Empanada

La organizaci¨®n del Grec llam¨® a Nittin Shawney y TransGlobal Underground para que llenaran el lunes pasado la noche abierta al mestizaje. De entrada, respondieron muchos m¨¢s comensales de los que la popularidad del men¨² hac¨ªa presagiar, aunque al final, lastimosamente, lo que promet¨ªa ser una panzada se convirti¨® en un simple aperitivo. Y fue quien a priori resultaba m¨¢s alimenticio quien result¨® m¨¢s insustancial, un Nittin Shawney aquejado de ese moderno mal de las sociedades mestizas: la empanada mental.S¨ª, porque una cosa es ser hind¨², crecer en occidente y descubrir nuevos sonidos susceptibles de ser fusionados con la tradici¨®n y otra muy diferente no saber a qu¨¦ se quiere jugar y d¨®nde se quiere llegar. Cada canci¨®n de Nittin Shawney era un mundo diferente aislado de los dem¨¢s, de suerte que su concierto se asemej¨® a un submarino sellado en mil compartimentos estancos. Ahora eran sonidos hind¨²s, luego hip-hop, m¨¢s tarde acid-jazz, despu¨¦s rumbita para turistas y m¨¢s adelante trip-hop. "Como soy mestizo me gusta todo", parec¨ªa decir Nittin Shawney mientras iba de palo en palo evitando, sin querer, urdir una trama que diese sentido a tanto desvar¨ªo estil¨ªstico.

En suma, lejos de mezclar los sabores de su receta musical, Nittin Shawney mont¨® un enorme pastel de tortillas con todos los ingredientes escalonados: ahora berenjena, m¨¢s arriba espinacas y rematando el pastel guisantes.

Una cosa es fusi¨®n y otra superposici¨®n.

Lo de TransGlobal Underground result¨® menos decepcionante porque no se esperaba mucho m¨¢s de ellos. Al menos algo s¨ª tienen claro, no otra cosa que lo suyo es darle al ritmo, dejarlo crecer y soltar unos cuantos gritos que quieren ser la crema que bordea la superficie de un pastel. El asunto tiene en el caso de TransGlobal resabio electr¨®nico que, dadas sus ra¨ªces, apuntalan con percusiones ac¨²sticas, que aunque no se oyeron quedaron de lo m¨¢s ex¨®tico. Algo es algo.