Fern¨¢ndez ?lvarez denuncia la marginaci¨®n de la mujer en la memoria colectiva
El historiador ha dirigido un curso en Santander sobre el tiempo de Carlos V y Felipe II
La marginaci¨®n de la mujer a lo largo de la historia ha llegado hasta tal punto que se la ha excluido de la memoria colectiva, afirma el historiador, acad¨¦mico de la Historia y profesor em¨¦rito de la Universidad de Salamanca Manuel Fern¨¢ndez ?lvarez. "Cuando los historiadores hablan de lo sucedido en alg¨²n siglo pasado, no aparece la mujer", se?ala Fern¨¢ndez ?lvarez, que acaba de impartir un curso magistral sobre El tiempo de Carlos V y Felipe II: el papel de la mujer en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo en Santander. Este curso se enmarca, seg¨²n su director, como un ¨²ltimo homenaje a Carlos V en la celebraci¨®n de su centenario.
Manuel Fern¨¢ndez ?lvarez describe los tipos de mujer que protagonizaron la vida social en tiempos de Carlos V y Felipe II, el siglo XVI. Menciona tambi¨¦n a las mujeres con nombre propio que tuvieron un protagonismo importante en aquel siglo. Los tipos de mujer son la monja, la casada (los dos puestos honorables dentro de la sociedad), la madre soltera (la deshonra del linaje) y la bruja. As¨ª recuerda el acad¨¦mico de la Historia a las mujeres olvidadas.Sobre la monja afirma: "Pod¨ªa ser una monja santa, como santa Teresa, o una de las cerca de 21.000 monjas que aparecen censadas en la ¨¦poca s¨®lo en la Corona de Castilla para una poblaci¨®n de un mill¨®n de vecinos", explica Fern¨¢ndez ?lvarez. La cifra es realmente notable, dice el acad¨¦mico, y explica que muchas de ellas eran "monjas que hab¨ªan ido al convento forzadas". Los documentos prueban la desesperaci¨®n de estas monjas, asegura Fern¨¢ndez ?lvarez. Seg¨²n el historiador, "la monja desesperada era una mujer que, al estar forzada, no se cree obligada a ning¨²n compromiso santo ni a cumplir votos como el de castidad. Es una realidad de aquella ¨¦poca".
La casada: "El papel de la casada, la perfecta casada, era uno de los puestos honorables de la sociedad de la ¨¦poca. Pero tiene la r¨¦plica, cuando es forzada al matrimonio, en la casada infiel", se?ala el historiador.
Las brujas: "Hab¨ªa una mentalidad no s¨®lo religiosa, sino tambi¨¦n m¨¢gica y muy enmarcada por los libros del tiempo en los que aparece el demonio enred¨¢ndolo todo y el pacto con brujas". Explica el acad¨¦mico que esta influencia se daba en toda Europa y la situaci¨®n m¨¢s grave arranca de una bula papal de 1484 de Inocencio VIII, en la que se denuncia la situaci¨®n conflictiva en la que se cre¨ªa que estaba entrando Alemania por los pactos con el demonio y la brujer¨ªa. "La tremenda preocupaci¨®n ante lo demoniaco se incrementa notablemente a finales del siglo X", resalta Fern¨¢ndez ?lvarez.
La madre soltera: "Su padre las obligaba en la mayor¨ªa de los casos al abandono del ni?o. Se escond¨ªa el embarazo, las mujeres se manten¨ªan ocultas en habitaciones interiores durante el ¨²ltimo periodo del embarazo. Despu¨¦s se realizaba un infanticidio indirecto: se abandonaba la criatura a la puerta de la iglesia o, algunas veces, en las calles". Y se produce entonces una necesidad social, que una instituci¨®n se haga cargo de esos ni?os abandonados, y hay un registro de ni?os abandonados, que lleva generalmente el can¨®nigo. Esta situaci¨®n da lugar, seg¨²n explica el profesor, "a un mundo de horrores que aparece en los relatos de aquel tiempo, como ni?os abandonados en la calle devorados en parte por perros o reci¨¦n nacidos que mueren en la calle por el fr¨ªo de la noche". Las grandes mujeres: "La mujer en el siglo XVI demuestra que, si se le daba un grado de responsabilidad, ejerc¨ªa una funci¨®n a alto nivel de una gran competencia", concluye Fern¨¢ndez ?lvarez. "Est¨¢ Juana la Loca, la mujer maltratada por el poder de turno, por su marido, Felipe el Hermoso; por su padre, Fernando, y algo menos por su hijo Carlos V. Y tambi¨¦n hay que mencionar a la emperatriz Isabel, que era la perfecta casada en tiempos de Carlos V. Fue la gran madre de familia que educ¨® a sus hijos directamente".
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