"Putin quiere una democracia con m¨¦todos del KGB"
Vlad¨ªmir Gusinski tiene muy claro que su detenci¨®n el 13 de junio, mientras Vlad¨ªmir Putin se encontraba de visita oficial en Espa?a, fue una venganza personal del l¨ªder del Kremlin, que le odia y le considera un traidor. El hombre que controla el ¨²nico grupo de comunicaci¨®n cr¨ªtico con el r¨¦gimen, cree que la fr¨¢gil democracia rusa corre un grave peligro y promete seguir abriendo su imperio period¨ªstico a todo el espectro pol¨ªtico.Vlad¨ªmir Gusinski, de 47 a?os (los mismos que Putin), se explay¨® en la ma?ana ayer, durante cerca de dos horas, en mangas de camisa, con tirantes de cuadros y protegido tras unas gafas sin montura, sobre los males que aquejan a Rusia y las amenazas a la supervivencia de su imperio period¨ªstico. La sede del grupo Most, en la que se desarrolla la entrevista -la ¨²nica concedida desde su detenci¨®n-, fue objeto el 11 de mayo de un espectacular asalto policial que marc¨® el comienzo del acoso del Kremlin. El grupo Most incluye, adem¨¢s de otros medios, la televisi¨®n NTV, el diario Segodnia, la radio Eco de Mosc¨² y la revista de referencia Itogui.Pregunta. ?Por qu¨¦ est¨¢ tan seguro de que fue Putin quien orden¨® su detenci¨®n?
Respuesta. No puedo decirles mis fuentes, porque sufrir¨ªan duras consecuencias. Pero s¨ª que la decisi¨®n la tom¨® casi en p¨²blico, el pasado d¨ªa 12, durante la recepci¨®n en el Kremlin con motivo de la fiesta nacional de Rusia. Por parad¨®jico que parezca, en el entorno de Putin, en la fiscal¨ªa y en el Servicio Federal de Seguridad hay gente que considera que lo que hacen conmigo es ilegal. No me aprecian demasiado, pero creen que la ley debe cumplirse.
P. ?Qui¨¦n fue el inspirador? ?Qu¨¦ papel desempe?¨® Sergu¨¦i Ivanov, el secretario del Consejo de Seguridad?
R. Un papel importante, aunque no s¨¦ exactamente cu¨¢l. Pero s¨ª s¨¦ que hubo muchos inspiradores de la decisi¨®n de encarcelarme. Perm¨ªtanme que no les conteste directamente, sino habl¨¢ndoles de Espa?a. Yo voy a menudo a su pa¨ªs. Mi familia vive all¨ª desde hace seis a?os, y siempre me ha impresionado un desarrollo tan r¨¢pido en un pa¨ªs sure?o. Hay una naturaleza hermosa, vino, sol, mujeres bonitas, as¨ª que ?para qu¨¦ correr? Pasa algo raro en Espa?a. Siempre est¨¢n corriendo, construyen carreteras, desarrollan la industria. Y de pronto lo comprend¨ª: han construido una sociedad democr¨¢tica. Los periodistas pueden hacer preguntas al primer ministro sin temor alguno. La nuestra es una democracia joven, pero la suya no es tan vieja. Por alguna raz¨®n, Rusia va m¨¢s despacio.
P. ?Y usted demasiado deprisa?
R. Cuando surgi¨® ese s¨ªmbolo de insubordinaci¨®n que es el grupo Most empezaron a odiarnos, con la misma fuerza, el FSB , la fiscal¨ªa y La Familia que rodeaba al anterior presidente. ?C¨®mo se atreven, piensan, a comprobar declaraciones, a investigar la corrupci¨®n de los dirigentes? ?Qui¨¦n os¨® jam¨¢s hacer algo as¨ª en los ¨²ltimos 70 o 170 a?os? Y concluyen: son enemigos. Putin, por ejemplo, dice que los periodistas que expresan dudas sobre el origen de los atentados de septiembre son enemigos del pueblo.
P. ?Por qu¨¦ le odia la fiscal¨ªa?
R. La fiscal¨ªa acepta sobornos de la empresa suiza Mabetex. Todos los vicefiscales generales viven en apartamentos comprados por Mabetex. Lo estamos investigando, lo estamos publicando. Por eso, la fiscal¨ªa nos odia. Cuando Mija¨ªl Berger, director de Segodnia, les pide comentar los datos en poder del diario piensan: ?qu¨¦ insolencia! ?Con qu¨¦ derecho husmea ese descarado sobre la participaci¨®n de un dirigente en tal negocio de madera o sobre los apartamentos de tal otro?
