Desarrollismo
Soplan vientos de desarrollismo. El desarrollismo, apuntan los del gremio de la econom¨ªa, es el desarrollo a ultranza, sin control, sin l¨ªmites, sin escr¨²pulos. R¨¢fagas notorias de desarrollismo se levantaron hace cuarenta a?os, cuando los planes de desarrollo de los entonces todopoderosos tecn¨®cratas del tardofranquismo. Tuvieron el ojo puesto en las remesas de divisas de los emigrantes en Europa, la mirada constante en alg¨²n acuerdo econ¨®mico con el Mercado Com¨²n de los seis, y la c¨¢mara de televisi¨®n en blanco y negro pendiente del turista un mill¨®n. Bonanza econ¨®mica y negocios r¨¢pidos, el utilitario seiscientos y el crecimiento de las ciudades, el abandono del campo y el cuarto de ba?o en vez del barre?o, la zapatilla que sustituye a la alpargata, la especulaci¨®n: eso fue aquel desarrollismo. Sus ide¨®logos requer¨ªan una modernizaci¨®n y expansi¨®n econ¨®mica del pa¨ªs por tal de dar continuidad a los 25 a?os de paz y miseria del r¨¦gimen surgido de la guerra civil. Es historia y hay que pasar p¨¢gina, aun cuando todav¨ªa lamentamos, y m¨¢s en este litoral valenciano y nuestro, los da?os colaterales de ese desarrollo a ultranza sin control, sin l¨ªmites y sin escr¨²pulos de aquel desarrollismo.Claro que, aqu¨ª y ahora, conceptos tales como desarrollo arm¨®nico y crecimiento sostenido, progreso econ¨®mico y respeto al entorno, calidad de vida y no consumismo, son realidades o irrealidades borrosas, que quiz¨¢s podr¨ªan ser y son tan s¨®lo objetos imaginarios. Porque ahora tenemos bonanza econ¨®mica y desarrollismo: el puchero donde cuece la derecha sus garbanzos en las mism¨ªsimas narices de una izquierda en la oposici¨®n, una oposici¨®n que es nada unas veces, y otras nos obsequia con los t¨®picos de ordenanza.
Santo y se?a, a guisa de ejemplo, de ese panorama es la actividad desarrollista de la provincial Diputaci¨®n de Castell¨®n. Esa decimon¨®nica instituci¨®n, municipio de municipios seg¨²n sus defensores, se justifica por la necesidad que tienen de ayuda los pueblos y villorrios; unas ayudas para que haya una calidad de vida por doquier. Bien est¨¢. Pero desde que la derecha lleg¨® al poder hace como cinco a?os, la Diputaci¨®n de Castell¨®n se ha convertido en un empresaria de empresarios, promotora de aeropuertos innecesarios y gastando millones en proyectos de parques tem¨¢ticos en la Ribera de Cabanes como si la instituci¨®n fuese un magnate de negocios americanos en el mundo ilusionado de sus inversiones. Puro desarrollismo y puro negocio es ese aeropuerto, cuando el de Manises est¨¢ a un paso y cuando hay una preciosa autopista que debe ser gratis y debe articular el territorio valenciano. Puro desarrollismo y puro negocio, ese parque tem¨¢tico que acabar¨¢ por convertir la Ribera de Cabanes -uno de los pocos retazos del litoral valenciano que se salv¨® del desarrollismo de los sesenta, setenta, ochenta y noventa- en sombra de lo que es, en nada. Y luego est¨¢n los da?os colaterales, el agua escasa, el deterioro del corredor central La Pobla de Tornesa-Sant Mateu, la agresi¨®n a la sierra del Desert de les Palmes, la destrucci¨®n del entorno como resultado de las fantas¨ªas inversionistas y desarrollistas de una derecha provinciana y estrecha, con la vista m¨¢s puesta en el negocio que en el desarrollo sostenido.
Y en el PSPV-PSOE y en la oposici¨®n, tan falto de corceles y sobrado de jamelgos, tienen como respuesta el am¨¦n Jes¨²s a los aeropuertos de la derecha y a los mundos ilusionados de Carlos Fabra.
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