Espect¨¢culo
Si el juicio por el caso Atl¨¦tico, que se celebra estos d¨ªas en la Audiencia Provincial de M¨¢laga con Jes¨²s Gil como principal protagonista, se hubiera televisado, seguramente estar¨ªa alcanzando importantes cotas de audiencia, porque es todo un espect¨¢culo. No s¨®lo por la popularidad de varios de los acusados o por el inter¨¦s que pueda tener para los amantes del Derecho el ver actuar a algunos de los abogados y fiscales m¨¢s importantes de Espa?a, sino porque lo que ocurre dentro de la sala se parece a veces m¨¢s a una comedia de situaci¨®n que a un juicio.Los acusados en un juicio generalmente permanecen en el banquillo derechitos, como si estuvieran en misa. Aqu¨ª, en cambio, se comportan como alumnos revoltosos de una clase. Miguel ?ngel Gil Mar¨ªn, por ejemplo, se pas¨® varios d¨ªas sentado con las piernas en alto. Jos¨¦ Luis Sierra, el alumno m¨¢s aventajado de la clase, se permiti¨® soplar alguna respuesta a otros acusados durante los interrogatorios. Es que estar sentado en un banquillo para que te interroguen de manera inmisericorde durante horas es una tortura. Si no, que se lo digan al perito del Estado que investig¨® para la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n las cuentas del Atl¨¦tico de Madrid y de Marbella, Juan Antonio Mart¨ªnez Men¨¦ndez. Probablemente, despu¨¦s de ¨¦sta, el hombre no vuelva por M¨¢laga ni para dar un recado. Estuvo declarando seis horas. Casi se queda af¨®nico respondiendo a lo que el presidente de la sala, Jos¨¦ Mar¨ªa Mu?oz Caparr¨®s, lleg¨® a calificar de "examen de Derecho Mercantil" por parte de Jos¨¦ Luis Sierra, que ejerce su propia defensa.
Porque el juicio est¨¢ llegando a ser algo as¨ª como el mundo al rev¨¦s. El martes pasado, uno de los acusados, Jos¨¦ Ram¨®n Guimaraens, repiti¨® varias veces que el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 7 de Marbella, donde lo interrogaron en la fase de investigaci¨®n el juez Santiago Torres y el fiscal Carlos Castresana, era "una c¨¢mara de tortura". Tanto insisti¨® que al final el presidente de la sala lo llam¨® al orden diciendo: "hombre, la Justicia no tortura, pero es una tortura acercarse a ella". Tanto m¨¢s cuanto menos poderoso se sea. En este caso, despu¨¦s de una instrucci¨®n "tortuosa", los acusados se enfrentan a un juicio con luz, p¨²blico y taqu¨ªgrafos (televisi¨®n no. No quisieron). Y no se sabe si porque est¨¢n seguros de su inocencia o por una cuesti¨®n de formas, est¨¢n ofreciendo espect¨¢culo.
ESPERANZA PEL?EZ
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