P. ?Por qu¨¦ le meti¨® Putin en la c¨¢rcel?
R. Putin deber¨ªa saber que, en un pa¨ªs democr¨¢tico, un hombre p¨²blico es objeto de la atenci¨®n constante de los medios de comunicaci¨®n. Pero ¨¦l, como yo, naci¨® en otro sistema, y no lo comprende, sobre todo cuando hay gente de su entorno m¨¢s cercano que va y le dice: "Se burlan de ti, no te respetan". Me han dicho que, en cierta ocasi¨®n, tras ver c¨®mo sal¨ªa en los mu?ecos del gui?ol, Putin prometi¨® que me meter¨ªa entre rejas. Bueno, pues lo ha hecho. Fue una venganza personal. Nos las hemos ingeniado en Rusia para llegar a un punto en el que los ¨®rganos del orden p¨²blico (en realidad, del desorden) pueden, junto a un presidente guiado por el odio personal, meter en la c¨¢rcel a alguien como yo.
P. Pero ?por qu¨¦ le odiano le temen tanto?R. Temen que seamos los primeros en rebelarnos contra el poder. Porque una de dos: o el poder se mantiene por el terror y la sumisi¨®n o se basa en la democracia y la libertad. El poder nos odia porque, aunque tengamos miedo, que lo tenemos, seguimos haciendo nuestro trabajo.P. ?Qui¨¦n manda ahora en el Kremlin?
R. A juzgar por los ¨²ltimos acontecimientos, el papel clave lo desempe?a el grupo, encabezado por Putin, que procede de los servicios secretos. En cuanto a La Familia, comienza a pasar a un segundo plano.
P. ?Cree usted que Bor¨ªs Berezovski ser¨¢ el siguiente oligarca que tendr¨¢ problemas?
R. No puedo saberlo. Ni siquiera creo que est¨¦ en marcha una guerra contra los oligarcas. En todo caso, yo no formo parte del poder ni particip¨¦ en las privatizaciones. En Media Most no hay nada estatal. No me incluyo en el clan de los oligarcas, aunque comet¨ª el error de ingresar en ¨¦l brevemente en 1996, cuando apoy¨¦ la reelecci¨®n de Yeltsin. Entonces no comprend¨ª que el fin no justifica los medios y que no tenemos derecho a suplantar con otras funciones el papel de la prensa, la radio y la televisi¨®n. Antes de eso, yo estuve en el exilio. Pas¨¦ la Nochevieja de 1994 en mi casa de Sotogrande con mi familia y no pod¨ªa regresar a Rusia.
P. ?Son posibles las reformas liberales en una sociedad no liberal?
R. ?El modelo Pinochet? Rotundamente, no. Vean el mundo de Internet. Esa gente no permitir¨¢ que la controlen. Ni un Pinochet ni un Putin. No se pueden desarrollar las nuevas tecnolog¨ªas bajo un r¨¦gimen totalitario.
P. ?Cu¨¢l es la funci¨®n de Media Most?
R. Queremos ser la garita de la gl¨¢snost , como aquel viejo programa de televisi¨®n en el que cualquiera pod¨ªa entrar en una caseta plantada en la calle y decir libremente frente a la c¨¢mara todo lo que pensaba. Por eso damos tribuna a todos, desde el comunista Guennadi Ziug¨¢nov hasta el ultranacionalista Vlad¨ªmir Zhirinovski. Si los pol¨ªticos no disponen de esa garita, no tendr¨¢n d¨®nde hablar. Y entonces ser¨¢ muy f¨¢cil gobernar, porque en los canales 1 y 2, los estatales, basta con apretar un bot¨®n y decir: "Ignorar a Zhirinovski o al liberal Yavlinski".
P. ?Llegar¨¢ un d¨ªa en que ya no sea necesaria la garita?
R. Si llega tendr¨¦ una gran tentaci¨®n de mandarlo todo al cuerno e irme. Pero, de momento, la sociedad nos necesita. La gente elogia p¨²blicamente al presidente y luego, en la cocina de su casa, dice lo que realmente piensa, como en los tiempos sovi¨¦ticos, cuando se hablaba con la radio o el televisor a todo volumen .
P. En Rusia parece a veces que s¨®lo en teor¨ªa existen la libertad y la democracia. ?Puede usted ganar la guerra contra el Kremlin en esta Rusia?
R. Es una pregunta terrible, y me la hago cada d¨ªa. En Rusia hab¨ªa democracia, aunque muy joven y corrupta. En lo que respecta a Media Most, seguimos vivos. No nos han quitado las licencias. Tienen miedo, y no s¨®lo al factor externo, tambi¨¦n al interno. Pol¨ªticos de todo signo se han puesto de nuestro lado, incluso el comunista Ziug¨¢nov, que tiene en la NTV su ¨²nica tribuna de ¨¢mbito nacional, aunque seguro que si llegase al poder nos prohibir¨ªa de inmediato.
