El estr¨¦s, otro 'virus' para el sistema inmunol¨®gico La respuesta adaptativa del organismo al entorno cambiante puede bajar las defensas y causar enfermedad
La apretada jornada del ejecutivo agresivo, la responsabilidad de los altos cargos y, en general, las prisas y los muchos quehaceres impuestos por la vor¨¢gine de la vida moderna son s¨®lo algunas de las m¨²ltiples caras del estr¨¦s. Esta reacci¨®n del organismo humano, que es la respuesta de adaptaci¨®n al entorno cambiante y el tributo que por ella paga, activa una serie de reacciones neuroqu¨ªmicas, endocrinas e inmunol¨®gicas que repercuten positiva o negativamente sobre la salud y la enfermedad. Numerosos estudios revelan que las situaciones de estr¨¦s importantes pueden afectar seriamente al sistema inmunol¨®gico y precipitar la aparici¨®n de trastornos banales, como una infecci¨®n catarral o una gripe, o incluso procesos graves, como un tumor maligno.
Varias investigaciones han demostrado los efectos inmunosupresores de diversas situaciones estresantes agudas en humanos, entre ellas el luto por la muerte de un ser querido, los ex¨¢menes acad¨¦micos y el cuidado de un c¨®nyuge con enfermedad cr¨®nica. En estos trabajos se ha evidenciado el impacto del estr¨¦s en varios par¨¢metros inmunol¨®gicos: descenso de los linfocitos T y B y de las c¨¦lulas asesinas, implicadas en la defensa contra las c¨¦lulas tumorales y los agentes virales.Otros estudios desarrollados entre 1997 y 1998 por la c¨¢tedra de Fisiolog¨ªa de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, en colaboraci¨®n con el departamento de Psicolog¨ªa M¨¦dica y Psiquiatr¨ªa de la misma Facultad, revelaron que los estudiantes de Medicina en ¨¦pocas de ex¨¢menes ten¨ªan unos patrones de respuesta inmunol¨®gica m¨¢s atenuados y presentaban una mayor incidencia de enfermedades banales, como gripe o resfriados, y en el caso de las mujeres tambi¨¦n se registraban m¨¢s alteraciones del ciclo menstrual.
Aunque el estr¨¦s siempre ha afectado al organismo humano, es en 1936 cuando Hans Selye, fisi¨®logo canadiense de origen austriaco, acu?¨® el t¨¦rmino para describir el s¨ªndrome general de adaptaci¨®n. En 1950, Selye public¨® su obra Stress, que tuvo una gran repercusi¨®n en la medicina.
El organismo humano posee unos mecanismos propios que le permiten adaptarse continuamente a las distintas situaciones del entorno cambiante. En esos mecanismos adaptativos intervienen diferentes factores, uno de los m¨¢s importantes es el eje hipot¨¢lamo-hip¨®fisis-adrenal, que regula un gran n¨²mero de reacciones hormonales en el cuerpo humano y que tienen su expresi¨®n en s¨ªntomas y signos tanto f¨ªsicos como ps¨ªquicos, seg¨²n Jes¨²s Fern¨¢ndez-Tresguerres, catedr¨¢tico de Fisiolog¨ªa de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.
Adrenalina y cortisol
En palabras de Fern¨¢ndez-Tresguerres, al activarse el eje hipot¨¢lamo-hip¨®fisis-adrenal, el hipot¨¢lamo (una gl¨¢ndula neuroendocrina que se sit¨²a en la base del cerebro) libera endorfinas, hormonas que producen un efecto analg¨¦sico para reducir el dolor y proporcionar sensaci¨®n de bienestar. La hip¨®fisis (alojada debajo del hipot¨¢lamo) controla las gl¨¢ndulas suprarrenales (situadas sobre los ri?ones), que segregan dos hormonas, adrenalina y cortisol. La adrenalina acelera el coraz¨®n, regula la tensi¨®n arterial, genera energ¨ªa y produce agresividad. El cortisol es la hormona que, adem¨¢s de modular el sistema inmunol¨®gico o defensivo del organismo, genera energ¨ªa para la lucha o los mecanismos para la huida.
