Nuestro s¨¦ptimo encierro
Nada, nada, ya termina Manolo con Piepoli y detr¨¢s voy yo, a caer en sus manos. S¨ª, en las manos de Manolo Arizkorreta, el masajista del equipo y tambi¨¦n ch¨®fer del autob¨²s. Habr¨¢ que citarlo para que se enteren de una vez en Zegama de cu¨¢nto trabaja.Siete de julio. Habr¨¢ que hablar de San Ferm¨ªn, ?no? Ya he visto el primer encierro de Pamplona, bastante limpio, pero nosotros ya llevamos siete, aunque s¨®lo ¨¦ste lo hemos corrido con el pa?uelo rojo al cuello, y de casi todos hemos salido bien. S¨®lo en el cuarto nos pill¨® un poco el toro, pero creo (esperemos) que s¨®lo nos dio un empuj¨®n, que no nos meti¨® el cuerno.
De salida todos pens¨¢bamos en lo mismo: a ver si se equivocan las previsiones meteorol¨®gicas y no nos llueve, vamos al sur, tiene que hacer calor... Qu¨¦ m¨¢s quisi¨¦ramos. Nada m¨¢s tomar la salida, truenos y rel¨¢mpagos. Y poco despu¨¦s, la lluvia, gotas gordas y fuertes, cayendo con estruendo, parec¨ªa granizo. Fueron los momentos clave de la etapa. Unos, abajo a buscar chubasqueros; otros, delante para que no pasara nadie; m¨¢s, buscando escaparse para hacer el corte.
En un momento, una fuga de cuatro o cinco; luego, otra. Se meti¨® en ella mi paisano Txente Garc¨ªa Acosta; y justo cuando los cog¨ªan, salt¨® Agnolutto. "Justo ha salido delante de m¨ª, me ha salido delante, pod¨ªa haber sido yo", dec¨ªa Txente. Pero no fue ¨¦l. Fue Agnolutto, que lo hizo como en el ciclismo antiguo, aprovechando su ocasi¨®n, en el momento justo. Cuando todos bajaban a por el chubasquero, y otros aflojaban por la lluvia, ¨¦l fue valiente y se lanz¨®. ?l se moj¨®.
Despu¨¦s se ha pegado una buena paliza. Yo cre¨ª que no aguantaba. El pelot¨®n le ha dejado hacer. Ha controlado el Telekom, que parec¨ªa que no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s en cogerlo. Iban ellos muy tranquilos. "No le cog¨¦is, pero no llega, a ¨¦ste le vemos en la recta de meta que se ha quedado seco", le dije a Guerini, del Telekom. Pero lleg¨®.
Por lo dem¨¢s, la etapa ha sido una m¨¢s. De estas que suman y cansan. De estar atento y no despistarse. Justo al final se movi¨® un poco Armstrong. Se fue adelante con su equipo, como temiendo que fuera a entrar el aire de lado y hubiera corte. Por lo que fuera, oblig¨® a moverse a Ullrich adelante. Nosotros lo vimos bien y enseguida se coloc¨® a Z¨¹lle a su rueda. No pas¨® nada, pero no nos habr¨ªan pillado.
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