Salva, un modesto en territorio de dioses
El primer m¨¢ximo goleador de Primera con el Racing sucede a ilustres como Ra¨²l, Ronaldo, Vieri y Romario
Salva entr¨® en la historia. A rey muerto rey puesto: sucede a Ra¨²l, destronado como Pichichi por la legitimidad que otorgan sus 27 goles, 15 con el pie, 11 de penalti y uno de cabeza. Dos m¨¢s que su ilustre predecesor en la temporada 1998-99. Salva, de 24 a?os, ha sido el ¨²ltimo Pichichi del siglo XX. Su nombre figurar¨¢ al lado de los sucesivos Pichichis del fin de siglo: Ra¨²l (25 goles), Vieri (24), Ronaldo (34), Pizzi (31), Zamorano (28), Romario (30), Bebeto (29)... Todos ellos jugadores de ¨¦lite. Por primera vez, un jugador del Racing, decimoquinto en la tabla, he aqu¨ª el m¨¦rito de Salva, ha logrado el trofeo de m¨¢ximo goleador. Anteriormente, Carlos Alonso Santillana, la mejor cabeza de Europa, se proclam¨® Pichichi con el Racing en Segunda Divisi¨®n (temporada 1970-71) con 17 tantos. Otros ex racinguistas con gol, Aitor Aguirre (17) y Petete Correa (15), quedan lejos de los registros de Salvador Ballesta.Pero la entrada de Salva en la historia no ha sido un caminito de rosas. Adem¨¢s de las defensas contrarias y de los marcajes al hombre, el delantero sevillano tuvo que vencer el acoso de la incredulidad, que le ha perseguido como un perro de presa casi hasta el final. Nadie crey¨® en ¨¦l cuando marc¨® los dos primeros goles a Ca?izares en Valencia. No est¨¢ mal, dijeron, cuando marc¨® el tercero a Hesp en El Sardinero. Algunos empezaron a palparse la ropa cuando bati¨® por partida doble al Oviedo. No era el Salva de la temporada 98-99, autor de dos m¨ªseras dianas. Hasta que lleg¨® la tacada de cuatro en el Real Sociedad-Racing (2-5), un prodigio de definici¨®n y un alarde finalista del f¨²tbol de contraataque dirigido por Munitis y Amavisca. La figura de Salva, un mocet¨®n que mide 1,84 metros y pesa 84 kilos, empezaba a engrandecerse. Pero la apoteosis todav¨ªa estaba por llegar. Sucedi¨® en El Sardinero una semana m¨¢s tarde, en el Racing-Celta (3-0). Salva hizo un hat-trick y anot¨® el gol, tal vez, m¨¢s bello de la temporada. En posici¨®n de delantero centro, en un giro perfecto con la cabeza, remat¨® un centro pasado desde la banda y clav¨® el bal¨®n en la escuadra, mientras Dutruel, clavado en el suelo, segu¨ªa con la mirada el desenlace de la jugada. Minutos despu¨¦s, Salva hizo un medio sombrero a Berges y con la misma pierna, sin dejar que botara el bal¨®n, bati¨® al meta franc¨¦s del Celta. Con 13 goles, su cr¨¦dito sub¨ªa, y doblegaba reticencias y aunaba consensos. Salva no era un Pichichi de quita y pon. Milosevic y Hasselbaink le pisaban los talones. Llegaron incluso a compartir amistosamente la clasificaci¨®n de goleadores. Hasta que lleg¨® el Racing-Valencia (1-1), Salva anot¨® el gol n¨²mero 21 y se abri¨® un periodo de sequ¨ªa incomprensible. Durante 11 jornadas consecutivas, el jugador que marcaba goles con suma facilidad, por debajo de la pata, terminaba los partidos sin comerse una rosca. El ¨¢rbol de la abundancia se hab¨ªa agostado. Volvieron las reticencias del principio.
En Santander, Salva, hijo de un militar de las Fuerzas A¨¦reas, por eso la aviaci¨®n es su hobby, ha aprendido a navegar en aguas revueltas. "Si critican a Ronaldo, a Rivaldo y a Ra¨²l, c¨®mo no me van a criticar a m¨ª". Al goleador le han salido pretendientes de todas partes. Italianos, ingleses y franceses han tendido sus redes en Santander. Al parecer, el destino de Salva pasa por M¨®naco. El club franc¨¦s est¨¢ dispuesto a pagar 2.000 millones.
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