El suceso de Huelva tiene las caracter¨ªsticas de un crimen por motivos pasionales
VIENE DE LA P?GINA 1 Las familias, hasta ayer, eran de lo m¨¢s normal, seg¨²n recalcan sus vecinos. Doroteo G¨®mez estaba en el ret¨¦n de vigilancia forestal del Infoca como conductor. Hoy mismo le tocaba el turno de noche. Valero y G¨®mez repart¨ªan su tiempo en la zona denominada Cruz de la Mujer, unos terrenos propiedad del Ayuntamiento. El cortijo de G¨®mez, que hab¨ªa pasado a sus manos desde sus suegros, estaba muy bien preparado y el de Valero era m¨¢s modesto. Hubo alguna rencilla porque las ovejas se met¨ªan y pisoteaban los huertos de los cortijos de la zona, pero es dif¨ªcil que hubiera peleas por las tierras, ya que ¨¦stas eran de propiedad municipal y se pagaba un m¨ªnimo alquiler. Pero est¨¢ claro que algo llev¨® a los asesinatos.
Como adem¨¢s de la esposa mat¨® a un var¨®n y despu¨¦s se suicid¨®, inmediatamente se ha espoleado la versi¨®n del crimen pasional. Las premisas se cumplen, pero la edad de los fallecidos y el hecho de que nadie en el pueblo se sospechara lo m¨¢s m¨ªnimo de un posible romance llevan a los investigadores a la cautela a la hora de hablar de las causas. Oficialmente no se da nada por seguro.
Los protagonistas del suceso viv¨ªan en un pueblecito eminentemente agr¨ªcola de una de las zonas m¨¢s deprimidas de Andaluc¨ªa. Su vida era bastante rutinaria y espartana. Levantarse temprano y trabajar con los animales o con la huerta. Uno de tantos pueblos en los que los d¨ªas pasan uno tras otro sin mucha diferencia. Vidas en com¨²n de pareja, pero bastante solitarias, tanto para dentro como para fuera. Situaciones de las que est¨¢ llena la criminolog¨ªa nacional, incidentes o meras obsesiones que se enquistan y que tras rumiarse durante a?os pueden desembocar en un crimen terrible, completamente desproporcionado con el motivo. Por el momento algunos vecinos se limitan a decir: "Doroteo y Manuel deb¨ªan tener cuentas que ajustar".
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