Las denuncias de socios de Amappace destapan irregularidades en la residencia de M¨¢laga
La detenci¨®n del gerente de la Asociaci¨®n Malague?a de Padres de Paral¨ªticos Cerebrales (AMAPPACE), Jos¨¦ Colomina Llorens, el 6 de junio pasado, como consecuencia de la denuncia por agresiones sexuales reiteradas de una tetrapl¨¦jica de 20 a?os, ha provocado una oleada de denuncias, protestas y reclamaciones ante los Juzgados, la Polic¨ªa Auton¨®mica y la Delegaci¨®n de Asuntos Sociales de la Junta en M¨¢laga sobre el funcionamiento de la residencia para paral¨ªticos cerebrales gravemente afectados que la asociaci¨®n posee en M¨¢laga.
Normas internas
Al menos seis familiares han presentado denuncias por malos tratos, desatenciones y agresiones sexuales por parte del gerente y algunos trabajadores del centro. Estas denuncias se investigan en el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de M¨¢laga. La asociaci¨®n, con 23 a?os de trayectoria, est¨¢ ahora en el centro de todas las miradas, y su junta directiva, presidida por Mercedes Castro, ha decidido guardar silencio hasta que se levante el secreto del sumario, prorrogado hasta agosto.La delegada de Asuntos Sociales, Ana Paula Montero, ha abierto un expediente para investigar las irregularidades. Montero asegura que la Junta est¨¢ dispuesta a "llegar hasta el final", pero se muestra "sorprendida" por las denuncias. En ellas no s¨®lo se relatan presuntas agresiones sexuales cometidas por el gerente y otro trabajador de la asociaci¨®n, sino castigos vejatorios, como privar de su silla de ruedas a minusv¨¢lidos por haberse portado mal, y desatenciones en la higiene y vestido de los internos.
Antiguos trabajadores de la asociaci¨®n y objetores que han hecho la prestaci¨®n social en la residencia reconocen la existencia de castigos de este tipo y tambi¨¦n que hay "descontrol" en el vestido de los internos, es decir, que rara vez ¨¦stos van vestidos con la ropa que les compran sus padres. En algunos casos, este trato se justifica: "Hay que estar dentro para entenderlo, porque desde fuera estas cosas pueden parecer una burrada", dice un ex trabajador que, como casi todos en esta historia, prefiere mantenerse en el anonimato. "Su ropa se la pon¨ªamos cuando protestaban los padres, porque para estar dentro de la residencia, da igual", explica este ex trabajador. Uno de los motivos de las desatenciones puede ser la falta de personal. "La ratio es de un monitor por cada ocho internos", dice uno de los denunciantes, mientras que los objetores reconocen haber desempe?ado el trabajo "de un auxiliar de cl¨ªnica", participando, por ejemplo, en el ba?o de los enfermos.
Pero hay otras muchas cosas que chirr¨ªan. Por ejemplo, en la hoja de normas internas de la residencia que firman los familiares al formalizar el ingreso de un enfermo, figura una cl¨¢usula que declara "exenta de toda responsabilidad a la direcci¨®n y personal de la residencia, as¨ª como a la asociaci¨®n titular de ¨¦sta, por cuanto pudiese ocurrirle al minusv¨¢lido de forma accidental, o como consecuencia de la propia disminuci¨®n que padece, o las enfermedades o dolencias que pudiese contraer durante su estancia en la residencia, as¨ª como de las involuntarias consecuencias que pudiesen derivarse de la propia atenci¨®n prestada a aqu¨¦l".La delegada de Asuntos Sociales coment¨® a este peri¨®dico que desconoc¨ªa la existencia de esta cl¨¢usula. "Eso no ha pasado por la Junta, porque si no, la Junta habr¨ªa tomado medidas", dijo, y a?adi¨® que, hasta la primera denuncia, la Junta s¨®lo hab¨ªa tenido "una queja de una educadora". La delegada protesta por la tardanza de los padres, educadores y trabajadores sociales en formular sus denuncias. "La instituci¨®n funciona desde 1977 y jam¨¢s hab¨ªamos tenido una queja. Si la gente ha venido observando irregularidades, ?C¨®mo es posible que no las hayan puesto en conocimiento de las instituciones hasta ahora?", pregunta. Uno de los familares que ha denunciado abusos sexuales lo explica: "Supongo que cuando me enter¨¦ no quer¨ªa o no pod¨ªa creerlo. Adem¨¢s, cualquier reclamaci¨®n ante el gerente se respond¨ªa con una amenaza de poner al interno de patitas en la calle".
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