Noche de Beck y Pet Shop Boys
La primera velada oficial del festival convoca a 7.000 espectadores en Asturias
El californiano Beck encandil¨® a los 7.000 espectadores que gozaban el viernes de la hermosa noche asturiana en la primera jornada oficial del Festival Doctor Music 2000. Con el dise?o esc¨¦nico de las presentaciones de su ¨²ltimo disco, Midnite Vultures, aunque con un repertorio considerablemente m¨¢s reducido, Beck volvi¨® a dar una idea de lo que es el espect¨¢culo moderno en m¨²sica. Poco despu¨¦s, Chris Lowe y Neil Tennant, los miembros de Pet Shop Boys, mostraron que, a pesar de que lo suyo es la discoteca con bola en el techo, al aire libre lo pueden hacer igual de bien.
Presi¨®n
Lo malo de estos macroconciertos es que, o bien uno es muy joven y tiene mucha hambre de m¨²sica, o bien hay que estar loco de remate para enfrentarse al calor reinante y tratar de seguir el cartel paso a paso desde el principio hasta el final. Por ello siempre resulta m¨¢s ardua la labor de los grupos encargados de ponerse a la tarea cuando el sol pega y la temperatura no baja de treinta. De este modo, es obligatorio rese?ar la actuaci¨®n de los asturianos Zombi Zu y Stormy Mondays, quienes ofrecieron sus diferentes visiones del rock nada menos que a la una y las dos de la tarde y con un lorenzo cruel. Tras ellos fueron los madrile?os Meteosat quienes dieron una buena raci¨®n de su punki de color rosa, merced a las canciones de su primer y exitoso disco, Espunk!Otra visi¨®n del pop actual con ribetes depresivos y electricidad rabiosa fue la ofrecida por el tr¨ªo brit¨¢nico Muse, avalado por gran prestigio y por las canciones de su ¨¢lbum de deb¨², Showbiz, cuyos sonidos recuerdan la intenci¨®n de bandas hist¨®ricas como Radiohead.
Por fin se abri¨® el escenario central, el de la famosa Vaca, y fue la carism¨¢tica y siempre personal Ani Difranco la encargada de inaugurarlo, acompa?ada de una banda que supo dar intensidad a sus, ya de por s¨ª, concentradas canciones. El repertorio ofrecido rond¨® las 14 composiciones y en ¨¦l figuraban sus m¨¢s conocidas canciones, entre las que cabe resaltar por el talante convencido de su ejecuci¨®n Angry Anymore. Su p¨²blico estuvo entregado en todo momento, aunque tambi¨¦n hubo quien expres¨® que Ani funciona mejor en recintos reducidos y con la complicidad de quienes dominan mejor su m¨²sica plena de claves y sobreentendidos.
Cuando la tarde iba cayendo, muchos seguidores del rock duro lamentaban la inasistencia del veterano Robert Plant, que fue unos de los descolgados del cartel junto a grupos como Les Rythmes Digitales y Rae & Christian. No obstante, la pena se les debi¨® pasar cuando en el escenario Bufalo Space fueron teniendo buenas exhibiciones de lo que les gusta a cargo de otro legendario, Henry Rollins, y, sobre todo, una de las sorpresas de la velada: los noruegos Gluecifer, quienes ofrecieron una extraordinaria descarga de rock setentero y prepunki a los acordes de su tercer elep¨¦, Tender is the Savage. Una tremenda y agradable sorpresa a la que, desafortunadamente, no acompa?¨® del todo el sonido: les faltaba presi¨®n.
Presi¨®n era precisamente la que tuvo el californiano Beck, quien encandil¨® a los 7.000 espectadores que en ese momento gozaban de la hermosa noche asturiana y de lo especial de su m¨²sica. Con el dise?o esc¨¦nico ofrecido en las presentaciones hechas este a?o en Espa?a de su ¨²ltimo disco, Midnite Vultures, Beck volvi¨® a dar una idea de lo que es el espect¨¢culo moderno en m¨²sica, aunque para ello haya que vampirizar claramente a otros artistas como Sly Stone, Prince e, incluso, hasta a las estrellas del glam brit¨¢nico de los setenta. Hubo baile, electricidad, momentos de intensidad vocal en falsete y diversi¨®n, lo cual hizo que el cansancio se fuera olvidando y las ganas de lanzar los pies al baile hicieran olvidar cualquier tipo de rendici¨®n. Entre las canciones a las que este rubio con cara de angelito y aspecto anti-moda supo sacar mejor partido, cabe destacar el himno Loser, el delirio caribe?o Tropicalia o el tremendo rock de Pressure Zone. La atm¨®sfera estaba ya a esas horas de la noche suficientemente caldeada, algo ideal para combatir el manto de humedad que comenzaba a caer a esas horas y que amenazaba con calar a los que no hab¨ªan tenido la previsi¨®n de echar una cazadora en la bolsa. Pero en eso lleg¨® el d¨²o Pet Shop Boys y su tecno-petarda plagado de ¨¦xitos se hizo due?o de la noche asturiana. A pesar de que su puesta en escena y repertorio eran m¨¢s simples y cortos que los observados en la pasada presentaci¨®n de su ¨²ltimo disco, Nightlife, Chris Lowe y Neil Tennant supieron estar a la altura exigida y, a pesar de que lo suyo es la discoteca con bola en el techo, mostraron que al aire libre lo pueden hacer igual de bien. L¨¢stima que los cuerpos no ofrecieran ya un estado como para disfrutar a tope de temas como Let to my own devices, Breaking my heart o New York city boys, pero el buen sabor de boca lo dejaron y puede decirse que, junto a Beck, marcaron el punto de inter¨¦s musical m¨¢s alto en la primera velada de este Doctor Music asturiano.
Guerra de cifras
Siempre le gusta a un promotor escuchar lo que quiere o¨ªr y, tal vez, ¨¦l mismo repite con la esperanza de que se haga realidad. M¨¢xime cuando se habla de asistentes a festivales de este tipo, en los que se juegan cantidades inmensas de dinero y la posibilidad de volverlo a realizar el a?o siguiente. Ese estr¨¦s de quien cr¨ªa dinosaurios con la esperanza de que sigan creciendo y creciendo choca a veces, y de modo desabrido, con los datos. La organizaci¨®n de Doctor Music y los responsables del Principado ofrecieron el viernes por la ma?ana una rueda de prensa en la que se ofrecieron cifras de acampada y compra de abonos que luego parecieron verse algo cuestionadas con el aspecto que iba ofreciendo el recinto a lo largo del d¨ªa: 12.137 abonos vendidos y 5.000 acampados el jueves. Sin embargo, a Ani Difranco la ve¨ªan en directo unas 2.000 personas, con Beck no llegaban en ning¨²n caso a las 10.000, y luego se hizo de noche y fue dif¨ªcil hacer ya c¨¢lculos. Sin ¨¢nimo de que nadie se sienta atacado o perseguido, tal vez ser¨ªa m¨¢s cabal tirar un poquito por lo bajo para no quedar en evidencia, o no tener que acabar admitiendo cosas tan peregrinas como que -igual- a los acampados les dio por salir todos a la vez a por tabaco y por eso este cronista no les vio.
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