Heras
Despulles, que es el t¨ªtulo de la exposici¨®n que Artur Heras inaugur¨® anoche en Bancaixa de Valencia, significa despojos, pero tambi¨¦n nos ofrece una segunda acepci¨®n: trofeos. La naturaleza del torneo tras el que se recibe el premio ya queda a la libre interpretaci¨®n. Y si convenimos con el artista que lo realmente valioso es la autenticidad creadora, la huida de la falsedad como f¨®rmula reiterada una y otra vez en pos de lo comercialmente rentable, estaremos ante lo que los americanos llamar¨ªan "un campe¨®n".En esta muestra antol¨®gica que ¨¦l mismo ha comisariado "como si me hubiera muerto y la hicieran mis amigos", se ve que Heras nunca es el mismo pese a permanecer fiel a s¨ª mismo: intelectual y t¨¦cnico, c¨¢ustico, desmitificador, dubitativo, cr¨ªtico ...y comprometido.
?Que lo del compromiso suena a cosa antigua? Pues ser¨¢ el signo de los tiempos: sobrevivir a base de "anacronismos", con un adobe de iron¨ªa.
Hace m¨¢s de un a?o, en un especial de Sa¨®, tuve que recordar c¨®mo conoc¨ª a Artur en 1977, tiempo de trabajos colectivos y exposiciones militantes en el que, junto a Boix y Armengol, el tr¨ªo se nos presentaba no como un equipo, sino m¨¢s bien como tres individualidades en di¨¢logo. "Fuerzas compartidas y compatibles", en palabras de su amigo y maestro Joan Fuster.
El pop-art no le imped¨ªa dise?arnos vistosas y panfletarias portadas para un semanario lleno de cuatribarradas. Precisamente ¨¦l, que al mismo tiempo produc¨ªa aquella transgresora exposici¨®n llamada Bandera, con ense?as barbudas, petrificadas, de arroz, de ne¨®n, plegables... banderas con ruedas o momificadas... todo un sarcasmo en los a?os en que por un color de m¨¢s o de menos te pod¨ªan abrir la crisma.
Luego, Heras plant¨® las palmeras de la Mostra de Cinema y puso en marcha la sala Parpall¨® de la Diputaci¨®n regida por Girona, una ventana al mundo antes del IVAM, desde donde sufrir¨ªa el regreso de una caverna que aguardaba su hora. As¨ª, Valencia perdi¨® un gestor y recuper¨® a un artista capaz de convertir la presencia obsesiva de la muerte en esas calaveras (las calacas que habitan entre los difuntos mexicanos) sonrientes y cordiales.
Y en esas estamos. Del cat¨¢logo de Continuum me impresion¨® que Josep Monter hablara de "no vivir en funci¨®n del futuro, ni del pasado, sino el presente desde el poso de las experiencias adquiridas por diversos caminos". Y Josep Vidal, cuando dec¨ªa que "un mal tiempo es a¨²n tiempo, ergo tiempo para lo mejor".
La exposici¨®n de Artur resulta terriblemente contempor¨¢nea, apasionada, vistosa... y "antigua" (lo son Franco brazo en alto, la hoz y el martillo...). No s¨¦ si ¨¦sto tiene que ver con su escasa presencia en los rumbosos circuitos oficiales.
Los alumnos de Rosa Serrano escribieron para el libro que una bandera es "un palo y un pl¨¢stico", y que puede servir "para una fiesta", "para las puertas", "para las falleras y el coche del se?or alcalde... y tambi¨¦n para grupos de guerra y jugar a indios y vaqueros". Y, finalmente, "para la playa: si es roja quiere decir que te puedes ahogar".
Claro que no siempre es as¨ª, y en el proceso cr¨ªtico de la creaci¨®n el artista sobrevive a la corriente con m¨¢s vigor que nunca. Pasen y vean esta retrospectiva hecha como si se hubiera muerto. Pero no, ni ganas. La ¨²ltima parte se llama Eppure si muove.
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