P. ?Por eso le dejaron en libertad tras pasar s¨®lo tres noches en la c¨¢rcel?
R. Pod¨ªan haberme encarcelado durante meses, aunque la acusaci¨®n sea rid¨ªcula. Pod¨ªan haberme detenido por cruzar la calle con el sem¨¢foro en rojo. ?Por qu¨¦ me liberaron? Por la reacci¨®n en Madrid, en Berl¨ªn y en Washington, pero sobre todo en Mosc¨², donde, por ejemplo, los derechistas amenazaron con no apoyar la reforma del Estado propuesta por Putin, lo que impedir¨ªa superar un veto del Consejo de la Federaci¨®n.
P. ?Significa eso que la democracia echa ra¨ªces?
R. Tal vez la gente se asust¨® al pensar que puede perder lo conseguido en los ¨²ltimos 10 a?os. Ahora, todo depende del drag¨®n que los rusos llevan dentro, de si es demasiado grande y siguen teniendo miedo o de si comprenden que, para defender sus derechos, no pueden seguir en la cocina.
P. ?Conserva alguna esperanza en las nuevas autoridades o cree que quieren imponer un r¨¦gimen autoritario?
R. Por desgracia, creo que quieren construir una "democracia dirigida", tomarlo todo bajo su control, y esto se hace con m¨¦todos propios del KGB. Es como en los viejos tiempos sovi¨¦ticos: te encarcelan para quebrarte. Por eso soy pesimista.
P. ?Cambiar¨¢ la l¨ªnea informativa de los medios del grupo Most?
R. No somos oposici¨®n, aunque el Kremlin cree que s¨ª. Para esa gente, emitir los mu?ecos es ser oposici¨®n. Si mostramos lo que pasa en Chechenia, tambi¨¦n. La c¨¢mara de televisi¨®n no enga?a. Y las de la NTV muestran c¨®mo los ni?os mueren en los campos de refugiados o c¨®mo hay cad¨¢veres en las calles. Los militares vienen entonces y replican: "No hemos matado a tantos". Y nosotros respondemos: "De d¨®nde salen entonces estos muertos?". Cuando me preguntan por qu¨¦ no llego a un compromiso, yo digo: ?qu¨¦ compromiso? ?No mostrar lo que pasa en Chechenia? ?Dejar de emitir los mu?ecos? ?Echar a Kiseliov ?
P. ?Por qu¨¦ lo que peor le sienta a Putin es verse satirizado en forma de mu?eco?
R. Si alguien se ofende por una s¨¢tira o una caricatura, por agrias o fuertes que sean, es que no es ni una gran persona ni un gran pol¨ªtico. Muchos dirigentes nos han ofrecido incluso dinero para que hici¨¦semos un mu?eco suyo. Son inteligentes. Los tontos dicen: "Mi mu?eco no se parece a m¨ª, no habla como yo". Putin me odia. No es un secreto. Todo el Kremlin lo dice. Adem¨¢s, como nos conoc¨ªamos de antes, me considera un traidor.
P. ?Ve¨ªa con frecuencia a Putin antes de ser presidente?R. Le he visto muchas veces; la ¨²ltima, cuando ya era primer ministro. En septiembre, como tengo la lengua muy larga, le dije que nunca ser¨ªa presidente. En octubre comprend¨ª que me hab¨ªa equivocado, y tambi¨¦n se lo dije. Despu¨¦s, no hablamos hasta enero, y fue por tel¨¦fono. Ya para entonces me consideraba un enemigo personal.
P. Cuando Putin estuvo en Espa?a dio a entender que no es usted un patriota, porque no paga impuestos en Rusia, ni es un ruso de verdad, porque tambi¨¦n tiene la ciudadan¨ªa israel¨ª.
R. Soy m¨¢s patriota que Putin. Lo que yo hago por Rusia es m¨¢s peligroso que lo que hace ¨¦l. A las pruebas me remito. No fue Putin quien estuvo encarcelado en Butirka, sino yo. En cuanto a los impuestos, soy empresario y voy a pagar donde me resulte m¨¢s conveniente. En cuanto a mi nacionalidad israel¨ª, debo decir que todos los jud¨ªos tenemos dos corazones, y uno est¨¢ en Israel.
P. ?Tiene miedo de que le vuelvan a meter en la c¨¢rcel?
R. S¨ª, pero no puedo hacer nada. Si Putin vuelve a ofenderse por los mu?ecos, quiz¨¢ me env¨ªe otra vez a Butirka. El domingo pasado vi el programa y me asust¨¦.
P. Tras pasar por Butirka dijo que pensaba ayudar a los presos. ?Lo har¨¢?
R. Si hoy no me meten en la c¨¢rcel, yo mismo ir¨¦ ma?ana a ver al director. He decidido enviar m¨¢s de 100 televisores y frigor¨ªficos para las celdas. Adem¨¢s, ya se reparte gratis Segodnia e Itogui. Y ayudar¨¦ a la compra de alimentos y medicinas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.