Gobernar con ojos de mujer
Existe una forma de mirar el mundo con ojos de mujer. As¨ª lo creen algunas de las alcaldesas que en los ¨²ltimos a?os est¨¢n tomando el relevo en un n¨²mero creciente de ciudades y pueblos. Sus partidos han descubierto en ellas un fil¨®n de votos y las caras nuevas que demanda el electorado.Dicen que el secreto de una buena gesti¨®n radica en cuidar el detalle sin olvidar la globalidad. Un grupo de alcaldesas como Maite Arqu¨¦, de Badalona; Cristina Real, de Cerdanyola, y sus compa?eras de tantas otras localidades, se forjaron en la gesti¨®n municipal de la asistencia social hasta que los aires de renovaci¨®n las colocaron en el primer puesto del cartel electoral.
Seg¨²n revelan las encuestas, los ciudadanos encuentran a las alcaldesas m¨¢s accesibles y menos propensas al ordeno y mando que los hombres. Entre ellas tampoco faltan las superwomen que, como Montserrat Tura, de Mollet, o Manuela de Madre, de Santa Coloma de Gramenet, compaginan las tareas de una triple jornada de trabajo: la alcald¨ªa, el esca?o en el Parlament y las labores dom¨¦sticas. Lo que llevan peor es la burocracia. "A veces es como si tiraras del carro de las piedras", afirma la alcaldesa de Montgat, Rosa Alemany.
Todas comparten el entusiasmo por gobernar la ciudad en la que crecieron. Si hay un trabajo absorbente por naturaleza, ¨¦ste es el de alcalde . "Jam¨¢s desconectas", explica Cristina Real, porque los problemas los tienes delante de casa.
A Montserrat Tura, lo que m¨¢s la conmueve es presenciar la transformaci¨®n del paisaje de una ciudad como la suya, "con un pasado gris, fruto de tantos desbarajustes cometidos en los a?os sesenta". La emociona constatar que la gente disfruta de los nuevos espacios y la capacidad que tienen ¨¦stos de cambiar sus h¨¢bitos. Ejemplos no le faltan para ilustrar su afirmaci¨®n: un colector de cemento "horroroso" que pasaba por en medio del pueblo est¨¢ ahora canalizado y cubierto por una rambla. Le gusta contar que el primer equipamiento que inaugur¨® al llegar a la alcald¨ªa, hace 13 a?os, fue la biblioteca. Despu¨¦s le toc¨® el turno al Centro de Arte Contempor¨¢neo, ubicado en el antiguo cuartel de la Guardia Civil. De un matadero en ruinas brot¨® una escuela universitaria, y as¨ª se ha ido trenzando una red de equipamientos culturales y deportivos en esta localidad de la ribera del Bes¨°s. Poco a poco, el universo municipal se va poblando de mujeres, y no por mera cuesti¨®n de cuota o de paridad, si no porque a ellas les atrae esa forma de hacer pol¨ªtica a ras de suelo. Cristina Real lo confiesa sin rodeos. En general, creen que est¨¢n mas dotadas que sus compa?eros varones para las relaciones humanas, lo que les resulta de gran utilidad para conectar con la ciudadan¨ªa.
De la aproximaci¨®n a los administrados algunas hacen una cuesti¨®n de principios. La alcaldesa de Cerdanyola dedica buena parte de su tiempo a recibir a las personas que quieren hablarle: "Lo mismo recibo a un parado que a Jordi Pujol, o a quien se tercie". Cristina Real considera que todo el mundo tiene derecho a ser atendido personalmente, lo que en una localidad de 54.000 habitantes no deja de ser un esfuerzo considerable. Real tiene claro que la er¨®tica del poder est¨¢ justo en las relaciones humanas y en la satisfacci¨®n que le produce resolver los problemas.
Para otras el reto est¨¢ en conseguir una ciudad m¨¢s amable, donde mejorar las comunicaciones y los accesos entre barrios sea importante, pero sin perder de vista la ayuda a las familias o la gente mayor. Maite Arqu¨¦ preside en Badalona un gobierno integrado en su mayor¨ªa por mujeres -9 de 17 miembros lo son- para quienes el futuro no s¨®lo debe cimentarse sobre grandes planes, sino adem¨¢s en prever la asistencia que una poblaci¨®n que envejece va a necesitar. Arqu¨¦ da mucha importancia a las peque?as cosas porque considera que son las que la gente valora, aunque no se le escapa que "un hombre las dejar¨ªa en el caj¨®n".
En un cargo tan expuesto a todas las miradas, no tardan en trascender las man¨ªas de cada cual. De Montserrat Tura, sus colaboradores saben que al dise?ar un nuevo parque ella nunca pasa por alto detalles que al principio les cog¨ªan desprevenidos: siempre se interesa, entre otras cosas, por el tipo de ¨¢rboles elegido y por si florecen en primavera. Al referirse al mantenimiento de los espacios p¨²blicos, Tura dice: "Cuando en Europa hac¨ªan ciudades, aqu¨ª se hac¨ªan disparates".
Buscando las peculiaridades en la forma de gobernar, surge la tendencia a buscar el consenso con las otras fuerzas pol¨ªticas. Eso ocurre en Cerdanyola, donde Cristina Real, pese a que barri¨® con una desahogada mayor¨ªa absoluta, quiso buscar el apoyo de los otros grupos municipales. En Montgat, Rosa Alemany ha formado un gobierno tripartito entre el PSC, IC y ERC. A su vez, Arqu¨¦ comparte gobierno con el PSC, IC y EU.
Debe de ser porque proceden de un colectivo tradicionalmente discriminado por lo que les interesa mucho "el combate contra la discriminaci¨®n", como dice Montserrat Tura. Desde que son alcaldesas han descubierto que las mujeres se atreven a participar m¨¢s que antes. En Mollet, Tura se empe?¨® en que tambi¨¦n las mujeres aportaran sus puntos de vista sobre los proyectos urban¨ªsticos municipales. Primero eran ocho las personas que participaban, cuatro hombres y cuatro mujeres que pod¨ªan expresar sus ideas a los t¨¦cnicos. Pero en realidad casi siempre eran ocho hombres porque ellas acababan delegando en sus compa?eros. Para evitarlo, el Ayuntamiento dispuso que se hiciera por sorteo para que la representaci¨®n fuera equitativa.
De lo que no hay duda es de que la alcald¨ªa imprime car¨¢cter. An¨¦cdotas tampoco faltan durante el ejercicio de una tarea tan absorbente como ¨¦sta. La alcaldesa de Cerdanyola explica que se vio obligada a abandonar su costumbre de comprar en el mercado municipal porque esta tarea se le hac¨ªa eterna, dado que a cada paso se le acercaban vecinos para interesarse por cuestiones diversas.
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