Objeciones y virtudes

Nadie duda ya de la importancia de la fiscalidad verde en la consecuci¨®n de dos objetivos b¨¢sicos de este final de siglo, como son el equilibrio entre sostenibilidad y desarrollo y el acercamiento de la econom¨ªa a las magnitudes f¨ªsicas y ambientales. : El turismo representa en Andaluc¨ªa uno de los sectores b¨¢sicos de nuestra econom¨ªa (cerca de dos billones de pesetas de un total de nueve billones del PIB andaluz). Junto con la agricultura representa una de las locomotoras del crecimiento de la comunidad andaluza. Pero este enorme peso no s¨®lo se refleja en el PIB andaluz sino tambi¨¦n en el consumo de recursos naturales y en la generaci¨®n de impactos ambientales. M¨¢s del 25% de los recursos naturales que consume la estructura econ¨®mica andaluza son consumidos por la actividad tur¨ªstica, seg¨²n c¨¢lculos extra¨ªdos de las tablas ambientales de Andaluc¨ªa.La reconversi¨®n ecol¨®gica del sector tur¨ªstico es no s¨®lo un objetivo ambiental sino tambi¨¦n econ¨®mico. De esto parecen haberse dado cuenta otras comunidades como Baleares y Canarias, que est¨¢n estudiando y poniendo en marcha medidas con este objetivo de la calidad ambiental. Dentro de estas medidas se inscribe la llamada ecotasa tur¨ªstica: una tasa m¨®dica cobrada a cada turista con destino a la restauraci¨®n y correcci¨®n de los impactos y costes ambientales del turismo. En Andaluc¨ªa el debate acaba de abrirse y ya hay sectores que, posiblemente guiados por la ignorancia, se oponen frontalmente a una medida tan razonable como modesta.

Diversos son los argumentos que se esgrimen desde algunos, no todos ni mucho menos, sectores del empresariado contra la ecotasa. Estas objeciones las podemos agrupar en tres bloques: jur¨ªdicas, administrativas y econ¨®micas. Las objeciones jur¨ªdicas ponen en duda la legalidad de una tasa que podr¨ªa suponer un obst¨¢culo a la libre circulaci¨®n de las personas dentro del Estado espa?ol tal como la Constituci¨®n espa?ola y la LOFCA precisan. Tal objeci¨®n ha quedado hace bastante tiempo resuelta en lo relativo a la fiscalidad de las comunidades aut¨®nomas, en la sentencia de 16 de noviembre de 1981 del Tribunal Constitucional, cuando indica que s¨®lo cuando la tasa o impuesto persiga deliberada e intencionalmente el objetivo de establecer tales obst¨¢culos a la libre circulaci¨®n se podr¨¢ entender como inconstitucional y contraria a lo regulado por la LOFCA. De lo contrario, supondr¨ªa anular por completo la competencia y capacidad fiscal de las comunidades aut¨®nomas. Es obvio que tal intencionalidad, ni expl¨ªcita ni impl¨ªcitamente, existe en la ecotasa.

Otro argumento utilizado ha sido la desconfianza hacia el destino ambiental de los recursos econ¨®micos obtenidos por la ecotasa. Se aduce para ello una profunda desconfianza hacia la fiabilidad fiscal de la Junta de Andaluc¨ªa. Pero tal objeci¨®n no ser¨ªa s¨®lo aplicable a la ecotasa sino a cualquier impuesto auton¨®mico, incluso estatal o municipal; de ser consecuente nos tendr¨ªa que llevar a propugnar la insumisi¨®n fiscal total, puesto que no confiamos en el uso y destino de los fondos recaudados. ?Por qu¨¦ entonces desconfiar s¨®lo del destino de la ecotasa?

Por ¨²ltimo, las pegas econ¨®micas alegan que la ecotasa disminuir¨ªa las visitas tur¨ªsticas. Es decir, que ser¨ªa una medida desincentivadora de la promisi¨®n tur¨ªstica. Pero lo cierto es que son s¨®lo mil pesetas por persona y a?o: ?qui¨¦n no vendr¨¢ desde Alemania, Francia, Jap¨®n o Bilbao por mil pesetas m¨¢s o menos? La demanda tur¨ªstica no est¨¢ b¨¢sicamente determinada por un aumento de costes tan insignificante como supondr¨ªa la ecotasa. Es m¨¢s, al comienzo, que es cuando esta medida tiene m¨¢s impacto en la percepci¨®n del usuario, la ecotasa ser¨ªa un elemento de prestigio y de garant¨ªa de calidad. La media de gasto de un turista en Andaluc¨ªa es de unas 20.000 pesetas al d¨ªa y la media de duraci¨®n de la estancia es de 15 d¨ªas; esto supone que la ecotasa comportar¨ªa un coste para el turista del 0,035% del coste total de la visita a nuestra tierra, unas 66,6 pesetas al d¨ªa. ?Son estos costes disuasorios o insoportables?

De cualquier manera, si todos estamos de acuerdo en que los impactos y los costes ambientales existen, ?qui¨¦n los paga?, ?de qu¨¦ forma se corrigen? Alguien debe pagar, lo que no puede ser es que se ignoren estos costes o que recaigan sobre los hombros de todos. La propuesta de ecotasa realizada contiene la previsi¨®n de que hasta el 50% de lo recaudado pueda ir dirigido a la financiaci¨®n de proyectos privados de reconversi¨®n ecol¨®gica del sector tur¨ªstico. De esta manera, la ecotasa no s¨®lo sirve para recaudar (cerca de 15.000 millones, seg¨²n las cifras de turistas de 1998), sino tambi¨¦n para reconvertir el sector y evitar los costes ambientales que por su dimensi¨®n y naturaleza ecol¨®gica no son internalizables econ¨®micamente.

Hay un ¨²ltimo argumento (?) usado por un alto cargo de Turismo para desechar la ecotasa en Andaluc¨ªa y aceptarla en Baleares: "All¨ª est¨¢n saturados, aqu¨ª no". ?Y qu¨¦ vamos a esperar, a llegar a la situaci¨®n de all¨ª? ?No es precisamente nuestra situaci¨®n mucho mas favorable para actuar ahora? La ecotasa ser¨ªa el comienzo de una pol¨ªtica fiscal ecol¨®gica tan necesaria en otros sectores y tan importante para que la degradaci¨®n ambiental no siga avanzando y podamos contemplar el nuevo milenio con esperanza.

FRANCISCO GARRIDO PE?A

Francisco Garrido Pe?a es portavoz de Los Verdes de Andaluc¨ªa.