Marc Almond deslumbra en el S¨®nar y Fangoria no conecta con el p¨²blico

Las cifras siguen dando alas al S¨®nar, el festival que ayer vivi¨® su segunda jornada en Barcelona. Unas 12.000 personas visitaron el CCCB durante las dos primeras sesiones diurnas, y son 15.000 las que han pasado por las dos noches de una Mar Bella que ha colgado para la de hoy el cartel de "no hay entradas". En el recinto caben 11.000 espectadores. Anteanoche, Marc Almond deslumbr¨® y Fangoria no conect¨® con el p¨²blico.Por lo que hace a la jornada diurna de ayer viernes, el desembarco del sello Mute se convirti¨® en una de las referencias del d¨ªa.

La cosa fue del rock, con veleidades modernas de los norteamericanos Echoboy, al paisajismo sonoro desplegado por Pan American, el proyecto paralelo del l¨ªder de Labradford. El p¨²blico acogi¨® con cierta distancia estas propuestas, entreg¨¢ndose tan s¨®lo al preciosismo mel¨®dico de los ingleses Goldfrapp. Menci¨®n aparte mereci¨® el salvajismo industrial del holand¨¦s Speedy J., protagonista de una de las actuaciones m¨¢s cortantes y angustiosas de lo que llevamos de S¨®nar.

La noche del jueves acab¨® entronizando la figura de Marc Almond, un artista sobrado de talento, con una sensibilidad exquisita y un dominio de escenario que dej¨® boquiabierta a la escasa parroquia que a aquella hora le escogi¨® entre la m¨²ltiple oferta del festival. Es tonter¨ªa hablar de sorpresa en un festival que en s¨ª mismo es una pura sorpresa, pero lo cierto es que el artista brit¨¢nico deslumbr¨® con una actuaci¨®n intachable en una noche que acab¨® siendo suya.

Intimismo

Para aumentar el m¨¦rito de Almond se ha de destacar que no jugaba precisamente en terreno propio. De entrada, Open all night, su ¨²ltimo disco, es un ejercicio marcado por el intimismo, un intimismo a priori dificultosamente aireable en un local con las proporciones de la Mar Bella.

Fue igual, porque cuando hay talento sobran los n¨²meros, las dimensiones y todo aquello que no tenga directa relaci¨®n con la emoci¨®n. Actuando con la convicci¨®n de un artista que respeta a su p¨²blico, Almond estuvo simplemente enorme. Y como alguien dijo, tuvo la osad¨ªa de marcarse un delicioso set ac¨²stico en un festival electr¨®nico.

Solap¨¢ndose con su actuaci¨®n, los Death in Vegas fueron la otra sorpresa de la noche no tanto por su concierto, sino por su creciente capacidad de convocatoria. Los brit¨¢nicos, otros heterodoxos en un festival heterodoxo, apelaron a su papilla de rock y psicodelia electr¨®nica para convencer a un p¨²blico desbordado por la intensidad que escup¨ªa el escenario.

De nuevo, en aquel momento ven¨ªa a la cabeza c¨®mo el S¨®nar se sale por la tangente para garantizar su ¨¦xito. En los espacios tradicionalmente consagrados al techno estaban actuando a la vez un crooner glamouroso, Marc Almond, y una banda de rock, Death in Vegas, y ambos estaban triunfando.

Luego le lleg¨® el turno a Fangoria, llamados a ser tambi¨¦n una de las referencias de la primera noche del festival. Lastimosamente, las expectativas no se cumplieron, y Alaska y Nacho Canut protagonizaron uno de los conciertos m¨¢s grises que han ofrecido en Barcelona. La causa de ello no hay que buscarla en una sonorizaci¨®n m¨¢s que cuestionable, sino en alguna raz¨®n que cort¨® la comunicaci¨®n entre grupo y p¨²blico.