El rey Le¨®n

Generoso Gim¨¦nez, que fue trombonista y arreglista del legendario Beny Mor¨¦, le asest¨® un buen golpe al orgullo patri¨®tico de los cubanos el d¨ªa que dijo: "Se?ores, el mejor sonero del mundo no est¨¢ en Cuba. Es de Venezuela y se llama Oscar D'Le¨®n". El corpulento cantante justific¨® la afirmaci¨®n con una apabullante interpretaci¨®n de cl¨¢sicos del Beny, como Bonito y sabroso, Francisco Guayabal o Qu¨¦ bueno baila usted. ?La prueba? Reinaldo Creagh, ilustre de la Vieja Trova Santiaguera, bailando al pie del escenario con la flexibilidad de un jovenzuelo y el arte de un anciano sabio. M¨¢s tarde, Creagh y dos de sus colegas subieron a la tarima para improvisar con el Le¨®n de Caracas sobre la inmortal guajira.Caballero, ?qu¨¦ bueno canta usted! Durante m¨¢s de dos horas, con una vitalidad desbordante, Oscar (acentuando la a) Emilio L¨¦on Somoza dio un recital de caderas, cintura y pies. Y dirigi¨® a la nutrida orquesta, e incluso al p¨²blico. Tuvo un recuerdo para el maestro Puente, timbalero mayor, fallecido d¨ªas atr¨¢s, al que dedic¨® una magn¨ªfica versi¨®n de su Oye c¨®mo va. Se trajo a su viejo amigo Wladimir Lozano, compa?ero en la hist¨®rica Dimensi¨®n Latina, que cant¨® n¨²meros como aquel que dice "mira qu¨¦ eres linda...", mientras ¨¦l agitaba las maracas a su lado. Cuando lleg¨® Llorar¨¢s la fiesta era completa. La m¨²sica cubana de los a?os cincuenta y la salsa neoyorquina de los setenta, pasadas por su particular filtro, se encuentran de alg¨²n modo en lo que hace este hombre.