Italia exprime su vieja f¨®rmula

EUROCOPA 2000Cuartos de final

Italia discurre ya por las semifinales sin haber ofrecido unas gotas de f¨²tbol. A su manera, la de toda la vida, despach¨® a Rumania tras un partido sedoso, enredado desde el inicio por la v¨ªa italiana, una vieja f¨®rmula del calcio que consiste en bajar la persiana desde el primer minuto. Ellos no juegan y el rival tampoco. Entonces se multiplican las faltas, la pelota siente calambres y, sencillamente, el encuentro queda estrangulado. Si algo no le falta a Italia son jornaleros cualificados para esta faena, caso de los cinco que asfixian el centro del campo, que sudan mucho y piensan lo justo. Eso s¨ª, no perdonan a quien les da vida, como hizo el equipo rumano, muy remendado por las ausencias de Contra, Petrescu, Illie y Popescu.Rumania mantuvo el tipo durante media hora, lo que tard¨® su defensa en agrietarse de forma calamitosa. Con el encuentro nublado, sin chispa por ning¨²n lado, los rumanos decidieron, sin venir a cuento, tirar el fuera de juego tras un despeje corto de Belodedici. Cada uno se fue por donde quiso y Fiore, que recogi¨® el rechace, dej¨® a Totti en los morros del portero Stelea, aturdido por la incongruente desbandada de sus defensas.

Totti, de largo el mejor italiano sobre el campo, acert¨®. Y un par de minutos despu¨¦s, Hagi fall¨®. En el ¨²nico despiste italiano en defensa, forzado por una precipitada salida de Toldo, el fabuloso capit¨¢n rumano no tuvo fortuna. Su derechazo desde fuera del ¨¢rea, con Toldo por los suelos, se fue al poste y sali¨® escupido en direcci¨®n contraria al sue?o de Hagi. La jugada marc¨® el punto de inflexi¨®n del partido. Dos arreones por bando, con resultado diferente. A¨²n se lamentaban los rumanos cuando a su defensa se le abrieron de nuevo las costuras y desatendi¨® un desmarque de Inzaghi por la orilla izquierda, que no estrope¨® el buen pase de su compa?ero Albertini. Dos goles que amplificaron la ingenuidad rumana. En ambas ocasiones, armada la defensa amarilla, los italianos, tan cortos de imaginaci¨®n, acabaron solos frente a Stelea. Italia no necesit¨® un solo remate m¨¢s para cerrar medio tiempo con dos goles de ventaja, un oc¨¦ano cuando est¨¢n por medio los azzurri.

Trat¨¢ndose de Italia era sencillo sospechar lo que ocurrir¨ªa despu¨¦s. Rumania empujando con lo puesto y el grupo de Dino Zoff con los ladrillos cerca de Toldo. Jenei parche¨® su defensa y perfil¨® tres centrales y dos laterales con recorrido, en vez de la desastrosa l¨ªnea de cuatro que hab¨ªa metido al equipo rumano en el pozo. Y para el resto el equipo se encomend¨® a Hagi, al que casi no le queda cuerda. Con ¨¦l en el campo todo es posible. Pasea por el campo, pero su zurda es prodigiosa. Su f¨ªsico nunca le ha distinguido y su buena cabeza tampoco. Ten¨ªa una tarjeta y se dej¨® caer en el ¨¢rea. El ¨¢rbitro portugu¨¦s le mand¨® a la ducha y as¨ª caduc¨® de mala manera la carrera internacional del mejor rumano del siglo, un jugador grandioso.

Ni siquiera contra diez y, pese a la caprichosa decisi¨®n de Jenei de retirar a Galca, el otro rumano con m¨¢s luces, Italia se tom¨® alguna ligereza. Los rumanos tuvieron tiempo y arrestos para darles m¨¢s de un susto, pero Italia insisti¨® en ensuciar el encuentro e impedir que nada sucediera. Ni a favor, ni en contra, porque lo contrario le resulta antinatural. Tiene una idea y la exprime en cualquier escenario y en toda circunstancia. Y, por ahora, con resultados excelentes. No entusiasma lo m¨¢s m¨ªnimo, pero costar¨¢ despedirla del torneo. Ha encontrado su vieja p¨®cima y le ha resultado m¨¢gica. Italia est¨¢ en su salsa.