Unas colonias muy especiales
El alboroto de cualquier d¨ªa de curso escolar regres¨® ayer al patio de la escuela Ramon Llull de El Prat de Llobregat (Baix Llobregat). Acabado el curso, ayer, cerca de 400 ni?os saharauis, reci¨¦n llegados de los campamentos de Tinduf, en el desierto argelino, fueron recibidos por los voluntarios de la Asociaci¨®n Catalana de Amigos del Pueblo Saharaui (ACAPS).Son los primeros de los 750 chavales que ir¨¢n llegando a Catalu?a hasta el pr¨®ximo domingo para participar en el proyecto Colonias 2000. Ayer, despu¨¦s de pasar el d¨ªa en la escuela, los ni?os fueron trasladados a los municipios de acogida en los que pasar¨¢n los pr¨®ximos dos meses con familias catalanas.
En esta und¨¦cima edici¨®n, adem¨¢s del programa original dedicado a los m¨¢s peque?os, que tienen entre 7 y 12 a?os, la ACAPS desarrolla por primera vez dos proyectos paralelos para acoger a j¨®venes con discapacidades y adolescentes hasta 17 a?os.
"De los m¨¢s peque?os vienen cursos enteros, y entre los mayores el viaje es como un est¨ªmulo, por ejemplo, para los que sacan mejores notas", explica Vicen? Ornaque, coordinador del proyecto de colonias. En esta experiencia tienen prioridad "aquellos ni?os que tengan alguna enfermedad que pueda ser atendida aqu¨ª y no en los campamentos de donde proceden. Tambi¨¦n tienen prioridad los que necesitan alguna intervenci¨®n quir¨²rgica", a?ad¨ªa el coordinador del proyecto.
La atenci¨®n sanitaria es uno de los objetivos de las colonias en las que este a?o participan m¨¢s de un centenar de municipios catalanes. Los problemas m¨¢s comunes que se detectan en los ni?os est¨¢n relacionados con la vista -el siroco les afecta mucho-, el o¨ªdo y los dientes, por mala alimentaci¨®n, explica el coordinador. Otro de los fines que persigue el programa es el intercambio cultural y dar a conocer en Espa?a c¨®mo es la vida en los campos de refugiados. "Se busca tambi¨¦n una finalidad pol¨ªtica. Que los ni?os sean embajadores de su pueblo y de la necesidad de conseguir el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n", puntualiza Ornaque.
En el patio del colegio Ramon Llull se ve¨ªan ayer banderas de la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica. Las ense?as estaban bordadas en una especie de t¨²nicas negras. Otros ni?os vest¨ªan camisetas en las que se le¨ªan consignas a favor de la autodeterminaci¨®n del S¨¢hara Occidental.
Para algunos de los menores se trata de la primera vez que est¨¢n Espa?a. Otros ya han participado en experiencias similares en otras comunidades aut¨®nomas en a?os anteriores. El coordinador de las colonias se?ala que la primera vez "es la m¨¢s problem¨¢tica en el sentido de la novedad. En los campamentos no ven coches, ni sem¨¢foros, ni ascensores, pero una vez aqu¨ª se aclimatan y se adaptan r¨¢pidamente".
"Algunos ven salir agua de un grifo por primera vez, se sorprenden al ver una ba?era y agradecen esas peque?as cosas de las que tus hijos ya pasan", explica Dolors, que este verano acoger¨¢ un ni?o saharaui por segunda vez. Cuenta que no es f¨¢cil el ofrecimiento de familias para acoger a los peque?os: "Pero si has tenido uno, est¨¢s enganchado para siempre".
Los organizadores intentan que las familias de acogida tengan ni?os en edad escolar, pero esto no siempre es posible. Ornaque afirma que "no se discrimina" y que se intenta que al menos el 60% de las familias sean nuevas cada a?o.
El regreso a sus lugares de origen despu¨¦s de dos meses en otro pa¨ªs no suele ser traum¨¢tico para los menores, apunta Ornaque: "Tienen conciencia de pueblo desde muy peque?os porque se lo inculcan en la escuela, saben que all¨ª tienen a su familia y que aqu¨ª s¨®lo han venido a divertirse y a conocer otra realidad. Los motivos para quedarse son sanitarios y despu¨¦s regresan".
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