El Estado pagar¨¢ 92 millones al joven que se qued¨® ciego por el tiro de un polic¨ªa
La Audiencia de Madrid ha condenado a un a?o de c¨¢rcel y a pagar casi 92 millones de pesetas al polic¨ªa nacional ?scar Garc¨ªa Gil por disparar con una escopeta de perdigones a un joven de etnia gitana cuando ¨¦ste se bajaba de un coche para entregarse, tras una persecuci¨®n policial. La v¨ªctima, Jos¨¦ F. B., menor de edad, perdi¨® la visi¨®n en ambos ojos. Lo m¨¢s destacado de la sentencia es que el tribunal ha decretado, respecto a la indemnizaci¨®n, que el Estado es responsable civil subsidiario. La v¨ªctima necesitar¨¢ una persona que le ayude de por vida, de ah¨ª la cuant¨ªa de la indemnizaci¨®n. Su abogado, Eduardo Alarc¨®n, pidi¨® al tribunal 400 millones, y el fiscal, 40 millones. Los jueces consideran probado que el agente policial, suspendido en sus funciones durante un a?o, cometi¨® un delito de imprudencia grave. Aseguran que el 17 de mayo de 1999, el acusado iba en un coche patrulla junto con otro compa?ero y recibieron un aviso para localizar a los tres ocupantes de un coche por un robo en un bar. Se?alan que "en un punto no precisado, coincidieron, en sentido contrario, el veh¨ªculo policial y el buscado, deteni¨¦ndose ambos. El conductor del coche buscado se dio a la fuga, mientras que sus otros dos acompa?antes, uno de ellos, la v¨ªctima, se quedaron dentro. Del veh¨ªculo policial sali¨® el acusado, portando una linterna y una escopeta, y se dirigio hacia la parte trasera del coche buscado.
Seg¨²n la sentencia, el agente orden¨® a los dos ocupantes del veh¨ªculo que se quedasen dentro y con las manos a la vista. ?rdenes que ¨¦stos no escucharon porque hab¨ªa ruido en la zona. La v¨ªctima abri¨® la puerta del copiloto y se gir¨® para salir del coche. Fue entonces cuando el acusado, para que desistiera de su prop¨®sito, efectu¨® un disparo hacia el lateral derecho. Utiliz¨® una escopeta cargada con perdigones y no con postas, que era la munici¨®n oficial. La munici¨®n rebot¨® en el marco del chasis y en la puerta e impact¨® en el rostro de Fern¨¢ndez Bruno, dej¨¢ndole ciego, entre otras lesiones.
El tribunal recuerda que las armas de fuego s¨®lo deben utilizarse cuando exista una riesgo racionalmente grave para la vida del agente policial.
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