Versos tras las rejas
"Para m¨ª es como gritar fuerte para que la gente te oiga. Por eso escribo. Me gustar¨ªa cambiar muchas cosas de este mundo como el maltrato infantil o las guerras ¨¦tnicas... S¨¦ que no puedo hacerlo escribiendo, pero me parece una forma de intentar que alguien pueda entender algo".Desde la prisi¨®n almeriense El Acebuche, donde cumple condena, este sevillano ha optado por firmar sus textos con un seud¨®nimo que sintoniza con las motivaciones que le llevan a enfrentarse a un folio en blanco: "Mensajero".
Este joven es uno de los presos de El Acebuche que han decidido combatir el aislamiento que les rodea a trav¨¦s de la escritura. Es su modo de romper fronteras. De limar barrotes.
Cada semana, un grupo de 10 hombres, encarcelados por diversos motivos, se sienta en un pupitre, frente al encerado, y centra su atenci¨®n en Nieves G¨®mez, una profesora del Departamento de Did¨¢ctica de la Lengua y Literatura y Ciencias Sociales de la Universidad de Almer¨ªa que les ha brindado, junto a Juan Carlos Mart¨ªnez, jefe de la unidad docente del citado centro penitenciario de Almer¨ªa, la posibilidad de participar en un taller de literatura.
El contacto directo con los presos es el pilar del estudio sobre literatura carcelaria en el que se ha enfrascado Nieves G¨®mez. Una investigaci¨®n novedosa que persigue, en esencia, responder a una ¨²nica pregunta: ?Por qu¨¦ escriben los presos?
"La mayor¨ªa escribe para entretenerse. Para muchos es una v¨¢lvula de escape, una forma de evadirse. Tambi¨¦n hay una minor¨ªa que escribe porque realmente le gusta", concluye Nieves G¨®mez.
La investigaci¨®n comenz¨® como suelen iniciarse muchas de las cosas importantes: por puro azar.
Especializada en literatura de tradici¨®n oral, Nieves G¨®mez almorzaba un d¨ªa en el comedor de la Universidad almeriense cuando a su mesa se sent¨® un funcionario de la prisi¨®n de El Acebuche. Entablaron conversaci¨®n y acabaron coincidiendo en lo interesante que ser¨ªa estudiar las motivaciones que llevan a los presos a coger un bol¨ªgrafo y un papel en blanco.
La conversaci¨®n deriv¨®, meses despu¨¦s, en la primera clase del taller de literatura que, desde enero, Nieves G¨®mez imparte todas las semanas en el centro penitenciario.
"Es la primera vez que me pongo a escribir algo. Me met¨ª en esto para ver c¨®mo era. Y empec¨¦ a escribir y me gusta. Me ayuda a tener un deseo por algo, a aspirar a otra cosa. Escribiendo me olvido de la rutina del patio. Me ayuda a espantar la soledad". Las palabras de Andr¨¦s respaldan una de las conclusiones a las que ha llegado Nieves en su estudio.
A otros presos, escribir no les pilla de nuevas. Es el caso de Rafael Alfaro, un cordob¨¦s cuyos escritos han sido refrendados por los jurados de varios concursos: "Yo escrib¨ªa desde peque?o. Siempre poes¨ªa. Y me gusta mucho. Me ayuda. Tengo poemas de las ocho provincias andaluzas y sobre otros muchos temas".
El amor, la madre, la libertad, la sociedad, la injusticia... son los temas recurrentes en los textos que escriben los internos de El Acebuche.
"En general, ellos tratan de demostrar que son personas como los dem¨¢s. La literatura les sirve para so?ar con la libertad y tratar de hacer ver que son gente normal", explica Nieves G¨®mez. Pero el intento esconde la trampa.
La investigadora reconoce que algunos internos le han confesado que no escriben con un fin desinteresado. Emborronar cuartillas puede ser la excusa para sumar puntos y salir antes del trullo. Lo que refleja el papel no es lo que siente el autor. "Pero eso lo hacemos todos. No los estoy defendiendo ni condenando. S¨®lo s¨¦ que una de las conclusiones a las que he llegado es que estas personas son tan buenas y tan malas como podemos ser todos los que estamos fuera", comenta Nieves G¨®mez.
El resultado de la investigaci¨®n, que incluir¨¢ muchos de los textos escritos por los reclusos, se publicar¨¢ a final de este a?o. Los posibles beneficios que pudiera reportar se destinar¨¢n a la investigaci¨®n sobre el sida infantil.
"Me hace mucha ilusi¨®n que se publique lo que he escrito. Sobre todo por el fin social que tiene. Ya que le he hecho mal a la sociedad con mis tonter¨ªas, me sentir¨ªa muy satisfecho si pudiera devolver mi deuda". Jes¨²s Traico, malague?o, acumula 11 a?os de rejas a sus espaldas.
Sus palabras confirman otra de las conclusiones del estudio: "La literatura les sirve para impulsar su autoestima. Escribir les permite sentir que tienen algo que decir. Al final, son personas como los que estamos fuera", comenta Nieves.
Jes¨²s Robles Gonz¨¢lez es un granadino nacido en Fuentevaqueros. La droga le conden¨® al presidio. Escribiendo se rebela contra el destino que lo encarcel¨®. Espera, alg¨²n d¨ªa, contar su verdadera historia a trav¨¦s de la letra.
Mientras la investigaci¨®n de Nieves G¨®mez se publica, ya son algunos los que, con sus escritos, con versos paridos tras las rejas, respaldan una de las conclusiones principales: "Escribir, para los presos, es gritar libertad".
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