Una historia eleg¨ªaca
Mon¨®logo y m¨²sica
Novecento, el pianista del oc¨¦ano
De Alessandro Baricco. Traducci¨®n: Jos¨¦ Manuel L¨®pez y Marinella Pigozzi. Direcci¨®n: Fernando Bernu¨¦s. Int¨¦rpretes: Kike D¨ªaz de Rada e I?aki Salvador. M¨²sica: I?aki Salvador. Teatro Poliorama. Barcelona, 4 de julio.
Hay historias que son claramente cinematogr¨¢ficas porque, mientras se van escuchando, se ven con los ojos y entra?an, sobre todo, una poes¨ªa que sabe dar, mejor que nada, la pantalla grande. Por ejemplo, el horizonte desde la cubierta de un barco, el rumor del mar batiendo contra el casco mientras llega a cubierta el sonido del piano que suena en el sal¨®n de primera. No cuesta imaginar por qu¨¦ Novecento, el pianista del oc¨¦ano, que naci¨® en la intenci¨®n de Alessandro Baricco como mon¨®logo teatral, ha acabado convertido en pel¨ªcula de la mano de Giuseppe Tornatore, La leggenda del pianista sull'oceano. Una historia que contiene, en efecto, todos los elementos para una leyenda y que aqu¨ª ha llegado en formato teatral en la versi¨®n castellana producida por Tantakka Teatroa, dirigida por Fernando Bernu¨¦s, el mismo que dirigir¨¢ la catalana que protagonizar¨¢ Jordi Bosch la pr¨®xima temporada.Novecento cuenta la historia de un pianista legendario por boca de alguien que fue su gran amigo y compa?ero de orquesta. Es ¨¦ste quien habla en un extenso mon¨®logo interpretado por Kike D¨ªaz de Rada, que se entrelaza con la presencia del pianista en la m¨²sica que interpreta en directo I?aki Salvador. La historia resigue toda la vida de Novecento, el nombre del pianista, abandonado en el barco por sus padres, emigrantes, y que nunca llegar¨¢ a bajar a tierra. Ha aprendido a deslizarse por las teclas sin ayuda de nadie, escuchando la m¨²sica de quienes, en el ir y venir de Europa a Am¨¦rica, se la tararean improvisando, especialmente en la cubierta de tercera, orquestinas de baile con las que los emigrantes bailan en fiestas espont¨¢neas que reflejan su sue?o americano. Al fin y al cabo, desde la cubierta de un barco, Novecento narra el tiempo de entreguerras.
Un mon¨®logo es siempre poco teatral y aqu¨ª est¨¢, por suerte, reforzado por la m¨²sica en directo del piano, que no dialoga con la palabra, pero que s¨ª adquiere un protagonismo fundamental. Kike D¨ªaz de Rada, el narrador, es un actor al que le faltan registros para mantener constantemente vivo a su personaje en esa extens¨ªsima rememoraci¨®n que ¨¦l ha llevado en exceso hacia el lamento f¨²nebre, la eleg¨ªa. Hay en su interpretaci¨®n demasiado lirismo, sentimentalismo que tampoco ha sabido dominar Fernando Bernu¨¦s. Y eso les resta fuerza. Est¨¢ el piano, es verdad, y se agradece, una m¨²sica que opta por el virtuosismo y que salva, sin duda, un montaje con una escenograf¨ªa presidida por el piano de cola en un sal¨®n de un barco transoce¨¢nico. Hay al fondo, para dar idea del barco en el mar, un recurso bastante na?f que no deja de tener su gracia: un gran acuario por el que navega, en el oleaje de la tempestad, un barquito de juguete.
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