?Los tres por la puerta grande!
?Los tres a hombros por la puerta grande! Quiz¨¢s los m¨¢s viejos del lugar recordasen algo semejante. Esto era como el anti San Isidro. Y la verdad es que algo de triunfalismo hubo, pero ?para qu¨¦ va a ponerse uno estrecho ante tanta ilusi¨®n y tanto disfrute por parte de m¨¢s de 10.000 espectadores, en una ciudad como Barcelona, bautizada recientemente por un grupo muy minoritario como ciudad antitaurina?La corrida de los hierros de Juan Pedro Domecq dio facilidades para el ¨¦xito, a pesar de su poca fuerza, porque tuvo boyant¨ªa, nobleza y viajes transmisores de emoci¨®n, aunque alguno se apagase antes de tiempo. El garbanzo negro, casta?o en este caso, fue el quinto, con mucho que torear.
Domecq / Rivera, Tom¨¢s, Juli Toros: 2?, 4? y 6?, de Juan Pedro Domecq, bravos y nobles, aunque justos de fuerza, vuelta al ruedo al 2?; 1? y 5?, de Parlad¨¦, boyante y flojo el 1?, mansurr¨®n y con peligro el 5?; 3?, de Hermanos Sampedro, inutilizado durante la lidia
Francisco Rivera Ord¨®?ez, oreja y oreja. Jos¨¦ Tom¨¢s, dos orejas y oreja tras aviso. El Juli, silencio y dos orejas. Los tres salieron a hombros por la puerta grande. Plaza Monumental. Barcelona, 4 de junio. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
A Rivera Ord¨®?ez se le vio entregad¨ªsimo y relajado ante su lote. A su primero lo salud¨® a porta gayola, con tres largas, y aunque mulete¨® en demasiados terrenos distintos y la flojedad del animal desluciese algo el trasteo, amarr¨® la primera oreja de la tarde gracias a una formidable estocada. Al cuarto lo banderille¨® brillantemente Curro Molina y Rivera tuvo momentos notables al natural en los medios, aunque no redondease la faena. Su acierto estoqueador llev¨® a a sus manos otro trofeo.
Jos¨¦ Tom¨¢s sigue con su buena racha en Barcelona. Dej¨® muy crudo a su primero, el Juan Pedro al que se le dio la vuelta al ruedo un tanto alegremente, y la faena tuvo quietud, empaque y dominio, sobre todo por el pit¨®n izquierdo y el detalle de entrar a matar con el toro perfectamente colocado despu¨¦s de una serie de muletazos lucidos. En el quinto su muleteo tuvo gran m¨¦rito, porque la res s¨®lo se medio trababa dos muletazos seguidos. Se dej¨® dar una voltereta y acab¨® desenga?ando al animal. Dos pinchazos y estocada, y a pesar de ello una oreja.
El Juli, al haberse inutilizado su primero, s¨®lo le dio un muletazo antes de entrar a matar. Por eso y por el ¨¦xito ya conseguido por sus compa?eros, sali¨® a comerse el mundo en el que cerraba la plaza. Porta gayola, Zapopinas (o lo que sea), espectacular tercio de banderillas. El p¨²blico a punto de caramelo y el de Juan Pedro con gran tranco, aunque luego perdiera gas. La faena comenz¨® pr¨¢cticamente con el toreo al natural. Con el toro a menos, inteligente y suave toreo a media altura. Fue a por las dos orejas al rematar el trasteo con manoletinas de rodillas, consigui¨¦ndolo a pesar de necesitar de un pinchazo antes de la media estocada final. Despu¨¦s de la triunfal vuelta al ruedo de El Juli, los tres diestros fueron paseados a hombros por el ruedo sin que ning¨²n espectador se moviese de sus asientos, siendo sacados de esta guisa por la puerta grande.
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