La materia prima de la guerra
Los agravios, la injusticia, la ausencia de democracia, los abusos contra los derechos humanos, las diferencias ¨¦tnicas, la pobreza... suelen acompa?ar a las guerras civiles, pero ninguno de estos factores es capaz, por s¨ª solo, de desencadenarlas. ?sta es, al menos, la conclusi¨®n a la que llega el Banco Mundial (BM) tras analizar 47 guerras civiles en el mundo desde 1965.El odio no es suficiente y, en demasiadas ocasiones, es el resultado m¨¢s que la causa de las guerras civiles. Para que ¨¦stas comiencen hace falta que un grupo rebelde tenga los medios con los que luchar y que el conflicto, al menos para ese grupo, sea rentable. Por supuesto que habr¨¢ agravios "imaginarios o reales" por los que luchen los rebeldes, pero el Banco Mundial, en un informa que hizo p¨²blico ayer, desentierra a Marx para reivindicar las causas econ¨®micas de la guerra. Y ¨¦stas no son, como podr¨ªa imaginarse, ni la pobreza ni la desigualdad. ?Cu¨¢les, entonces? Seg¨²n la instituci¨®n nacida en Bretton Woods, hay una que es clave: cuando una de las principales fuentes de riqueza del pa¨ªs es la exportaci¨®n de alguna materia prima sin elaborar, el riesgo de conflicto es m¨¢ximo.
El motivo es que las materias primas son un bot¨ªn f¨¢cil y rentable para cualquier grupo rebelde. Pueden financiar sin problemas el coste de un conflicto, y formar parte de una guerrilla; en muchos pa¨ªses en desarrollo, puede ser la mejor opci¨®n laboral para sus poblaciones.
El Banco Mundial pone a Sierra Leona como ejemplo. Recuerda que los rebeldes que tomaron en enero de 1999 Freetown amputando manos a golpe de machete ten¨ªan reclutados a unos 20.000 hombres. Que para firmar la paz, se ofreci¨® a su l¨ªder una vicepresidencia; que ¨¦ste prefiri¨® ser ministro de Minas y que la tranquilidad ha durado poco. A¨²n m¨¢s, el BM afirma que aunque se logre comprar a un grupo rebelde, si hay condiciones econ¨®micas para que surja otro, lo har¨¢.
Y la principal de esas condiciones es hacerse con el control de las materias primas destinadas a la exportaci¨®n. No hay ayuda de donantes internacionales, advierte el BM, que pueda competir con el control de unas buenas minas, mejor de diamantes que de cobre, aunque tambi¨¦n ¨¦stas pueden valer. Como ejemplo recuerda que Jonas Savimbi, l¨ªder de la guerrilla angole?a UNITA, acumul¨® durante la primera guerra un bot¨ªn de m¨¢s de 4.000 millones de d¨®lares (860.000 millones de pesetas) y que dedic¨® parte de estos activos a la segunda guerra. "Los diamantes hicieron a UNITA tan rica que no hab¨ªa nada que los donantes pudieran ofrecerle a cambio de parar el conflicto", se queja el BM.
"Las materias primas destinadas a la exportaci¨®n son especialmente vulnerables tanto a la fiscalidad de los gobiernos como a la apropiaci¨®n por las guerrillas", asegura el informe. "Una vez que la mina est¨¢ abierta, merece la pena explotarla, incluso aunque una parte de los beneficios vayan a parar a la guerrilla. Una vez que las plantas de caf¨¦ han crecido, merece la pena recolectar la cosecha aunque haya que pagar un tanto al Gobierno o a los rebeldes", a?ade. Y el mismo argumento es aplicable a las plantaciones de coca o, con m¨¢s dificultad, a los pozos de petr¨®leo.
Es cierto que las guerras civiles se han cebado en los ¨²ltimos a?os en pa¨ªses pobres y que tienen en las materias primas una de sus escasas fuentes de riqueza, pero debe haber alg¨²n elemento que act¨²e de espita para desencadenar el conflicto. El BM responde que hay un c¨®ctel que resulta explosivo: que esas materias primas exportables supongan la cuarta parte o m¨¢s de la renta del lugar (de su producto interior bruto, PIB), que el crecimiento econ¨®mico sea bajo o descendente y que, a cambio, el pa¨ªs se enfrente a una explosi¨®n demogr¨¢fica con un bajo ¨ªndice de alfabetizaci¨®n. Enrolarse en la guerrilla es, en estos casos, la mejor salida profesional para ni?os y j¨®venes.
El Banco Mundial reconoce que una visi¨®n tan economicista de los conflictos tendr¨¢ detractores. Admite que los observadores independientes que acuden a estos lugares en guerra ven odios, ¨¦tnicos o religiosos, agravios contra parte de la poblaci¨®n, conflictos pol¨ªticos, abusos contra los derechos humanos... y tienden a concluir que ellos son la causa y no s¨®lo el efecto de las guerras.
Adem¨¢s de argumentar que "es la guerra la que produce un intenso conflicto pol¨ªtico" y no al rev¨¦s, el BM mantiene que la diversidad ¨¦tnica no es un factor de riesgo, sino todo lo contrario. Consciente de que ¨¦sta es una afirmaci¨®n pol¨¦mica, argumenta que la etnia es un factor de riesgo s¨®lo cuando hay un grupo mayoritario que controla entre el 45% y el 90% de la poblaci¨®n. En esos casos, ese grupo puede, incluso democr¨¢ticamente, aplastar a las minor¨ªas. Para que se desencadene la guerra, ¨¦stas s¨®lo necesitan medios econ¨®micos para luchar. Los fondos aportados por los expulsados del pa¨ªs pueden convertirse en una materia prima alternativa. La di¨¢spora, debidamente organizada y despu¨¦s de lograr una mejora en su nivel de vida, puede dedicar parte de sus ingresos a financiar la guerrilla.
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