Nuevos datos implican al El¨ªseo en el cobro de comisiones ilegales
El general Philippe Vougny, consejero militar del presidente Fran?ois Mitterrand, reclam¨®, en junio de 1992, el pago de 160 millones de francos (unos 4.000 millones de pesetas) a Alain G¨®mez, entonces presidente-director general de Thomson-CSF, compa?¨ªa que acababa de vender 16 fragatas a Taiwan por un valor de 16.000 millones de francos (400.000 millones de pesetas). La reclamaci¨®n se hac¨ªa en nombre de una tercera red de intermediarios, red que se supon¨ªa hab¨ªa intervenido de manera decisiva para lograr la autorizaci¨®n de la venta, antes vetada por el propio Mitterrand y por el titular de Exteriores de la ¨¦poca, Roland Dumas.
Unos papeles intervenidos ahora por los jueces prueban que Alain G¨®mez se neg¨® a satisfacer la demanda del general Vougny. G¨®mez estaba convencido de que "el destino final" de los fondos "iba a ser franc¨¦s" y no crey¨®, pues, en tanto que presidente-director general de una empresa nacionalizada, que entrase entre sus obligaciones el tener que sobornar autoridades galas. El militar consejero de Mitterrand aseguraba que los destinatarios de los millones eran los miembros de la sociedad suiza Frontier AG Bern y dijo que "el presidente deploraba que ciertos compromisos adquiridos respecto a Taiwan no fuesen respetados". A?os m¨¢s tarde se ha descubierto que esa sociedad fantasmal helv¨¦tica ten¨ªa dos ¨²nicos socios, Christine Deviers-Joncour, amante entonces de Roland Dumas y autora ahora de un libro autobiogr¨¢fico titulado La puta de la Rep¨²blica, y Alfred Sirven, alto ejecutivo del grupo petrol¨ªfero Elf, sobre el que hoy pesa una orden de busca y captura internacional.
Los datos ahora revelados por el diario Le Monde establecen por primera vez un v¨ªnculo escrito entre el palacio del El¨ªseo y el reparto de comisiones entre personalidades francesas. No queda establecido, en cambio, que el presidente Mitterrand supiera que Sirven, Deviers-Joncour y, a trav¨¦s de ella, Dumas, eran los beneficiarios de estas decenas de millones, pero las sospechas al respecto se acrecientan, y con mucho fundamento.
Los millones que G¨®mez no quiso desembolsar en nombre de Thomson-CSF los acab¨® pagando Elf, sociedad que, desde su creaci¨®n por el gaullismo bajo el nombre de ERAP, siempre ha tenido fama de servir tambi¨¦n para financiar corrupciones diversas, sobre todo en ?frica.
Operaci¨®n Bravo
Las otras redes de intermediarios a las que hac¨ªan referencia G¨®mez y otros ejecutivos de Thomson-CSF en los papeles ahora en manos de las jueces Eva Joly y Laurence Vichnievsky, y de su colega R¨¦naud van Ruymbeke, son la de contactos ante las autoridades de Taiwan y la destinada a convencer, v¨ªa corrupci¨®n, a ciertos funcionarios de la Rep¨²blica Popular China.Las fragatas fueron vendidas en su d¨ªa por Thomson-CSF, dentro de una operaci¨®n bautizada como Bravo, porque Francia no manten¨ªa relaciones diplom¨¢ticas con Taiwan y preferia, por lo tanto, dejar que fuese una empresa en vez de la muy oficial Direction des Constructions Navales (Direcci¨®n de Construcciones Navales), dependiente del Ministerio de Defensa, la que protagonizase la transacci¨®n.
La red A, la de Taiwan, dirigida por Andrew Wang, personaje "que ten¨ªa contactos de alto nivel con la presidencia taiwanesa", se llev¨® 3.000 millones de francos franceses (unos 75.000 millones de pesetas) de comision; la dirigida por Lily Liu desde Hong-Kong y Pek¨ªn fue menos voraz y absorbi¨® 80 millones de francos franceses (unos 2.000 millones de pesetas), a pesar de que, en palabras del propio G¨®mez, "ha dado pruebas de su eficacia".
El segundo septenato de Mitterrand, marcado por la enfermedad y la progresiva p¨¦rdida de control del presidente sobre su entorno pr¨®ximo, pasar¨¢ a la historia tambi¨¦n como un periodo turbio, de corrupciones y enriquecimientos vertiginosos.
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