Caravana de Pinochet
La Corte de Apelaciones de Santiago, en un fallo de profundo calado, ha levantado la inmunidad al senador vitalicio Augusto Pinochet, acusado de la autor¨ªa de 19 secuestros en la siniestra caravana de la muerte, que recorri¨® el pa¨ªs tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 para ejecutar a opositores. El sentido de la decisi¨®n de la Corte, por 13 votos contra nueve, se conoc¨ªa desde el pasado 23 de mayo, pero al hacer p¨²blico su contenido ha cobrado toda su importancia y creado un considerable precedente que juega a favor de la credibilidad del Estado de derecho y la democracia en Chile. Una vez recurrido por la defensa de Pinochet, le corresponder¨¢ a la Corte Suprema pronunciarse sobre el desafuero. Aunque este tribunal de ¨²ltima instancia no ha pasado por una renovaci¨®n equivalente a la de la Corte de Apelaciones, no hay que dar por supuesto el sentido de su decisi¨®n. Incluso si la Corte Suprema fallara a favor de Pinochet, otro centenar de querellas aguardan al ex dictador, que puede vivir el resto de su vida como los ¨²ltimos dos a?os: pendiente de esa justicia que ¨¦l pisote¨®. La caravana judicial contra Pinochet no ha hecho sino arrancar en Chile, espoleada por la larga detenci¨®n del ex presidente en Londres.La Corte de Apelaciones considera que hay "sospechas fundadas" de los hechos punibles, cuya existencia nunca ha negado la defensa. El fallo no entra a resolver si la ley de amnist¨ªa de 1978 o el sobreseimiento de otros casos vac¨ªa esta causa, pues al ser ¨¦sta "materia de fondo" corresponde dictaminarla en el propio proceso. Del mismo modo, remite a esa futura fase judicial el posible examen m¨¦dico del octogenario Pinochet para comprobar si est¨¢ demente o no y, por tanto, capacitado para afrontar el juicio. Lo importante es que la Corte de Apelaciones acepta las posibles responsabilidades de Pinochet, aunque su estado de salud no le permitiera eventualmente asumirlas.
El general Pinochet, como recuerda la Corte, era en aquella triste ¨¦poca casi todo: como presidente de la Junta Militar "asumi¨® todos los poderes, constituyente, ejecutivo y legislativo", y como comandante en jefe del Ej¨¦rcito control¨® los servicios de espionaje. Aunque no llegara a ser el ejecutor -al delegar la operaci¨®n de la caravana de la muerte en el general Sergio Arellano-, s¨ª pudo ser autor de esos cr¨ªmenes, que el fallo considera punibles no s¨®lo por el derecho penal chileno, sino tambi¨¦n por la Convenci¨®n de Ginebra de 1949, y un protocolo adicional, del que Chile es parte, que proh¨ªbe dar muerte a un prisionero en conflictos armados no internacionales.
El fallo es, efectivamente, "muy complejo y especial", como lo ha calificado el presidente de la Corte, Rub¨¦n Ballesteros, al explicar que su redacci¨®n se ha hecho con sumo cuidado, dado que existen "connotaciones muy importantes para la tranquilidad de la ciudadan¨ªa". No cabe olvidar que una parte importante de esta ciudadan¨ªa sigue siendo, de un modo u otro, pinochetista. Pero esta vez, pese a una agitaci¨®n que pretender¨ªa un golpe judicial a favor de Pinochet, las Fuerzas Armadas est¨¢n tranquilas. El pa¨ªs, tambi¨¦n. Chile demuestra as¨ª que puede afrontar el procesamiento del antiguo golpista. Como efecto de rebote, el Gobierno ha ganado m¨¢s capacidad de maniobra, pues, con el desaforamiento del senador vitalicio, la coalici¨®n gubernamental, llamada Concertaci¨®n, ha logrado el control del Senado por vez primera desde el fin de la dictadura, en 1990. La Corte de Apelaciones y el juez Guzm¨¢n, que instruye este caso y los que le siguen, habr¨¢n contribuido decisivamente a que Chile d¨¦ un paso de gigante hacia una democracia plena. Hoy, nadie le tiene miedo a Pinochet. No es ya inmune. No debe ser impune.
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