Para Eduardo Garc¨ªa-Camba, profesor de Psiquiatr¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y jefe cl¨ªnico de esta especialidad en el hospital de la Princesa, el factor estresante puede producir alteraciones inmunol¨®gicas a partir de las conexiones existentes en el sistema nervioso central y el sistema inmunol¨®gico.
"Sabemos que los ¨®rganos linfoides", explica, "como el timo, el bazo y los ganglios linf¨¢ticos, est¨¢n ricamente inervados por neuronas y que los linfocitos y los leucocitos poseen receptores espec¨ªficos para neurotransmisores y hormonas cl¨¢sicas. Adem¨¢s, el sistema inmune puede actuar sobre el sistema nervioso central por medio de otras sustancias, como la timosina y la interleucina, y mediante la s¨ªntesis de otras hormonas, como las endorfinas". Por tanto, seg¨²n este especialista, existe un circuito autorregular entre el sistema inmunol¨®gico y el sistema nervioso central, en el que tambi¨¦n intervienen el eje hipot¨¢lamo-hipofisario-adrenal y el sistema neuroendocrino.
"El estr¨¦s se ha asociado claramente con la activaci¨®n de estos sistemas, que provocan un aumento en sangre de cortisol y catecolaminas. Y las c¨¦lulas del sistema inmune poseen receptores para estas hormonas, lo que implica su papel en la modulaci¨®n del sistema inmune", sostiene Garc¨ªa-Camba.
Conductas de riesgo
Este especialista considera que la relaci¨®n entre estr¨¦s y c¨¢ncer podr¨ªa explicarse tambi¨¦n mediante la asociaci¨®n del estr¨¦s con conductas de riesgo que pueden modular la respuesta inmune. As¨ª, afirma que las personas estresadas duermen menos horas, siguen dietas alimenticias m¨¢s pobres, fuman m¨¢s y consumen alcohol y otras drogas m¨¢s frecuentemente que las no estresadas. Estas conductas podr¨ªan por s¨ª mismas alterar el sistema inmunol¨®gico.
Seg¨²n este psiquiatra, la respuesta de cada persona ante el estr¨¦s es muy variada y est¨¢ en estrecha relaci¨®n con el tipo de personalidad y el apoyo sociofamiliar. Cuanto m¨¢s estructurada est¨¦n la personalidad y el entorno sociofamiliar, mayores ser¨¢n las capacidades del individuo para poder adaptarse al estr¨¦s y mantener su equilibrio.
Las alteraciones de la conducta sexual suelen ser uno de los resortes que antes acusan la respuesta de estr¨¦s, pues la actividad sexual se convierte en un lujo, ya que mientras que el instinto de alimentarse garantiza la supervivencia del sujeto, el instinto sexual preserva la supervivencia de la especie.
De esta manera, la libido se ve afectada y se inhibe el deseo sexual. Se ha observado c¨®mo en ¨¦pocas de guerra muchas mujeres dejan de ovular y de menstruar, de forma que se evita la gestaci¨®n. Tambi¨¦n durante los conflictos b¨¦licos el hombre sufre episodios transitorios de impotencia y esterilidad.
De tristeza tambi¨¦n se muere
Morir de tristeza, de amor o de soledad no son s¨®lo versos de un poema o parte de la estrofa de una canci¨®n. "Los actuales conocimientos neuroendocrinol¨®gicos nos empiezan a aproximar a la explicaci¨®n de hechos, como por qu¨¦ uno de los miembros de una pareja muere al poco tiempo de haber fallecido el otro, o por qu¨¦ un paciente con c¨¢ncer que quiere vivir logra vencer la enfermedad", recordaba a EL PA?S en un viaje a Espa?a el brit¨¢nico Michael Besser, una primera autoridad mundial en neuroendocrinolog¨ªa.
