Maragall se esfuerza en demostrar que no ha quedado prisionero del aparato del partido
No hay como ser optimista para superar los obst¨¢culos. Pasqual Maragall dedic¨® sus esfuerzos ayer a demostrar que, pese a no haber sido el dirigente m¨¢s votado en el congreso que el domingo le nombr¨® presidente del PSC, no est¨¢ en manos del aparato del partido. El que controlan, precisamente, Jos¨¦ Montilla y Miquel Iceta, los dos dirigentes que tuvieron m¨¢s apoyo que ¨¦l en la votaci¨®n de la nueva direcci¨®n. Maragall asegur¨® que en este congreso "no ha habido voluntad de da?ar y castigar" a ning¨²n dirigente o familia del partido, sino de "unir y convencer para ganar". Colaboradores de Maragall destacaban ayer que en el anterior congreso del PSC el hoy presidente sali¨® mucho m¨¢s desairado que ahora.
Pero el da?o ya est¨¢ hecho y ahora es muy dif¨ªcil disimularlo. Maragall y Narc¨ªs Serra, primer secretario saliente, orientaron el 9 Congreso del PSC para encumbrar al primero en la c¨²pula del partido como paso previo a lograr la presidencia de la Generalitat. A la hora de la verdad, sin embargo, el aparato del partido quiso mostrar su poder¨ªo y dejar claro que aceptaba a Maragall, pero manten¨ªa el control de la direcci¨®n. Y las votaciones lo dejaron claro. Primero, Jos¨¦ Montilla, el nuevo primer secretario, con m¨¢s votos que nadie. Segundo, Miquel Iceta, el cerebro del grupo de dirigentes territoriales que controlan el partido, ahora convertido en portavoz del PSC. Tercero, su l¨ªder pol¨ªtico, Jos¨¦ Borrell, ahora en horas bajas, Y luego, cuarto, Maragall.Es cierto que la distancia es ahora menor que en el anterior congreso. Maragall qued¨® entonces a 6 puntos porcentuales por debajo de Montilla y a 13 de Borrell. Ahora ha quedado s¨®lo a tres puntos de Montilla y ha empatado con Borrell, aunque ha sido superado por Iceta.
Para quitar hierro a este desaire, Montilla asegur¨® ayer que "no hubo voto de advertencia" , sino simplemente voto libre y secreto de los delegados. E hizo suyas las palabras de Maragall en la clausura del congreso acerca de la compenetraci¨®n entre ambos. Tendr¨¢n una decepci¨®n, asegur¨®, quienes piensan que se inicia "una pelea para la delimitaci¨®n de nuestras funciones".
Pujol opina sobre el congreso
El disgusto por la situaci¨®n creada se extiende a los dirigentes de las minor¨ªas, obiolistas y maragallistas, que pese a haber renunciado a dar batalla, precisamente en aras de la paz interna, fueron tambi¨¦n claramente castigados en las votaciones.
Los adversarios de los socialistas se lanzaron a hurgar en la herida. El primero, Jordi Pujol. El l¨ªder de CiU ha querido tener este fin de semana una fuerte presencia en los medios de comunicaci¨®n, con entrevistas en prensa y radio, para dar su contrapunto al congreso. Ayer lo calific¨® como "un triunfo del socialismo puro y duro y del aparato del partido", en contradicci¨®n con la orientaci¨®n dada entonces por Maragall a su campa?a electoral, de la que record¨® que "buscaba difuminar el socialismo y abrirse a la sociedad".
Pujol dijo que "el gran momento de Maragall ya ha pasado" y fue el de las pasadas elecciones auton¨®micas. "Como en el futbol, si no marcas en el momento que has de marcar, despu¨¦s marcan los otros. Ellos pudieron marcar en las elecciones auton¨®micas y me parece que ahora hay un cierto reflujo".
Con parecida orientaci¨®n se pronunci¨® Josep Llu¨ªs Carod, secretario general de ERC. Este se?al¨® que la rotunda victoria del aparato del partido encasilla al PSC y a Maragall en el estricto ¨¢mbito electoral socialista, por lo que limita sus posibilidades de crecimiento. "El aparato del partido tiene ahora un control casi absoluto", se?al¨®, "y aunque Maragall sea el presidente le resultar¨¢ muy dif¨ªcil volver a ofrecer la imagen de que est¨¢ por encima de la formaci¨®n".
El poder del aparato se puso de manifiesto tambi¨¦n en otras cuestiones. El PSC ha querido mostrarse en este congreso como un partido sinceramente lanzado a la renovaci¨®n, adoptando medidas como la limitaci¨®n de mandatos de los diputados de los parlamentos catal¨¢n, espa?ol y europeo a un m¨¢ximo de tres consecutivos. Y extendiendo esa limitaci¨®n a los cargos internos.
Pero para los cargos internos esta limitaci¨®n ser¨¢ de aplicaci¨®n s¨®lo cuando se trate de permanecer m¨¢s de tres per¨ªodos congresuales consecutivos "en un mismo puesto". Lo que, en la pr¨¢ctica, significa que no impide que haya dirigentes que se mantengan durante m¨¢s tiempo en las ejecutivas, siempre que se les cambien las responsabilidades. Incluso en el congreso se bromeaba el domingo sobre la habilidad del aparato para, tal como dijo un ex diputado, "introducir limitaciones, pero para los dem¨¢s".
El complicado equilibrio sobre el que se ha alzado Maragall se puso tambi¨¦n en evidencia con la imposici¨®n de Manuela de Madre como n¨²mero tres en la candidatura para la direcci¨®n, por delante del secretario de organizaci¨®n. La jerarqu¨ªa org¨¢nica tradicional del PSC ha sido ya forzada en este congreso al dotar a la presidencia con poderes pol¨ªticos, en vez de representativos, como era hasta ahora. Tanto era as¨ª que, por ejemplo, al presidente saliente, Raimon Obiols, se le impidi¨® incluso que pudiera dirigirse al congreso en la sesi¨®n de clausura para despedirse.
La nueva concepci¨®n de la presidencia, no definida todav¨ªa en el reglamento interno, supone que en la jerarqu¨ªa del partido hay un n¨²mero uno y un n¨²mero dos, que ser¨ªa el primer secretario. Aunque ambos titulares, Maragall y Montilla, se ha juramentado para aplicar la norma de Isabel y Fernando, tanto monta, monta tanto. Pero Manuela de Madre, exigi¨® que se le diera el n¨²mero tres del partido, por delante del secretario de organizaci¨®n. Aleg¨® que este fue el puesto que se le di¨® en las elecciones auton¨®micas y que no quer¨ªa quedar por debajo. Y lo consigui¨®. Aunque con un cargo, el de secretaria nacional, cuyo contenido est¨¢ tambi¨¦n por fijar.
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