Honores acad¨¦micos para los Nobel Seamus Heaney y Saramago
Investidos 'honoris causa' en las universidades de A Coru?a y Salamanca
Los Nobel Seamus Heaney y Jos¨¦ Saramago fueron investidos ayer doctores honoris causa por las Universidades de A Coru?a y Salamanca, respectivamente. Acompa?ado por la m¨²sica de su compatriota Lian O' Flynn, Heaney reivindic¨® la literatura de la periferia. Y ante un paraninfo abarrotado de p¨²blico, Saramago asegur¨® que "el presente es una invenci¨®n nuestra, vacilante entre la perplejidad del futuro y del pasado".
"De ni?o, dos de mis palabras preferidas eran Finisterre y Vizcaya, que escuchaba constantemente en las informaciones meteorol¨®gicas sobre el estado del mar. Finisterre significa el fin de la tierra, pero s¨®lo desde el punto de vista de los que viv¨ªan en el centro del mundo conocido. Visto desde Irlanda, Galicia no es el fin de la tierra, sino su comienzo", cont¨® ayer Seamus Heaney (Derry, Ulster, 1939) en el abarrotado paraninfo coru?¨¦s y en un discurso estructurado a base de peque?os relatos. A pocos metros, seg¨²n record¨® Antonio de Toro, padrino acad¨¦mico de Heaney, de donde las leyendas c¨¦lticas sit¨²an el origen de Amergin, el primer poeta que pis¨® el suelo de Irlanda.Para su reivindicaci¨®n perif¨¦rica, Heaney recurri¨® al noble O'Neill del Ulster, invitado despu¨¦s de la conquista inglesa a la corte brit¨¢nica y situado a extramuros de la mesa presidencial como muestra de su futuro papel. En vano. "Donde se sienta un O'Neill, all¨ª est¨¢ la cabecera de la mesa", exclam¨® el invitado. El ¨²ltimo relato que cont¨® el nuevo doctor a compa?eros de claustro es m¨¢s reciente, en todos los sentidos. Una noche, desvelado por el ruido de una discoteca, Heaney se asom¨® a la ventana y reflexion¨® con tristeza sobre la uniformizaci¨®n cultural de hoy d¨ªa. Hasta que oy¨® hablar a los que sal¨ªan y se dio cuenta de que en cualquier aparcamiento del mundo, los j¨®venes oir¨¢n y vestir¨¢n lo mismo, pero no hablan igual: "La literatura es nuestra recompensa por ser fieles a lo que somos, y su efecto radica en despertar en nosotros lo que podemos ser".
Esquizofrenia
El escritor portugu¨¦s Jos¨¦ Saramago centr¨® su intervenci¨®n en su relaci¨®n personal con el tiempo que le ha permitido "poner en duda la existencia de un presente". Para el Nobel de Literatura, el presente no ser¨¢ m¨¢s que "un cursor que se desliza a lo largo de una escala, caracterizado por no ser, ni siquiera, mensurable; nada m¨¢s que un punto m¨®vil, una luz que corre hacia las tinieblas dejando tras de s¨ª una claridad difusa". El escritor portugu¨¦s se?al¨®, en su discurso de investidura por la Universidad de Salamanca, que hoy ya no est¨¢ tan seguro de que, como hab¨ªa mantenido antes, la mejor manera de explicar las cosas sea la met¨¢fora, esto es, decir una cosa por otra.
Al preguntarse por el lugar que ocupa, de qu¨¦ medios se sirve, qu¨¦ fines quiere conseguir el trabajo del novelista, el autor de Memorial del convento indic¨® que cuenta su percepci¨®n "de una humanidad vista como transportadora del tiempo, la idea, tambi¨¦n de que toda comprensi¨®n del mundo y de la vida solamente ficcionante podr¨¢ ser: hist¨®rica para el pasado, ca¨®tica para el presente, ut¨®pica para el futuro".
Antes, en rueda de prensa, Saramago dijo que rozaba "la esquizofrenia" que una sociedad como la actual, "ap¨¢tica e indiferente, formada por personas centradas en s¨ª mismas, despreocupada y descomprometida, genere escritores comprometidos" y les exija a ¨¦stos, como una gran contradicci¨®n, el compromiso para transformar la sociedad.
Babelia
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