La b¨²squeda del origen de la vida se dirige a los abismos Nuevos descubrimientos reviven la idea de que todo empez¨® en el fondo del mar
Desde 1953 sabemos que los amino¨¢cidos, que constituyen los ladrillos elementales de la vida, se pueden formar espont¨¢neamente, en un entorno favorable, a partir de mol¨¦culas simples que contengan carbono. Descubrimientos recientes dan un nuevo inter¨¦s a uno de los lugares considerados para este nacimiento: las fuentes hidrotermales que salpican las fallas que recorren el fondo de los oc¨¦anos, sobre todo en el centro del Atl¨¢ntico. El espacio constituye otra de las cunas posibles. Se han detectado numerosas mol¨¦culas org¨¢nicas que los cometas habr¨ªan podido traer a nuestro planeta. Pero la forma en que se organizaron estas mol¨¦culas para formar el primer organismo sigue siendo un enigma para los investigadores, que aunque de momento no han podido reconstruir la historia, comprenden cada vez mejor los mecanismos del ser vivo.Los descubrimientos de f¨®siles de bacterias de hace 3.250 millones de a?os y de un nuevo tipo de fumarola negra relanzan la idea de que la vida podr¨ªa haber nacido en torno a las fuentes hidrotermales submarinas. Los investigadores van a ir a comprobarlo a 2.400 metros de profundidad.
Se conoce su existencia desde hace menos de 25 a?os, o, para ser m¨¢s exactos, desde 1977, cuando el bi¨®logo norteamericano Carl Woese anunci¨® al asombrado mundo cient¨ªfico el descubrimiento de asombrosos microorganismos (arqueobacterias) que se desarrollan a una temperatura de m¨¢s de 100?C, en las fuentes sulfurosas o ¨¢cidas y cerca de peque?os volcanes que, en el fondo de los oc¨¦anos, expulsan hidr¨®geno, metano y metales pesados.
Las arqueobacterias deben su nombre a la naturaleza de su entorno favorito, cercano a las condiciones de la tierra primordial. El an¨¢lisis de su material gen¨¦tico confirma, adem¨¢s, que efectivamente figuran entre los organismos m¨¢s antiguos conocidos. S¨®lo faltaba una prueba geol¨®gica de esta antig¨¹edad. Acaba de proporcionarla Birger Rasmussen. En la revista cient¨ªfica Nature (8 de junio), este geof¨ªsico de la Universidad de Australia Occidental anuncia el descubrimiento, en unas rocas volc¨¢nicas de origen hidrotermal de 3.235 millones de a?os de antig¨¹edad, "de los restos f¨®siles probables de microorganismos filamentosos".
Subraya Rasmussen que se trata "de la primera prueba f¨®sil de una vida microbiana en el sistema termal submarino del prec¨¢mbrico". En su opini¨®n, este hallazgo confirma la teor¨ªa de que la vida habr¨ªa podido nacer en el fondo de los oc¨¦anos, en forma de organismos term¨®filos semejantes a las arqueobacterias actuales.
La hip¨®tesis es interesante, pero tambi¨¦n muy discutida. El ADN (¨¢cido desoxirribonucleico) que lleva el c¨®digo gen¨¦tico de todos los seres vivos parece incompatible con las altas temperaturas. Algunos especialistas opinan que a pesar de su indudable antig¨¹edad, las bacterias term¨®filas capaces de soportar temperaturas de 113?, son el resultado de la evoluci¨®n, de la adaptaci¨®n a ese medio hostil de organismos surgidos en un ambiente t¨¦rmicamente m¨¢s clemente. Eso no impide que el caldo expulsado por las fumarolas negras, resultado de la mezcla, a m¨¢s de 2.000 metros de profundidad, del agua de mar y del magma terrestre, parezca, seg¨²n los qu¨ªmicos, muy propicio para la s¨ªntesis de los amino¨¢cidos.
Para eso se necesitan "mol¨¦culas simples que contengan carbono, un medio reductor y una fuente de energ¨ªa", explica Andr¨¦ Brack, investigador del Centro de Biof¨ªsica Molecular del CNRS de Orleans. Seg¨²n ¨¦l, las fuentes hidrotermales de los grandes fondos oce¨¢nicos presentan todas las cualidades necesarias para constituir una de las posibles cunas terrestres de los primeros elementos de la vida, si no la cuna de la vida misma. En ellas se encuentran las sustancias qu¨ªmicas necesarias y la energ¨ªa, en forma de calor. Y un indicio suplementario: este ambiente bulle de vida, sobre todo bacteriana.
El principal argumento de los detractores es la temperatura, poco favorable para la qu¨ªmica prebi¨®tica. ?sta puede alcanzar m¨¢s de 300? en el centro de las chimeneas. "Es cierto, pero a esas profundidades la temperatura desciende muy deprisa a los 0? en cuanto sale la emanaci¨®n", subraya Brack. Esta diferencia t¨¦rmica puede ser tambi¨¦n una ventaja, como demostr¨® este investigador al obtener, en 1991, una mol¨¦cula org¨¢nica compleja (de hexaglicina) en un aparato que reproduc¨ªa el ambiente de las fuentes hidrotermales. Se propone llegar a¨²n m¨¢s lejos y prepara, junto a Yves Fourquet, del Instituto de Investigaciones Marinas (Ifremer), una expedici¨®n a la dorsal atl¨¢ntica, al sur de las Azores, al lugar llamado Rainbow. Junto a otros investigadores, los dos hombres quieren explorar sobre el terreno, con ayuda del robot V¨ªctor, un lugar que parece especialmente prometedor.
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