Un espa?ol concebido en el infierno
Una inmigrante de Sierra Leona espera que el nacimiento de su hijo en Algeciras sea el final feliz de su huida
Sandra nunca imagin¨® que su viaje desesperado a trav¨¦s de medio continente africano en busca de un pa¨ªs en el que se viviera mejor, en el que los miedos y las hambrunas de la guerra no fueran m¨¢s que un recuerdo amargo, acabar¨ªa con ella y su beb¨¦ como objetivo de decenas de micr¨®fonos y c¨¢maras de televisi¨®n. Esta joven de 20 a?os, que asegura ser originaria de Sierra Leona, relataba ayer, cabizbaja y t¨ªmida ante el despliegue medi¨¢tico, su particular aventura, que comenz¨® hace casi un a?o en el ?frica subsahariana y que el pasado lunes culminaba con el alumbramiento de su hijo, en el hospital Punta Europa, de Algeciras. Un var¨®n, concebido en pleno viaje, en un verdadero infierno hacia lo desconocido, que las circunstancias han querido que viera la luz en suelo espa?ol y por el que Sandra est¨¢ dispuesta a luchar para quedarse en nuestro pa¨ªs. "Le pido al Gobierno espa?ol que permita que mi hijo se pueda quedar conmigo y que me ayude a m¨ª", se?al¨® Sandra en su comparecencia de ayer, porque "Espa?a es un buen sitio y hay buenas personas".Sandra asegura que lo pudo comprobar ya en el propio hospital, donde afirma haber hecho algunos amigos, y al que fue trasladada despu¨¦s de ser interceptada el pasado d¨ªa 8 en Tarifa junto a otras 190 personas que pretend¨ªan alcanzar el tan ansiado sue?o europeo.
Esta joven subsahariana asegur¨® que hu¨ªa, como otros muchos, de los sangrientos conflictos que sufre su tierra, donde "la gente se est¨¢ muriendo".
Con estas nulas perspectivas de futuro, Sandra puso todas sus esperanzas en este viaje, que comenz¨® acompa?ada de su marido y de algunos hermanos, a los que asegura no haber vuelto a ver. El tortuoso recorrido -tal y como se dej¨® entrever en su breve relato, cargado de importantes lagunas y lleno de frases entrecortadas- hizo que el grupo con el que comenz¨® su periplo se fuera desperdigando a lo largo de media ?frica.
No cabe duda de que sinti¨® miedo en muchas ocasiones y, sobre todo, un enorme cansancio que, a veces, seg¨²n apunt¨®, le imped¨ªa caminar mientras pensaba en la nueva vida que crec¨ªa en su interior.
Asegur¨® que no recordaba qu¨¦ camino sigui¨®, ni desde d¨®nde embarc¨® con destino a las costas espa?olas, como si hubiera tenido un mal sue?o. A la pregunta de cu¨¢nto desembols¨® para realizar este viaje, se limit¨® a apuntar: "No money", e insisti¨® en que no pag¨® ning¨²n dinero. La sinceridad es algo que suele surgir de la confianza y a Sandra a¨²n le queda mucho que olvidar para empezar a abrirse.
El hecho de que su beb¨¦ haya nacido en Espa?a, a pesar de que su madre sea una inmigrante indocumentada, hace que Sandra centre sus esperanzas en la "clemencia" de las autoridades para poder quedarse como otra ciudadana m¨¢s en Espa?a, donde espera que alg¨²n d¨ªa pueda reunirse con su marido, al que "perdi¨® de vista" en alg¨²n punto de un continente al que no quiere regresar.
Podr¨ªa ser una historia m¨¢s de quien intenta cambiar radicalmente su vida, pero es la de Sandra, de la que s¨®lo conocemos su nombre, lugar de nacimiento, un hijo y una terrible experiencia que muchos est¨¢n dispuestos a repetir. De hecho, se repite cada d¨ªa.
Otras cuatro mujeres m¨¢s, de origen subsahariano, permanecen en el citado hospital algecire?o despu¨¦s de ser localizadas sin papeles en las costas gaditanas. El pasado lunes, una de ellas tambi¨¦n vio nacer a su hijo en Espa?a, como Sandra.
La ¨²ltima subsahariana embarazada que fue hospitalizada lleg¨® al Punta Europa el pasado mi¨¦rcoles. Ese mismo d¨ªa, en el que fue detenida dentro de un contingente de 163 indocumentados, dio a luz tras ser trasladada de urgencia, puesto que ya presentaba dolores de parto. Las otras dos inmigrantes embarazadas en el hospital se encuentran en el quinto y el octavo mes de gestaci¨®n.
De momento se desconoce no s¨®lo qu¨¦ ocurrir¨¢ con la situaci¨®n de Sandra, sino con las de todas estas mujeres.
En las expediciones de inmigrantes cada vez hay m¨¢s mujeres y m¨¢s embarazadas. Hay quienes aseguran que llegan encintas y a punto del parto en un intento de que sus hijos nazcan en Espa?a y as¨ª poder quedarse. Otros, sin embargo, se inclinan por pensar que los subsaharianos, a diferencia de la mayor¨ªa de los magreb¨ªes, vienen para quedarse y, por lo tanto, se traen sus familias. Lo que est¨¢ claro es que, fruto de esas expediciones, se est¨¢n produciendo alumbramientos de ni?os, espa?oles por nacimiento y concebidos en un viaje desde el infierno.
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