Nostalgia de un partido en blanco y negro
Hay fotograf¨ªas de cuando la guerra, de cuando la clandestinidad, de cuando el triunfo y de cuando la muerte. Son retratos a color y en blanco y negro de Ram¨®n Rubial, el hist¨®rico dirigente socialista fallecido en 1999. Alguien, con la mejor intenci¨®n, los ha colocado en los pasillos del 35? congreso del PSOE para homenajear su recuerdo, pero las fotograf¨ªas -instrumentos de la memoria al fin y al cabo- se antojan ahora demasiados crueles al compararlas con el presente. Hay una, de 1986, en la que posan juntos Alfonso Guerra, Felipe Gonz¨¢lez, Ram¨®n Rubial y Txiqui Benegas. Los socialistas llevaban cuatro a?os en el poder y no se atisbaban nubes en el horizonte.Ayer, aquella fotograf¨ªa hubiese sido imposible de hacer. No est¨¢ Rubial, el verbo mandar se conjuga en pasado remoto y Felipe y Guerra s¨®lo aparecen juntos en las hemerotecas. A falta de espejos en los pasillos del congreso, la galer¨ªa de retratos devuelve la imagen de una ¨¦poca que acaricia y hiere al mismo tiempo.
?D¨®nde est¨¢ la l¨ªnea que separa lo que el PSOE quiere ser y lo que es en realidad? Ayer, al menos, esa frontera se hizo visible a la hora del almuerzo. Antes de las dos, dirigentes en funciones, delegados y simpatizantes asistieron a una inauguraci¨®n prometedora. Funcion¨® la terapia del aplauso. Se palme¨® con fuerza la presencia de los invitados extranjeros, de los representantes del espect¨¢culo, el arte y la literatura que por all¨ª se pasaron. Si se puede hacer caso de la intensidad de los aplausos, los socialistas siguen sinti¨¦ndose m¨¢s cerca del Frente Polisario que del r¨¦gimen de Rabat, de Cuba que de China, de Par¨ªs que de Londres. Si tambi¨¦n hay que hacer caso a lo que se vivi¨® despu¨¦s del caf¨¦, la copa y el puro, la lectura es otra muy distinta. Lo que de ma?ana fue aplauso abierto -al compromiso de Gila, a la apostura de Miguel Bos¨¦, a la buena letra de Mu?oz Molina-, por la tarde se convirti¨® en cuchicheo secreto. Las puertas del sal¨®n de actos, de par en par por la ma?ana, se cerraron a cal y canto. Tambi¨¦n se clausuraron a los ojos del curioso todos los despachos donde se pudiera estar decidiendo algo. Por si fuera poco, el palacio de congresos de Madrid es un gran laberinto de m¨¢rmol blanco donde todo el mundo sabe lo que se puede saber -d¨®nde est¨¢ el bar, d¨®nde la tienda de recuerdos, d¨®nde el auditorio-, pero nadie lo que no conviene: ?d¨®nde est¨¢ el despacho de Felipe Gonz¨¢lez? ?por d¨®nde saldr¨¢ Alfonso Guerra? ?Y Almunia?
A falta de noticias, rumores. "?Sabes que nosotros?", intentaba intoxicar a un periodista un partidario de Bono, "?ya tenemos al 70% de los delegados y Zapatero s¨®lo al 20%?". "?Sabes que Bono s¨®lo tiene un 20%, y nosotros un 70%?", replicaba un rato despu¨¦s un partidario de Zapatero con sim¨¦trica coincidencia. ?Los dos mayor¨ªa absoluta? ?Tambi¨¦n los dos derrota estrepitosa? ?C¨®mo es posible? Un alcalde de la provincia de Madrid intentaba consolar al despistado: "No te preocupes: es que en el PSOE hay mucha gente de letras y se l¨ªan con los porcentajes".
Tambi¨¦n hay quien se tropieza con el pasado m¨¢s reciente. A Abdul-Lah Larabe, representante del Frente Polisario, le emocion¨® el aplauso tan cerrado de los delegados socialistas, pero, aun a riesgo de ser descort¨¦s, record¨®: "A los partidos -tambi¨¦n al PSOE-, les gusta apoyarnos cuando est¨¢n en la oposici¨®n, pero cuando llegan al Gobierno, los lazos con el rey de Rabat siguen siendo demasiado fuertes". Invitados, amigos todos, de la Uni¨®n Patri¨®tica del Kurdist¨¢n, de la Corriente Socialista Democr¨¢tica Cubana, de la Uni¨®n Revolucionaria Nacional Guatemalteca, pero ninguna presencia relevante de la socialdemocracia europea. En eso, y tambi¨¦n en detalles menos importantes, se ve que el PSOE atraviesa horas bajas. Tan preocupados por la guerra interna, apenas se preocuparon del protocolo. Un rector de una universidad madrile?a se quejaba de que en su invitaci¨®n s¨®lo pusiera algo as¨ª: "Queda usted invitado al acto de apertura del XXXV Congreso Federal del PSOE". Nada m¨¢s. Ni d¨ªa, ni hora, ni lugar donde sentarse. Otro de los damnificados por la aparente improvisaci¨®n fue Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, el secretario general de CC OO. Si no llega a ser por el capote que le ech¨® su hom¨®logo de UGT, C¨¢ndido M¨¦ndez, se queda en la calle, bloqueado por la f¨¦rrea seguridad que aconsejan las circunstancias. Hubo quien se acord¨® de los tiempos en que Alfonso Guerra atornillaba cada detalle para no dejar espacio a la improvisaci¨®n. Ayer, por no estar, nadie estaba seguro ni de qui¨¦n ser¨ªa la llave de la secretar¨ªa general.
Ni de Fern¨¢ndez, ni de Bono, ni de Zapatero, ni de D¨ªez. Ayer, lo suyo era tener una fotograf¨ªa, un abrazo, unas palabras de Jos¨¦ Asenjo, el dirigente del PSOE de M¨¢laga que sobrevivi¨® el mi¨¦rcoles a un atentado de ETA. Vestido de azul, con la credencial roja de delegado colg¨¢ndole del cuello y una sonrisa que no se le iba del rostro, Asenjo disfrut¨® en grande de su vida reci¨¦n estrenada. Un destacado militante del PSOE de Andaluc¨ªa dec¨ªa en voz baja muy cerca de ¨¦l: "Est¨¢ feliz de poder estar aqu¨ª despu¨¦s de un susto tan grande. A¨²n no ha bajado de la nube, esperemos que no baje; de eso nos encargaremos todos".
Los socialistas -ya lo dijo Manuel Chaves en su discurso inaugural- est¨¢n muy dolidos con la actitud de Aznar con respecto al terrorismo de ETA. Con la de ahora y con la de antes. El entonces l¨ªder de la oposici¨®n critic¨® al gobierno de Gonz¨¢lez por la hipot¨¦tica descoordinaci¨®n policial que permiti¨® el atentado de Callao, el asesinato de Francisco Tom¨¢s y Valiente, la masacre de Vallecas. Ayer, para no copiar fallos de otros, los socialistas se preocuparon mucho de no convertir a Asenjo en h¨¦roe o v¨ªctima. Pero cuando el malague?o entr¨® en el sal¨®n de actos casi se cae del aplauso. Muchos le dieron la enhorabuena. Otros, las gracias por estar vivo. Por asistir al congreso aun en contra de la voluntad de su asesino.
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