Fuera de juego
Todo el mundo sabe lo que es el fuera de juego en el f¨²tbol. Es la m¨¢xima expresi¨®n de la esterilidad. Cuando un jugador est¨¢ o viene de una posici¨®n de fuera de juego y pretende intervenir en el partido, lo ¨²nico que consigue es que el ¨¢rbitro sancione dicha posici¨®n y entregue la posesi¨®n del bal¨®n al equipo contrario. El fuera de juego de un solo jugador anula la actuaci¨®n de todo el equipo.Pienso que esta es la met¨¢fora que mejor expresa la posici¨®n en la que se encuentran el PNV y EA desde la firma del Pacto de Lizarra. Si hasta ese momento era HB/EH la ¨²nica formaci¨®n pol¨ªtica en fuera de juego, como consecuencia de su vinculaci¨®n con ETA, a partir de ese momento es todo el nacionalismo vasco el que se ha situado en dicha posici¨®n. En lugar de ser una "pista de aterrizaje" del nacionalismo terrorista en las instituciones, que fue la manera en que el PNV intent¨® justificar la firma de dicho pacto, Lizarra se ha convertido en todo lo contrario: ETA ha arrastrado a todo el nacionalismo a la posici¨®n de fuera de juego en la que ella se encontraba y lo ha reducido a la m¨¢s completa esterilidad. Mientras se mantengan en Lizarra, nada de lo que digan o hagan el PNV y EA podr¨¢ ser tomado en consideraci¨®n. La jugada est¨¢ ya anulada.
El problema es m¨¢s grave todav¨ªa porque PNV y EA son los partidos que constituyen el Gobierno vasco y, en consecuencia, la esterilidad pol¨ªtica del nacionalismo se convierte en par¨¢lisis institucional. El Gobierno exclusivamente nacionalista (PNV y EA) constituido tras las elecciones auton¨®micas de oto?o de 1998 con el apoyo externo de EH, para hacer efectivo el programa pol¨ªtico de Lizarra, se ha visto desautorizado en la pr¨¢ctica con el resultado de las elecciones municipales del 13 de junio de 1999 y con el de las elecciones generales de 2000 y desahuciado con la reanudaci¨®n de los asesinatos por parte de ETA. El Gobierno del PNV y EA, a la vista de los resultados electorales, no ha podido aceptar la ejecuci¨®n del programa pol¨ªtico de Lizarra en los t¨¦rminos solicitados por ETA. Como consecuencia de ello, ETA ha reanudado los asesinatos y EH ha decidido que s¨®lo acudir¨¢ al Parlamento vasco cuando se traten asuntos relacionados con el programa pol¨ªtico de Lizarra, dejando al Gobierno en minor¨ªa. ETA condena al nacionalismo democr¨¢tico a la par¨¢lisis pol¨ªtica. EH lo condena a la par¨¢lisis institucional.
?ste es el problema que se viene arrastrando en el Pa¨ªs Vasco a lo largo de esta legislatura y que est¨¢ viciando de ra¨ªz la vida pol¨ªtica en general y el funcionamiento de las instituciones en particular. El ¨²ltimo pleno del Parlamento, en el que fue expulsado el portavoz socialista y en el que un diputado del PP falt¨® de manera intolerable el respeto al lehendakari, creo que ha sido bastante expresivo. El poder es un elemento de agregaci¨®n social, cuando los ciudadanos lo perciben como un poder leg¨ªtimo. Pero se convierte en todo lo contrario cuando hay una crisis de legitimidad. Eso es Lizarra. El Gobierno existe por Lizarra, pero el programa pol¨ªtico de Lizarra no es ejecutable. Su legitimidad de origen es incompatible con su legitimidad de ejercicio. El resultado es la par¨¢lisis. Todos los vicios pol¨ªticos imaginables encuentran en una situaci¨®n de par¨¢lisis su caldo de cultivo.
Por eso es urgente que el PNV y EA rectifiquen. ETA pod¨ªa estar en fuera de juego sin provocar por ello la par¨¢lisis de todo el sistema pol¨ªtico. El PNV y EA no pueden. Su posici¨®n de fuera de juego lo paraliza todo. Sin el nacionalismo democr¨¢tico no hay vida pol¨ªtica e institucional posible. Pero con el nacionalismo democr¨¢tico en posici¨®n de fuera de juego tampoco.
Ahora bien, si el PNV y EA tienen que rectificar, el PP y, sobre todo, el Gobierno de la naci¨®n, tambi¨¦n tienen que hacerlo. No se puede equiparar al nacionalismo democr¨¢tico con ETA y, sobre todo, no puede el Gobierno justificar en dicha equiparaci¨®n el incumplimiento de sus obligaciones constitucionales. El Gobierno de la Naci¨®n no puede ocultarle informaci¨®n al Gobierno vasco en las materias que son competencia de ¨¦ste, como se ha reconocido por Enrique Villar, con el pretexto de que est¨¢n aliados con los asesinos. Si as¨ª fuera, el Gobierno tendr¨ªa que actuar de otra manera: la que est¨¢ prevista en el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n. La Constituci¨®n vincula al PNV y EA, pero tambi¨¦n al PP y su Gobierno.
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