El 'negro de Banyoles' ya tiene visado
El pol¨¦mico guerrero disecado del Museo Darder de Historia Natural ser¨¢ enterrado en Botsuana
La mirada del guerrero disecado del Museo Darder de Historia Natural, en Banyoles (Girona), re¨²ne tristeza, perplejidad y dignidad. La tristeza parece emanar de los m¨¢s de cien a?os vividos tras una vitrina ejerciendo de ex¨®tica atracci¨®n.La perplejidad se instal¨® en su rostro cuando se convirti¨® en el centro de una dilatada pol¨¦mica capaz de convertirlo en esperp¨¦ntica raz¨®n de Estado. Pero, al final, la dignidad ha acabado por imponerse.
La mirada del guerrero disecado del Museo Darder de Historia Natural, en Banyoles (Girona), re¨²ne tristeza, perplejidad y dignidad. La tristeza parece emanar de los m¨¢s de cien a?os vividos tras una vitrina ejerciendo de ex¨®tica atracci¨®n.La perplejidad se instal¨® en su rostro cuando se convirti¨® en el centro de una dilatada pol¨¦mica capaz de convertirlo en esperp¨¦ntica raz¨®n de Estado. Pero, al final, la dignidad ha acabado por imponerse. El convenio de colaboraci¨®n que ayer firmaron en Madrid representantes del Ministerio de Cultura y de Asuntos Exteriores con el alcalde de Banyoles, el republicano Pere Bosch, prev¨¦ que los restos disecados, retirados de la exhibici¨®n en 1997 y hoy guardados en la trastienda del museo, viajen a Botsuana (?frica) durante este verano. All¨ª probablemente ser¨¢n inhumados en una ceremonia de desagravio. La pieza de museo recuperar¨¢, despu¨¦s de 170 a?os, su condici¨®n humana.
La historia del guerrero disecado se remonta, al parecer, al a?o 1830, cuando en una zona pr¨®xima a la colonia inglesa de Ciudad del Cabo, unos naturalistas franceses, los hermanos Verreaux, desenterraron el cuerpo de un ind¨ªgena reci¨¦n fallecido, de unos 30 a?os, y decidieron disecarlo. La pieza fue exhibida en Par¨ªs hasta que el naturalista Francesc Darder la adquiri¨® para integrarla en su colecci¨®n de historia natural, con la que fundar¨ªa el museo de Banyoles.
El guerrero bosquimano fue durante a?os la pieza estrella de la Sala del Hombre, compartiendo protagonismo con viejos cr¨¢neos y fetos humanos en botes de formol. En los ochenta, el viejo centro languidec¨ªa en un sopor s¨®lo roto por el alboroto de las visitas escolares, que en las antinaturales malformaciones gen¨¦ticas de animales que Darder gustaba de adquirir encontraban im¨¢genes para sus peores pesadillas.
La mecha de la pol¨¦mica la encendi¨®, en 1991, el m¨¦dico haitiano afincado en Catalu?a Alphonse Arcelin, quien se mostr¨® indignado ante la exhibici¨®n de un ser humano relleno de serr¨ªn y vestido con taparrabos. El Ayuntamiento de Banyoles, apoyado por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, se neg¨® a retirar el bosquimano. Cuando el lago de Banyoles fue designado para las pruebas de remo de los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992, el Ayuntamiento recibi¨® nuevas presiones, pero s¨®lo transigi¨®, a instancias del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional y la Generalitat, a cerrar el Darder durante los d¨ªas de los Juegos.
La situaci¨®n se agrav¨® cuando la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA), las Naciones Unidas y la Unesco reclamaron tambi¨¦n la retirada del hombre disecado. El Ayuntamiento cedi¨® en 1997, pero no fue hasta este a?o cuando todos los grupos pol¨ªticos del consistorio acordaron iniciar los tr¨¢mites del traslado a ?frica. La decisi¨®n se apoya en la convicci¨®n de que la figura no podr¨¢ volver a exhibirse jam¨¢s y da respuesta a las constantes presiones del Gobierno espa?ol.
Los ba?olenses han pasado de la defensa numantina de su negro disecado al hast¨ªo por la larga pol¨¦mica. Adem¨¢s, la resoluci¨®n municipal no est¨¢ exenta de pragmatismo. As¨ª, como contrapartida solapada el Estado se ha comprometido a adquirir unas valiosas figuras religiosas que fueron robadas de una iglesia local por el famoso ladr¨®n Erik el Belga y a sufragar el coste de la reforma del vetusto Museo Darder.
En el nuevo museo de Banyoles no tendr¨¢n cabida las 237 piezas que integraban la vieja sala de antropolog¨ªa. Pero tampoco se dar¨¢ la espalda a la sonada pol¨¦mica y a los r¨ªos de tinta que ha suscitado el guerrero: incluir¨¢ un apartado did¨¢ctico para repasar el culebr¨®n que alg¨²n d¨ªa de este verano, intentando sorprender a los medios de comunicaci¨®n con la guardia baja, dar¨¢ su ¨²ltimo y definitivo coletazo.
Ser¨¢ el d¨ªa en que el negro de Banyoles emprender¨¢ su viaje definitivo por la puerta de atr¨¢s, buscando el respeto reservado a los cad¨¢veres humanos. El convenio firmado ayer supone el visado para ese viaje.
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