Francia se compromete a reformar en su presidencia las instituciones de la UE

La presidencia francesa de la Uni¨®n Europea, que empieza hoy, quiere dejar en segundo plano los debates filos¨®ficos sobre el futuro de Europa y centrarse en cerrar la reforma del Tratado de Amsterdam. Convertir en un texto aceptable para todos el fr¨¢gil acuerdo sobre armonizaci¨®n fiscal, dar m¨¢s visibilidad a la coordinaci¨®n econ¨®mica de la zona euro, cristalizar en datos log¨ªsticos concretos la fuerza de intervenci¨®n r¨¢pida de la defensa europea y superar las reticencias de algunos sobre la Carta de Derechos Fundamentales completan el calendario de trabajo.

La ya tradicional y siempre dif¨ªcil cohabitaci¨®n entre un presidente de la Rep¨²blica conservador, Jacques Chirac, y un primer ministro socialista, Lionel Jospin, puede ponerse especialmente de manifiesto durante la presidencia. Chirac ha marcado ya el terreno con su visionaria intervenci¨®n del martes en el Bundestag. Pero las presidencias europeas se asientan m¨¢s en el pragmatismo que en la prospectiva."No hay que equivocarse. Eso son discusiones sobre el futuro de Europa", advierte el ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores, Hubert V¨¦drine, ante un grupo de corresponsales acreditados en Bruselas de visita en Par¨ªs. "Nuestro objetivo es tener ¨¦xito en la conferencia intergubernamental", explica. Es decir, cerrar la reforma del Tratado de Amsterdam para que en diciembre haya un acuerdo que permita el nacimiento del Tratado de Niza.

Un acuerdo que se ha de basar en los cuatro puntos acordados en la reciente cumbre de Feira: el tama?o de la Comisi¨®n, el equilibrio de los votos en el Consejo de Ministros, la extensi¨®n de la mayor¨ªa cualificada y la flexibilizaci¨®n de las cooperaciones reforzadas, el mecanismo que abre las puertas a una Europa de varias velocidades.

"A mi juicio, el problema m¨¢s delicado es el voto en el Consejo, mucho m¨¢s que el tama?o de la Comisi¨®n", sostiene el diputado socialista Alain Barrau, presidente de la Delegaci¨®n para la Uni¨®n Europea de la Asamblea Nacional francesa. "Alemania no ha pedido tener m¨¢s votos que Francia por su mayor peso demogr¨¢fico. Lo ha pedido la prensa, pero no el Gobierno alem¨¢n", sostiene el ministro V¨¦drine. "Es una cuesti¨®n de principios, no de poder. La demograf¨ªa es un elemento, pero no el ¨²nico", advierte el ministro delegado de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici, al defender los argumentos franceses en favor de que ambos pa¨ªses sigan teniendo el mismo n¨²mero de votos a pesar de que Alemania es, con mucho, el pa¨ªs m¨¢s poblado de la UE.

El clima general de entendimiento franco-alem¨¢n empieza a parecer decisivo en el desarrollo de las negociaciones. "Con nuestros amigos alemanes tenemos un acuerdo, sobre todo. Pero no vamos a publicar una carta conjunta porque es un m¨¦todo muy autoritario", confiesa el ministro Moscovici. La clase gobernante francesa, lo mismo a derecha que a izquierda, parece dar por hecho que la reforma incluir¨¢ todas las ambiciones de Francia, sobre todo suavizar¨¢ las cooperaciones reforzadas.

Menos optimismo rezuma la presidencia en torno a la Carta de Derechos fundamentales, que Francia quiere convertir en derechos reconocidos ante los tribunales, mientras que Reino Unido, Alemania y Espa?a prefieren dejar en palabras.

Pero la reforma de los tratados no lo es todo. El ministro de Defensa, Alain Richard, tiene el encargo de convertir en hechos concretos el proyecto de crear una fuerza de acci¨®n r¨¢pida de 60.000 hombres. Reconoce que cuenta con una ventaja: "El entorno econ¨®mico positivo" puede facilitar la dif¨ªcil tarea de que los buenos deseos de los Quince se traduzcan en sacrificios presupuestarios.

Armonizaci¨®n fiscal

El ministro franc¨¦s de Econom¨ªa y Finanzas, Laurent Fabius, tendr¨¢ entre sus manos durante seis meses la patata caliente de la armonizaci¨®n fiscal. Convertir en un texto con puntos y comas el fr¨¢gil acuerdo alcanzado en Feira sobre fiscalidad del ahorro es la principal tarea de la presidencia en el ¨¢rea econ¨®mica.

Fabius se ha puesto como segundo objetivo dar m¨¢s visibilidad al llamado Euro-11, el informal consejo de ministros que re¨²ne a los pa¨ªses de la zona euro y que Francia quiere rebautizar como Eurogrupo. Pero la presidencia no parece tener grandes ideas para potenciar el Eurogrupo, m¨¢s all¨¢ de estrechar sus relaciones con el Banco Central Europeo para reforzar la paridad del euro frente al resto de monedas competidoras. "Hay que mejorar la calidad y pertinencia de las relaciones del Euro-11 y el BCE, porque es muy dif¨ªcil separar por completo la pol¨ªtica monetaria y la pol¨ªtica cambiaria", admit¨ªa una alta fuente de la presidencia francesa, reconociendo as¨ª que, aunque el Tratado pone en manos de los ministros la paridad del euro, la realidad traspasa ese poder al mercado y al Banco Central Europeo.