Organismos contra la pobreza
En los ¨²ltimos meses, varias de las principales organizaciones internacionales han dado un cierto giro, al menos te¨®rico, en sus preocupaciones y comienzan a hablar de la pobreza. No es para menos: el incremento de la pobreza y de las desigualdades en el mundo, sobre todo en los ¨²ltimos veinte a?os (los de hegemon¨ªa de la revoluci¨®n conservadora), es tan espectacular que amenaza con deslegitimar todo el proceso de globalizaci¨®n y hasta el paradigma de la nueva econom¨ªa.Los datos reci¨¦n conocidos del ¨²ltimo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) son suficientemente expl¨ªcitos: unos 1.200 millones de personas sobreviven cada d¨ªa con menos de un d¨®lar; la riqueza combinada de las 200 personas m¨¢s ricas del mundo ascendi¨® a un bill¨®n de d¨®lares en 1999, diez veces m¨¢s que la suma de los ingresos de 582 millones de habitantes de los 43 pa¨ªses menos desarrollados; los 48 pa¨ªses menos desarrollados atrajeron un nivel de inversi¨®n extranjera directa inferior al 0,4% del total. Seg¨²n otro informe, esta vez del Banco Mundial, el ?frica subsahariana, excluyendo Sur¨¢frica, tienen menos carreteras que Polonia, menos de un quinto de la poblaci¨®n tiene electricidad, uno de cada cinco africanos vive en un pa¨ªs en guerra y la mayor¨ªa vive a dos horas del tel¨¦fono m¨¢s pr¨®ximo; el nivel de vida del subcontinente era en ese momento m¨¢s bajo que a finales de los a?os sesenta.
Hace unos d¨ªas, cuatro organismos multilaterales, la ONU, OCDE, Banco Mundial y FMI presentaban en Ginebra un documento conjunto, titulado Un mundo mejor para todos, en el que afirmaban que "la pobreza, en todas sus formas, es el mayor desaf¨ªo para la comunidad internacional", y urg¨ªan a los pa¨ªses ricos a reducir la pobreza a la mitad de aqu¨ª al a?o 2015, no s¨®lo porque el mundo ser¨¢ as¨ª mejor, sino porque "ser¨¢ m¨¢s seguro". Es decir, se trataba de una respuesta ego¨ªsta, pero menos da una piedra. Para reducir la miseria "no basta con el crecimiento econ¨®mico"; hay que invertir en educaci¨®n y sanidad.
La pobreza y las desigualdades no son un fen¨®meno natural, sino el fruto de pol¨ªticas econ¨®micas equivocadas, o corruptas, o defensoras de los intereses de los m¨¢s poderosos. Esas pol¨ªticas son instrumentadas por los gobiernos nacionales, pero en muchos casos han sido recomendadas por las instituciones que ahora denuncian esos abusos del sistema. Estos d¨ªas en los que Nicholas Stern ha asumido el cargo de economista jefe del Banco Mundial, conviene recordar el testamento que dej¨® su antecesor en el cargo, Joseph Stiglitz, que dimiti¨® hace unos meses del puesto en desacuerdo con las pol¨ªticas aplicadas por esos organismos. Stiglitz, un economista muy reputado que quiz¨¢ ya no obtenga el Nobel de Econom¨ªa por su rebeld¨ªa, escribi¨® un largo art¨ªculo en The New Republic titulado 'Informaci¨®n privilegiada. Lo que aprend¨ª en la crisis econ¨®mica mundial', que devino en un espectacular alegato contra el FMI. "Desde el final de la guerra fr¨ªa", escribi¨® Stiglitz, "la gente encargada de difundir el evangelio del mercado por los rincones remotos del planeta ha adquirido un poder tremendo. Estos economistas, bur¨®cratas y funcionarios act¨²an en nombre de Estados Unidos y de los dem¨¢s pa¨ªses industrializados, pero hablan un idioma que muy pocos ciudadanos corrientes entienden y que pocos pol¨ªticos se molestan en traducir". Seg¨²n este economista, en teor¨ªa el FMI apoya a las instituciones democr¨¢ticas de los pa¨ªses a los que ayuda; en la pr¨¢ctica, socava el proceso democr¨¢tico al imponer su pol¨ªtica.
Habr¨¢ que seguir de cerca si la buena nueva de la autocr¨ªtica de los organismos multilaterales, cuyo primer financiador es EEUU, es aut¨¦ntica o la lucha contra la pobreza es s¨®lo un instrumento de propaganda m¨¢s.
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