El estr¨¦s que genera la muerte de un ser querido o una dolencia grave pone en marcha una serie de reacciones neuroendocrinol¨®gicas e inmunol¨®gicas, seg¨²n Besser, que influyen positiva o negativamente en la salud y la enfermedad. "Naturalmente, todas estas reacciones", dijo, "son muy diferentes de unas personas a otras y est¨¢n mediadas por el cerebro. Por ejemplo, el umbral de sensibilidad al dolor, f¨ªsico y an¨ªmico, es diferente entre los individuos. Pero ahora los m¨¦dicos tenemos que admitir que es posible dejarse morir de tristeza o vencer una enfermedad, como siempre ha reconocido la sabidur¨ªa popular. Ya sabemos que existen unas bases cient¨ªficas que explican estos hechos".
En su libro Manual de psicooncolog¨ªa el psiquiatra Eduardo Garc¨ªa-Camba se?ala que la relaci¨®n entre los sucesos vitales estresantes y la incidencia y supervivencia del c¨¢ncer ha sido investigada. "La muerte de un ser querido", sostiene Garc¨ªa-Camba, "constituye una de las situaciones m¨¢s estresantes en la vida y como tal ha sido relacionada con el c¨¢ncer. El sentimiento de desaliento, desesperanza y depresi¨®n podr¨ªa actuar como factor promotor o desencadenante".
Otros estudios han puesto de manifiesto que, por el contrario, la psicoterapia de apoyo en mujeres con c¨¢ncer de mama les permit¨ªa afrontar mejor la enfermedad, lo que incid¨ªa favorablemente sobre su sistema inmunol¨®gico y mejoraba notablemente la supervivencia.
Patrimonio de la humanidad
El estr¨¦s no es patrimonio exclusivo de ejecutivos y profesionales con altos cargos de responsabilidad. Los especialistas destacan que todos los seres humanos pueden ser v¨ªctimas de este trastorno, incluidas las personas que est¨¢n en paro, las amas de casa y los ni?os. Tampoco esta reacci¨®n, entendida como trastorno, es privativa de los grandes n¨²cleos de poblaci¨®n. Aunque el ritmo de vida acelerado de las ciudades es un potente desencadenante de estr¨¦s, ¨¦ste tambi¨¦n se da, aunque con menor frecuencia, en el medio rural.
"El estr¨¦s no tiene por qu¨¦ ser necesariamente negativo, aunque popularmente as¨ª se haya entendido y as¨ª se maneje coloquialmente. Hay situaciones de estr¨¦s que pueden conducir al j¨²bilo, a la alegr¨ªa o al goce", afirma Jes¨²s Fern¨¢ndez-Tresguerres, catedr¨¢tico de fisiolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
Las situaciones desencadenantes del estr¨¦s son muy diversas. Las grandes responsabilidades profesionales, una experiencia personal dolorosa, la frustraci¨®n del trabajador sin empleo, la profunda insatisfacci¨®n de la vida o la presi¨®n de los estudios en el ni?o y en el joven pueden ser responsables de la aparici¨®n de estr¨¦s. Para Fern¨¢ndez-Tresguerres, todas las circunstancias que suponen un esfuerzo de adaptaci¨®n importante son susceptibles de provocar estr¨¦s. Pero la aparici¨®n de este trastorno tambi¨¦n est¨¢ condicionado claramente por el tipo de personalidad.
"La personalidad tipo A", dice, "que es competitiva y que reacciona m¨¢s intensamente a los est¨ªmulos, tiene m¨¢s riesgo de sufrir estr¨¦s y por lo mismo de padecer enfermedad coronaria. Sin embargo, la personalidad tipo B, que se toma las cosas con m¨¢s moderaci¨®n y calma, tiene un riesgo menor". En su opini¨®n, el problema del estr¨¦s es que no es objetivable ni mesurable y a veces puede subestimarse o sobrevalorarse. "Pero se podr¨ªa considerar, entre otras cosas, un claro factor de riesgo cardiovascular".
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