Desde Kosovo

Hace unas semanas, los periodistas nos abordaban en los alrededores del Gran Hotel Pristina, nos abrumaban con sus c¨¢maras al cuello, con el deseo tal vez de realizar el mejor reportaje sobre un a?o despu¨¦s del inicio de los bombardeos. Iban deprisa, ven¨ªan de paso, hab¨ªan aterrizado en este enclave balc¨¢nico a medio camino entre Chechenia y Venezuela. No pasaba gran cosa, fue una pena. A decir verdad, todav¨ªa hoy, y por mucho tiempo, habr¨¢ motivo para un art¨ªculo con montaje en color y l¨¢grimas, y muertos, y frustraci¨®n, y rabia e impotencia; es decir, todos esos ingredientes que llenan las p¨¢ginas de nuestra informaci¨®n cotidiana. Ahora no est¨¢n, al menos no sale Kosovo en los peri¨®dicos. ?Qu¨¦ pena! Se habr¨ªan perdido unas buenas fotos; por ejemplo, el martes 6 de junio, cuando en el centro de Gracanica, en el mercado, alguien, una mano asesina, lanz¨® dos granadas. Se quemaron coches, se encendi¨® la ira, se revolvieron los odios, se despertaron los miedos, se desvaneci¨® la posibilidad de futuro. El jueves 8 de junio, Gracanica, enclave serbio muy cercano a Pristina, sigue cerrada. La Kfor ha multiplicado sus hombres en los alrededores, los controles son tit¨¢nicos, pero esta paz de papel se resquebraja. Desde Pristina, desde el coraz¨®n de los Balcanes, quer¨ªa haceros llegar toda mi rabia. Besos.- Estrella Mar¨ªa Lalueza Lafuente. Pristina, Kosovo, ex Yugoslavia.