realizado paradas de verdadero m¨¦rito. Lo que no result¨® noticia alguna, teniendo en cuenta su rendimiento desde que desbanc¨® de la titularida a Keller. Lopetegui s¨®lo hab¨ªa encajado ocho goles en nueve partidos. Pero lleg¨® aquel suced¨¢neo de tiro de Dubovsky y el meta fall¨® de manera incomprensible, en una acci¨®n que dej¨® de tener importancia en el mismo momento en que el Betis certific¨® su descenso.