El emotivo retorno del Loco
El loco Palermo no pod¨ªa regresar como uno m¨¢s. La prensa y los aficionados temieron por su destino futbol¨ªstico. En los casi seis meses de inactividad tras su grav¨ªsima lesi¨®n de ligamentos cruzados en la rodilla derecha, al goleador del flequillo rubio le crecieron el pelo y las dudas. ?Podr¨ªa volver a ser el mismo?. El pasado sabado volvi¨® a jugar en un partido de la Liga argentina, pero ya antes hab¨ªa sido el protagonista de uno de los mayores sue?os colectivos que se recuerden en la historia del f¨²tbol argentino cuando, unos d¨ªas antes, reapareci¨® en la Copa Libertadores para eliminar al River, el eterno rival, y conseguir un gol en el ¨²ltimo minuto.El mecanismo de relojer¨ªa del destino lleg¨®, segundo a segundo, al ¨²ltimo minuto del partido. Mart¨ªn Palermo ya estaba en el campo, era otra vez el n¨²mero nueve del Boca. Todav¨ªa no se hab¨ªan cumplido seis meses desde la operaci¨®n de ligamentos cruzados de la rodilla derecha. Sin disputar siquiera amistosos previos pisaba nuevamente el c¨¦sped en La Bombonera en el cl¨¢sico de los cl¨¢sicos del f¨²tbol argentino frente al River, con los dos equipos jug¨¢ndose el pase a la semifinales de la Copa Libertadores.
Minuto 92. Battaglia llega al fondo por la izquierda y toca el bal¨®n hacia atr¨¢s. Recibe Palermo en medio del ¨¢rea, de espaldas a la porter¨ªa, amaga salir hacia su izquierda, pero se revuelve y descoloca a su marcador. Ya de frente, mira y con un remate suave y colocado, de izquierda, pone el bal¨®n contra el poste derecho del portero Bonano, del River. Era el tercer gol del Boca, el que eliminaba definitivamente al River, era el tanto n¨²mero 101 en la carrera de Palermo, el n¨²mero 10 que le marcaba al River (tres con el Estudiantes de La Plata, siete con el Boca). Y s¨®lo llevaba 15 minutos en el campo despu¨¦s de seis meses de recuperaci¨®n, de las dudas, de la depresi¨®n posterior a la operaci¨®n, de los trabajos con el preparador f¨ªsico, tres veces por d¨ªa, de acompa?ar al equipo hasta con muletas, de mirar los partidos desde la boca del t¨²nel de salida al campo.
Fueron seis meses y se pronosticaban otros tres m¨¢s. La lesi¨®n le desbarat¨® al goleador un fichaje millonario por el Lazio. Su futuro era incierto. Los especialistas dudaban. La prensa se lamentaba. Pero el destino de Mart¨ªn Palermo iba marcando pacientemente los segundos, ni uno antes, ni uno despu¨¦s, hasta que Carlos Bianchi, su entrenador, le grit¨®: "Vamos, Mart¨ªn, entr¨¢".
El Boca ganaba 2-0. El Boca pasaba a semifinales si manten¨ªa esa ventaja -un gol del River, habr¨ªa provocado la resoluci¨®n a los penaltis, ya que gan¨® 2-1 en la ida-. Y el partido no se acababa. Si era la noche so?ada por el destino, s¨®lo pod¨ªa concluir con un gol de Palermo en el ¨²ltimo segundo. Fue entonces cuando Battaglia quit¨® un bal¨®n, se fue por la izquierda, lleg¨® al fondo, toc¨® hacia atr¨¢s, recibi¨® Mart¨ªn y... El grit¨® revent¨® de un modo instant¨¢neo y sucesivo como si hubiera estallado un gaseoducto que corriera por debajo del estadio y de las tribunas. Palermo sali¨® gritando hacia el banquillo, buscando al m¨¦dico, al preparador f¨ªsico y al entrenador. Todos los compa?eros corrieron detr¨¢s suyo para alcanzarle. Las tribunas colmadas se derramaban en una catarata torrencial, espumosa, de gritos y de manos que tambi¨¦n trataban de llegar hasta ¨¦l. Cuando le dejaron respirar nuevamente se volvi¨® hacia el centro del campo y extendi¨® sus brazos como si quisiera abrazarlos a todos. Mir¨® al cielo, le dijo algo a alguien de all¨ª arriba y fue entonces cuando su cuerpo se estremeci¨® en una convulsi¨®n. Le saltaron las l¨¢grimas. Lloraba Mart¨ªn con tanta angustia contenida que todo el estadio se conmovi¨®. Las c¨¢maras de la televisi¨®n retransmitieron luego las caras de cientos de personas abrazadas, llorando con ¨¦l.
Desde aquella noche, los peri¨®dicos argentinos se acercan al misterio como si escribieran un gui¨®n de Hollywood. "La historia fant¨¢stica", "Boca lo so?¨® as¨ª", "El muchachito de la pel¨ªcula", "El due?o de la escena", y repasan la "incre¨ªble" vida futbol¨ªstica de Mart¨ªn Palermo, al que un entrenador del Estudiantes (Miguel Angel Russo, que tambi¨¦n pas¨® por Espa?a, por el Salamanca) le dijo que s¨®lo tendr¨ªa futuro como "cortador de c¨¦sped" en los campos. Palermo, de 26 a?os, es el goleador r¨¦cord de la Liga Argentina. En 1998, convirti¨® 20 goles en 19 partidos. Es tambi¨¦n aquel que fall¨® tres penaltis en un partido Argentina-Colombia de la Copa Am¨¦rica, y el que alcanz¨® a marcar el gol 100 de su carrera la fat¨ªdica noche del 13 de noviembre de 1999, cuando ya ten¨ªa rotos los ligamentos cruzados de su rodilla derecha.
Despu¨¦s del partido con el River, el entrenador Carlos Bianchi, dijo: "Fue algo incre¨ªble, sucedi¨® todo como en una pel¨ªcula. Yo sab¨ªa que Mart¨ªn ya estaba bien, por eso lo ten¨ªa de suplente, pero si el partido se hubiera resuelto antes a nuestro favor, no le hubiera hecho entrar. De pronto sent¨ª que era el momento indicado, que lo necesit¨¢bamos. Tal vez ya estaba todo escrito". Lo cierto es que el destino de Mart¨ªn Palermo apag¨® todas las voces que dudaban de su recuperaci¨®n. Con muchas semanas de antelaci¨®n y por la puerta grande, Mart¨ªn Palermo volvi¨®. Y ya camina por esos campos como si tal cosa.
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