"Eleg¨ª Barcelona como el que elige a un amigo"
Pregunta. Veo que por fin te has salido con la tuya y has publicado los primeros libros en letra grande, introduciendo en Espa?a la costumbre anglosajona del large print.Respuesta. Hace tiempo que lo ven¨ªa intentando, unos 10 a?os, desde que estaba en Ediciones B. Creo que es algo necesario, y no s¨®lo para la gente mayor con problemas de vista cansada. Hay mucha gente a la que le apetece releer un libro y quiere hacerlo de forma m¨¢s relajada. O en la cama, con poca luz. ?Sab¨ªas que hay gente mayor que se ve obligada a consumir libros infantiles porque son los ¨²nicos que tienen una tipograf¨ªa que pueden leer con comodidad?
P. Ahora que hablas de Ediciones B, creo que no saliste de ah¨ª de muy buen humor.
R. Bueno, el final no fue especialmente agradable, por motivos que ya conoces y de los que no tengo muchas ganas de hablar. Pero tengo m¨¢s buenos recuerdos que malos.
P. ?El adelanto de un mill¨®n de d¨®lares a Tom Wolfe por un libro que no hab¨ªa escrito forma parte de los buenos o de los malos?
R. De los buenos. S¨¦ que en esa ¨¦poca pareci¨® una cifra desquiciada que trastocaba por completo el mundo de los derechos de autor en Espa?a, pero... No hubo m¨¢s remedio, cr¨¦eme. Se trataba de poner a Ediciones B en el mapa, de conseguir que ciertos agentes y ciertos editores nos tomaran en serio. No era, desde luego, una inversi¨®n de rentabilidad inmediata, pero ten¨ªa que hacerse.
P. Nunca tuve la impresi¨®n de que el imperio Zeta se tomara muy en serio la literatura.
R. Se la acabaron tomando en serio. Es lo bonito del libro, que incluso aquellos magnates que menos inter¨¦s pueden mostrar por ¨¦l acaban fascinados en cierta medida. Lo que pasaba en el grupo Zeta era que estaban acostumbrados a los productos de consumo inmediato: diarios, revistas... Tal vez no entend¨ªan muy bien, al principio, en qu¨¦ consist¨ªa la gracia del libro. Pero te aseguro que acabaron vi¨¦ndola.
P. ?Qu¨¦ tal tu trato con Antonio Asensio?
R. Escaso, pero agradable. Es un tipo muy cordial con el que me hubiera gustado compartir un caf¨¦, aunque nunca lo hice.
P. Previamente hab¨ªas trabajado en Bruguera.
R. Una triste historia. El modo en que acab¨®, me refiero. Ten¨ªamos un cat¨¢logo soberbio y acabamos perdiendo a un mont¨®n de autores porque la cosa se hund¨ªa. No supimos salvarla, tal vez porque todos los que rond¨¢bamos por all¨ª, editores y gerentes, ¨¦ramos demasiado j¨®venes.
P. Y ahora est¨¢s en Mondadori, fabricando manuales de la nueva espiritualidad.
R. Entre otras cosas. Llevo dos colecciones. La de nueva espiritualidad, como t¨² dices, y la de textos memorial¨ªsticos.
P. En Ediciones B ya hab¨ªas tenido tu raci¨®n de autoayuda y espiritualidades varias. Nunca le¨ª ninguno de esos libros, pero hab¨ªa uno cuyo t¨ªtulo me fascinaba: Dios ha vuelto en una Harley.
R. De ese vendimos miles. Lo que estoy haciendo ahora es diferente. ?C¨®mo te lo explicar¨ªa? Mira, antes se trataba de un cierto espiritualismo californiano con tintes new age que, francamente, no ten¨ªa mucho los pies en el suelo. Lo de ahora es un intento de fomentar una espiritualidad m¨¢s dom¨¦stica, m¨¢s relajada, sin gur¨²s ni grandes teor¨ªas redentoristas. Nos dirigimos a gente que quiere mejorar su vida sin tener que dejarlo todo y marcharse a la India a echarle una mano al padre Vicente Ferrer. Creo que es una espiritualidad m¨¢s razonable y sensata.
P. ?No echas de menos la ficci¨®n?
R. La verdad es que s¨ª. Afortunadamente, el ambiente en Mondadori es lo suficientemente agradable para que todo el mundo pueda meterse en el departamento de los dem¨¢s sin que te echen a patadas. Los responsables de la ficci¨®n admiten sugerencias de los de la no ficci¨®n, y viceversa.
P. ?Nunca te ha dado por volver a tu Italia natal? Ahora lo tendr¨ªas m¨¢s f¨¢cil que nunca.
R. Sigo tan enamorada de Barcelona como el d¨ªa en que llegu¨¦. Elegir una ciudad es mejor que quedarte en la que te ha sido impuesta. La relaci¨®n es distinta. Hablamos de una ciudad amiga, no de una ciudad madre. Y coincidir¨¢s conmigo en que la ventaja de los amigos sobre los padres consiste en que a los primeros puedes elegirlos y a los segundos no.
P. ?C¨®mo viniste a parar aqu¨ª?
R. Por amor, y no te r¨ªas. A los 16 a?os, mis padres me enviaron un verano de Tur¨ªn a Londres para estudiar ingl¨¦s. All¨ª me enamor¨¦ de un catal¨¢n y me vine a estudiar a Barcelona para estar cerca de ¨¦l. Nos casamos en 1981...
P. ?Qu¨¦ bonito!
R. ...y nos divorciamos en 1986. Pero yo ya le hab¨ªa cogido el gusto a esta ciudad y no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de volver a Tur¨ªn.
P. ?No hab¨ªa nada que heredar?
R. Bueno, mi familia ten¨ªa un negocio de restauraci¨®n de obras de arte. Sol¨ªan trabajar mucho para un museo de egiptolog¨ªa muy importante que hay en Tur¨ªn, un lugar espl¨¦ndido, con piezas que no est¨¢n ni en el British Museum. De peque?a me colaba en el estudio de restauraci¨®n y me quedaba mirando los sarc¨®fagos. El ¨²nico problema era que un primo m¨ªo algo mayor que yo consideraba que era muy divertido encerrarme en un sarc¨®fago, sentarse encima y tenerme ah¨ª un buen rato gritando de miedo.
P. Editar libros no est¨¢ tan lejos de reparar sarc¨®fagos.
R. Es un gran oficio. A¨²n me emociono cuando me acaban de traer un libro que yo he editado. Me encanta c¨®mo huelen.
P. ?C¨®mo ves los intentos del Gobierno por acabar con el precio fijo?
R. ?C¨®mo quieres que lo vea? ?Fatal! Ser¨ªa el final para un mont¨®n de librer¨ªas peque?as, estoy convencida de ello. Ya ha sucedido en Inglaterra y en Estados Unidos. ?Te acuerdas de Books and Company, aquella librer¨ªa estupenda de Nueva York, al lado del Guggenheim? Ya no existe. Aqu¨ª puede pasar algo muy parecido, aunque a¨²n espero que el Gobierno se eche atr¨¢s. Mira, si quieren hacerse los liberales, que regalen los libros de texto, como se hac¨ªa en Italia cuando yo era peque?a.
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